Si alguien sabe dar titulares, ése es Donald Trump. El magnate inmobiliario que ha ganado el Supermartes republicano copa habitualmente las portadas de la prensa mundial sobre las primarias de Estados Unidos con sus polémicas declaraciones. Pero sus principales competidores en la carrera por la nominación del Partido Republicano, los senadores Ted Cruz y Marco Rubio, aunque menos mediáticos, tampoco se quedan atrás con sus propuestas conservadoras.

Una comparativa de los programas electorales de los candidatos y las medidas que han descrito en sus intervenciones públicas muestra que Trump no es necesariamente el más radical en las primarias republicanas. Los expertos subrayan, sin embargo, que su falta de trayectoria legislativa y sus constantes cambios de opinión impiden saber con claridad qué legislación buscaría implantar si llegara a presidente.

Inmigración: empate

Desde el primer día de campaña, Trump ha hecho de la lucha por frenar la inmigración, legal e ilegal, uno de sus estandartes. “Construiré un gran, gran muro en nuestra frontera sur y haré que México lo pague”, prometió el día que presentó al mundo su candidatura.

Los ataques contra los inmigrantes forman parte de la marca electoral de Trump. En su programa, el multimillonario defiende retirar la nacionalidad por nacimiento, cortar financiación a las llamadas “ciudades santuario” que no persiguen a extranjeros indocumentados, triplicar el número de agentes de Inmigración, mantener a los inmigrantes ilegales detenidos mientras aguardan una audiencia judicial, deportar los extranjeros con historial delictivo, aumentar los requisitos para obtener visados y obligar a las empresas nacionales a dar prioridad a trabajadores estadounidenses a la hora de contratar.

Ahora bien, aunque los senadores Rubio y Cruz tengan raíces cubanas -Rubio incluso habla español con total fluidez-, los dos también quieren restringir la emigración a EEUU a toda costa.

El programa de Rubio es casi idéntico al de Trump. De ser elegido presidente, Rubio cerrará el grifo de dinero a las “ciudades santuario”, contratará a 20.000 nuevos agentes fronterizos, deportará a los “delincuentes” extranjeros y dedicará 4.000 millones de dólares a instalar cámaras y sensores en la frontera. Rubio quiere completar 700 millas (1.125 kilómetros) de vallas y muros en el borde con México y contrarrestar las acciones ejecutivas del presidente, Barack Obama, para permitir que millones de indocumentados puedan permanecer en EEUU.

Por su parte, Cruz asegura que “tenemos que asegurar la frontera de una vez por todas, tenemos que parar la amnistía de Obama y hacer cumplir la ley”. La mayoría de las medidas que promueve son las mismas que apoyan los otros dos candidatos: multiplicar por tres el número de guardias fronterizos, reforzar la tecnología de vigilancia en la frontera, detener a los indocumentados, acabar con los “santuarios” o eliminar el derecho a la nacionalidad por nacimiento para los hijos de inmigrantes ilegales. Cruz también aboga por levantar “un muro que realmente funcione”, suspender por medio año el sistema H-1B de visados de trabajo para extranjeros para “investigar abusos” e incluso interrumpir la inmigración legal si hay mucho desempleo.

Armas de fuego: empate

Los tres candidatos defienden las armas de fuego y la Segunda Enmienda de la Constitución con vehemencia como forma de mejorar la seguridad ciudadana. Claro que Trump no tiene un historial como legislador que pueda respaldar lo que propone.

Trump argumenta en su programa que no deben existir limitaciones a la capacidad y tipo de arma de fuego que los ciudadanos quieran poseer. “La gente que obedece la ley debería poder tener el arma de fuego de su elección”, asegura el magnate en la página web de su campaña. Trump quiere que la gente pueda llevar su arma de fuego consigo a lo largo y ancho del país. El multimillonario aboga además por “arreglar” el sistema vigente de verificación de antecedentes penales de compradores de armas para que funcione como es debido en vez de expandirlo. También habla de mejorar el sistema de salud mental de EEUU para evitar accidentes.

