Bruselas

La cumbre entre la Unión Europea y Turquía de este lunes ha puesto de relieve las diferentes prioridades de los dos bandos. Para Bruselas, lo más urgente es frenar la llegada de refugiados a Europa, que ha desbordado y dividido a los países miembros. Pero el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, ha dejado claro que no sólo quiere hablar de inmigración irregular con los líderes europeos, sino sobre todo del proceso de adhesión de Turquía a la UE.

“Turquía está dispuesta a trabajar con la UE y está también dispuesta a ser miembro de la UE”, ha proclamado Davutoglu. De hecho, una de las nuevas exigencias que ha planteado el Gobierno de Ankara como contrapartida a cambio de readmitir a todos los refugiados que lleguen a las islas griegas, incluso a los sirios, es acelerar las negociaciones de adhesión. Consciente de ser un socio imprescindible para la UE en la crisis de refugiados, Turquía usa su posición de fuerza para tratar de desbloquear las conversaciones. ¿Pero cuáles son los problemas de la candidatura europea de Turquía?

¿Desde cuando negocia Ankara su entrada en la UE?

Turquía presentó su petición formal para entrar a la entonces Comunidad Económica Europea en 1987. Pero los socios europeos ni siquiera la reconocieron como país candidato hasta 1999. Las negociaciones de adhesión empezaron seis años más tarde, el 3 de octubre de 2005, al mismo tiempo que con Croacia. Croacia entró en la Unión Europea en julio de 2013. Sin embargo, las conversaciones con Ankara apenas han avanzado. De los 35 capítulos que deben acordarse, sólo se han empezado a discutir 15 y únicamente se ha cerrado uno, aunque de forma provisional.

¿Por qué se bloquearon las negociaciones?

El principal factor que explica el bloqueo de las negociaciones es la negativa de Turquía a reconocer a Chipre. Las tropas turcas ocuparon el norte de la isla en 1974, en respuesta a un golpe de Estado orquestado por la junta militar griega, que pretendía la anexión de Nicosia. Desde entonces, la isla está dividida y Ankara sólo reconoce a la parte norte. El portavoz de Davutoglu ha pedido este lunes separar las conversaciones con la UE de las negociaciones que se están llevando a cabo para la reunificación de Chipre.

El Gobierno de Ankara tampoco cumple los requisitos en materia de derechos humanos que pide la UE para avanzar en las negociaciones. En su último informe de noviembre de 2015, la Comisión Europea critica la “evolución negativa” en Turquía en lo que se refiere al respeto del estado de derecho y del imperio de la ley. A Bruselas le preocupan los ataques a la independencia judicial y a la libertad de la prensa, así como la ruptura del proceso de paz con los kurdos. El último episodio ha sido la intervención la semana pasada del diario crítico Zaman, que inquieta a los líderes europeos.

Finalmente, algunos estados miembros creen que Turquía nunca podría llegar a ser un miembro de pleno derecho de la UE por sus diferencias culturales e incluso religiosas. Es la tesis que defendía hasta hace muy poco la canciller alemana, Angela Merkel, que abogaba por ofrecer como alternativa a Ankara una “asociación privilegiada”, similar a la que tienen Marruecos o Israel.

¿Qué pide ahora Turquía?

A cambio de su ayuda para frenar la llegada de refugiados a la UE, Davutoglu ha pedido este lunes a los líderes europeos acelerar la apertura de nuevos capítulos de negociación. En diciembre ya se desbloqueó el referido a la política económica y monetaria. Ahora Ankara reclama empezar a dialogar sobre otros cinco capítulos, entre ellos el de justicia, libertad y seguridad. También ha exigido más dinero (3.000 millones de euros, que se sumarían a los 3.000 ya acordados) y suprimir la exigencia de visado a los turcos que viajen al espacio Schengen desde junio de 2016.

¿Qué posibilidades hay de que se aceleren las negociaciones?

La presión de la crisis de refugiados ha hecho que Merkel flexibilice su postura. En una visita a Turquía en octubre del año pasado, la canciller se comprometió a acelerar las conversaciones de adhesión si Ankara ayudaba a frenar el flujo de migrantes. Pero todavía no ha respaldado en público la opción de una Turquía como miembro pleno de la UE.

Además, Chipre seguirá vetando el cierre de nuevos capítulos, al menos hasta que se logre la reunificación. Y cuenta con el apoyo de otros países escépticos, como Francia o Bélgica. Así que lo más probable es que las negociaciones para la entrada de Turquía en la UE sigan avanzando muy lentamente.

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