Washington

La guerra civil abierta en el Partido Republicano, el escándalo por el vídeo de Donald Trump de 2005 y el último cara a cara presidencial han catapultado en las encuestas a la candidata demócrata a la Casa Blanca, que ya saca una ventaja de 11 puntos sobre su rival. Hace dos semanas aparecían casi empatados.

Estas malas perspectivas han llevado al empresario a atacar de nuevo a su contrincante en su punto más débil: el interminable caso de los correos electrónicos de Hillary Clinton. Trump la acusa nada menos que de haber recibido información privilegiada del Departamento de Justicia mientras la estaban investigando. Aporta como prueba la última tanda de correos pirateados a los demócratas y difundidos por Wikileaks, lo que ha puesto al equipo de la aspirante demócrata la defensa en bandeja: “La culpa es de los rusos".

Las nuevas informaciones difundidas por la red de Julian Assange dan otra vuelta de tuerca al caso que lastra Clinton desde que inició su carrera presidencial, por haber usado su servidor de correo electrónico privado siendo secretaria de Estado para enviar información nacional comprometida entre 2009 y 2013. Hasta ahora la Administración Obama había negado cualquier tipo de interferencia en la decisión del FBI de no presentar cargos contra ella. Sin embargo, estos nuevos mensajes evidencian que miembros de su comité de campaña mantuvieron contacto con funcionarios del Departamento de Justicia mientras se llevaban a cabo las pesquisas.

En concreto, según recoge esta correspondencia, el 19 de mayo de 2015 el asesor de Clinton Brian Fallon admitía que recibió de "gente del Departamento de Justicia" información sobre la fecha de una de las audiencias de control sobre los miles de emails que Clinton borró de sus servidores privados. Se da la circunstancia de que Fallon había ejercido de portavoz de dicho organismo público en el pasado.

Con esta evidencia, Jason Miller, portavoz de la campaña de Trump, se ha lanzado al ataque, asegurado que estas revelaciones “ponen en cuestión toda la investigación", mientras que el magnate ha calificado la noticia de "increíble" a través de Twitter.

Esta polémica centró prácticamente toda la intervención del candidato republicano durante su mitin de Florida, calificando de “corrupción” lo desvelado por Wikileaks e insistiendo en que si es elegido presidente nombrará a un fiscal especial que investigue los hechos, como avanzó durante el debate, amenazando con llevarla a la cárcel si es culpable. No desaprovechó la ocasión tampoco para arremeter contra los miembros del Congreso, “todos, no sólo demócratas”, manteniendo así la guerra abierta que mantiene con su partido y, más recientemente, con su líder Paul Ryan.

Brutal Donald Trump Ad! Don't Let Her Fail Us Again

Wikileaks hizo pública este martes una tercera tanda de correos electrónicos de John Podesta, el actual jefe de campaña de Clinton. En total, son más de 1.190 que se suman a los más de 4.000 ya difundidos, y que prometen no ser los últimos, ya que la organización dice poseer cerca de 50.000 mensajes.

Estas filtraciones vienen poniendo en evidencia también ciertas contradicciones entre lo que Clinton ha defendido en su campaña y sus posiciones ante los gigantes de Wall Street, a los que en público dice que hará pagar más impuestos. “Hay que tener una posición privada y una posición pública”, señala la aspirante en uno de estos correos, mientras que en otro aboga por un "mercado común para todo el hemisferio, con libre comercio y fronteras abiertas”, cuando en sus mítines su postura sobre los acuerdos comerciales internacionales es bastante más comedida.

TRUMP NO ATRAE A MÁS MUJERES

Este escándalo es un balón de oxígeno para la candidatura republicana que, según el último sondeo divulgado por The Atlantic/PRRI, ha visto cómo la intención de voto de Clinton se sitúa en el 49%, frente a su 38%. El estudio ofrece datos interesantes, como que este vuelco responde a la toma de partido por parte de los votantes independientes.

Asimismo, llama la atención que el apoyo a Trump de las mujeres de raza blanca sin estudios universitarios se estanca, empatando con Clinton con un 40%. Esto podría explicarse por las desafortunadas declaraciones del republicano en 2005, especialmente teniendo en cuenta que los anteriores candidatos conservadores solían lograr amplias ventajas en este segmento: George W. Bush en 2004 sacaba 19 puntos, en 2008 John McCain, 17, y en 2012 Mitt Romney, 20 puntos.

El empresario sí que conserva su ventaja entre los votantes masculinos, con un 65% frente al 22% entre los varones blancos sin estudios, y un 46% frente a un 39% entre los universitarios.

