Unos 20 años después de que la justicia lo acusara, el dirigente serbobosnio Radovan Karadzic fue condenado este jueves por genocidio y crímenes bélicos y contra la humanidad en la guerra de Bosnia.

El Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia lo sentenció a 40 años de prisión como responsable de la masacre de Srebrenica -considerada la peor matanza en Europa desde la II Guerra Mundial- y el sitio de Sarajevo.

“El acusado era el único con poder para impedir el asesinato de los bosnios”, declaró uno de los jueces sobre el oscuro episodio ocurrido en 1995 en Srebrenica.

En julio de ese año, 8.000 hombres y niños musulmanes murieron a manos de fuerzas serbobosnias. Durante tres días los asesinaron y enterraron y hoy día alrededor de un millar de cuerpos siguen sin aparecer.

Por aquel entonces, Karadzic, de 70 años, era el máximo líder de los serbobosnios.

El Tribunal de La Haya también lo culpa del sitio de Sarajevo, que se extendió durante años y en el que perecieron unas 12.000 personas. En total, la guerra de Bosnia se cobró aproximadamente 100.000 vidas.

El juicio de Karadzic ha durado casi 500 días repartidos a lo largo de cinco años seguidos por un año y medio de deliberación. Los fiscales lo acusaron de boicotear y obstruir las primeras audiencias del proceso, informa la BBC.

Ante el Tribunal, Karadzic se ha defendido a sí mismo y se ha presentado como un hombre tranquilo que se esforzó por la paz. “No supe de lo acontecido en Srebrenica hasta que llegué a La Haya”, dijo en 2012. Su defensa anunció el jueves que recurrirá la decisión del Tribunal.

Huida y nueva identidad

Cuando Karadzic, natural de Montenegro, vio que la justicia se cernía sobre él, se esfumó. Entonces el también psiquiatra y poeta asumió una nueva identidad: Dragan Dabic. Dabic se dedicaba a la medicina alternativa en Belgrado, capital de Serbia. Se dejó crecer el pelo y la barba hasta hacerse casi irreconocible.

Lo apresaron en 2008 y fue llevado a La Haya para comparecer ante el Tribunal, que también juzga al general Ratko Mladic, brazo ejecutor de Karadzic que también se dio a la fuga.

Cuando Bosnia fue reconocida como Estado propio en 1992, Karadzic declaró la República Serbia de Bosnia con él como presidente. La guerra comenzó. Y cuando se firmaron los Acuerdos de Dayton para poner fin al conflicto en 1995, Karadzic no los respetó.

Frente a los jueces, Karadzic aseguró que los serbios necesitaban protegerse porque la etnia musulmana quería convertir el país en una república islámica. En el juicio, se tuvo que enfrentar a millones de páginas de pruebas contra él e innumerables testigos.

La noticia de su condena ha provocado reacciones diversas. El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Raad al Husein, ha celebrado la decisión de la Corte de La Haya: “Es especialmente simbólico, porque envía el mensaje claro de que no importa lo intocables que se crean, los perpetradores de estos crímenes deben saber que no escaparán a la justicia”.

Víctimas de los actos de Karadzic se han mostrado decepcionadas con el castigo, ya que esperaban la condena impuesta fuese la cadena perpetua. Además, se le ha exculpado de uno de los dos cargos de genocidio que encaraba.

"Sabemos y ha sido probado por enésima vez que en Srebrenica se cometió un genocidio, pero ¿qué pasó con los otros siete municipios?", dijo la representante de la asociación Madres de Srebrenica, Munira Subasic, en declaraciones citadas por Efe.

Sin embargo, a su edad, 40 años probablemente supondrán a Karadzic pasar el resto de su vida entre rejas.

Entre los serbios, hay quien ve en el Tribunal para la Antigua Yugoslavia un herramienta de Occidente que discrimina a esa minoría. Asimismo, Reuters informa de que algunos temen que su condena vulnere la República Serbia de Bosnia, que hoy día es una división administrativa de Bosnia-Herzegovina, Estado que recientemente pidió entrar en la Unión Europea.

La primera ministra de este territorio ha asegurado que el Tribunal se ha cebado con los serbios y que no le sorprendió el veredicto de los jueces. “La política internacional ha llevado a que los responsables se busquen sólo en un bando”, sentenció.

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