La encuesta telefónica del Atlantic se realizó entre el 5 y el 9 de octubre, es decir, al tiempo que saltaba a los medios la polémica por la grabación en la que Trump alardeaba en lenguaje soez de poder hacer lo que quisiera con las mujeres por ser famoso. Se trata de una muestra de 1.327 adultos y cuenta con un margen de error de +/- 3,2%. Dicho esto, hay que tener en cuenta que los comicios norteamericanos se deciden en función de los resultados de cada estado, no por el cómputo de votos globales a escala nacional.

Así por ejemplo, ayer se conoció también una encuesta de Y2 Analytics, difundida por Deseret News, medio propiedad de la iglesia Mormona, que pronostica un empate entre Clinton y Trump con un 26% en Utah, con la independiente Evan McMullin en el 22% y el libertario Gary Johnson en un 14%. El dato es significativo dado que este estado es considerado feudo republicano donde los demócratas no logran una victoria desde hace décadas. Por cierto que su gobernador, Gary Herbert, retiró su apoyo al candidato conservador tras su último escándalo.

A la vista de estos resultados, parece que Trump va a volver a encomendarse al caso de los emails de la ex secretaria de Estado, que ya le sirvió durante el debate para desviar la atención sobre los problemas internos que agitan al Partido Republicano.

La estrategia de defensa de los demócratas pasa por insistier en la idea de que Rusia está cooperando con Trump para convertirle en presidente. El principal asesor de Clinton, John Podesta, víctima del robo de correspondencia, ha revelado que el FBI investiga el posible papel del gobierno de Vladimir Putin en el pirateo de miles de sus correos personales para, según su versión, entregárselos al equipo de Donald Trump. Vuelve así a blandir la teoría de que Moscú está más cerca de los postulados del republicano y de que existe algún tipo de “vínculo e interés en asuntos empresariales” del magnate con los rusos.

Hillary Clinton y Donald Trump durante el debate del domingo. Rick Wilking

El colaborador de Clinton incluso pone nombre al responsable y apunta directamente a Roger Stone, un asesor de Trump, que manifestó haber estado en contacto con el fundador de Wikileaks, Julian Assange. Pese a lo atractivo de la teoría, las únicas “pruebas circunstanciales” que esgrimen los demócratas se limitan a un tuit de agosto en el que Stone escribió que a Podesta le llegaba su hora, justo después de que Wikileaks robara miles de emails a los demócratas.

"Creo que es una suposición o conclusión razonable que el señor Stone y la campaña de Trump fueron advertidos de antemano de lo que iba a hacer Assange", aseguró a los medios Podesta mientras viajaba a bordo de avión de campaña de Clinton, ya de regreso de un mitin en Florida.

"He estado involucrado en la política durante casi cinco décadas, y ésta es sin duda la primera campaña en que he tenido que lidiar con los servicios de inteligencia rusos, que parecen estar haciendo todo lo posible en nombre de nuestro oponente”, añadió.

El FBI APUNTA A RUSIA

Podesta, hombre de confianza de la familia Clinton desde hace años, informó además de que habló con el FBI y desveló parte de aquella conversación. Según dijo, la agencia de seguridad habría admitido que la intrusión en su correo es parte de una investigación más amplia sobre las posibles ciberataques rusos. Eso sí, no quiso entrar a confirmar la autenticidad de los mensajes publicadas en los últimos días por las Wikileaks.

Stone contestó a través de The Associated Press, desmintiendo estas “infundadas y categóricamente falsas” acusaciones, que se vienen repitiendo insistentemente desde el lado demócrata.

El conflicto ya afecta incluso a las relaciones internacionales de EEUU. El gobierno americano ha responsabilizado directamente a Moscú de coordinar el robo y la divulgación de la correspondencia electrónica de los demócratas durante de su convención nacional. El canciller ruso Sergey Lavrov, en una entrevista con la CNN, lamentó estas acusaciones y recordó que por ahora nadie ha presentado “un solo hecho o una sola prueba” que las sustenten.

Mientras sigue este cruce de ataques a cuenta del robo de información confidencial, la batalla se libra también en las redes sociales, donde Trump se hecho con la atención mediática lanzando un agresivo anuncio que arremete duramente contra su rival, centrándose sobre todo en su estado de salud, mostrando imágenes en las que aspirante aparece cansada e incluso desmayándose. “No tiene la valentía, la fortaleza y el aguante necesario”, dice el comercial, que añade que “falló en cada momento como secretaria de Estado y ahora pretende ser presidente". Los republicanos están lanzados. Les quedan sólo 27 días para remontar las encuestas.