Cruz fue premiado en 2010 por la Asociación Nacional del Rifle (NRA), el mayor grupo de presión a favor de las armas de fuego. Se ha comprometido a defender los derechos otorgados por la Segunda Enmienda si llega a presidente, tal y como ha hecho como legislador. “No se reduce el crimen violento quitándoles a los ciudadanos que respetan la ley el derecho a defenderse a sí mismos y a sus familias”, declaró. En el Congreso federal, Cruz ha intentado repeler toda nueva legislación encaminada a controlar la tenencia de armas. Ha votado para impedir la prohibición de armas con cargadores con más de diez balas y ha arremetido contra el tratado de venta de armas de Naciones Unidas.

La NRA valora con una “A” los esfuerzos de Rubio por promover la Segunda Enmienda. Rubio defiende que se puedan portar armas de un lado al otro del país, se ha opuesto a prohibir armas con grandes cargadores y al tratado de venta de armas de la ONU y promueve mejorar el tratamiento de enfermedades mentales en vez de aprobar más controles.

Política exterior: Rubio

En política exterior, los senadores hispanos están más lejos que Trump en el 'derechómetro'. Ambos abogan por tener un rol activo en el exterior para promover los valores democráticos en la tradicional línea republicana.

Muchas de las declaraciones en materia de política exterior de Trump van dirigidas a China, que entiende arrastra al abismo a la economía estadounidense con supuestas prácticas desleales. Trump aboga por declarar al gigante asiático un “manipulador de divisas” y obligarlo a sentarse a la “mesa de negociaciones”. Trump quiere que China respete las leyes de propiedad intelectual de EEUU y frenar la externalización allí de empresas norteamericanas. Pero Trump no parece tan inclinado a que EEUU tenga un papel militarmente proactivo en el extranjero. “No vemos mucho de ese elemento en Trump”, dijo a EL ESPAÑOL recientemente Peter Trubowitz, director del Centro para Estados Unidos de la London School of Economics.

Trump, aunque defiende reforzar el Ejército, habla de negociar con adversarios geopolíticos como Rusia “He oído que [el presidente ruso, Vladimir Putin,] quería reunirse conmigo”, dijo a NBC News. “Y me encantaría hacerlo si él quiere”.

Rubio, sin embargo, incluye en su programa “volver a situar la defensa de los derechos humanos y los principios democráticos como la doctrina central de la política exterior de Estados Unidos” y “repeler esfuerzos de grandes poderes por subyugar a sus vecinos más pequeños”. Aparte de dotar a los militares de más capacidad y fondos, el senador por Florida quiere “oponerse a cualquier violación de aguas internacionales, espacio aéreo, ciberespacio y el espacio exterior”. Además, quiere que la Sección 215 del Patriot Act, ley aprobada después de los atentados del 11-S, no caduque nunca. Este apartado permite al FBI exigir a compañías y organizaciones todo tipo de material e información.

Rubio es crítico también con el proceso de deshielo con Cuba iniciado por Obama y quiere volver a situar a la isla caribeña en la lista negra de países que apoyan el terrorismo. También quiere confrontar a China, instalar una política más agresiva de cara a Corea del Norte y encararse con Irán y Rusia. El senador también defiende incrementar la ofensiva de EEUU sobre el grupo terrorista Estado Islámico con tropas sobre el terreno.

Cruz argumenta que lo que “es mejor para Estados Unidos es mejor para el mundo” y quiere que el país sea un “faro”. Para lograr este objetivo, el senador por Texas propone deshacer lo hecho por el actual presidente -inclusive el pacto nuclear con Irán- y que EEUU ejerza liderazgo en el mundo; defender “con fiereza” los intereses del país y sus aliados; y reforzar el Ejército. Cruz llama a destruir el EI y mantener tropas estadounidenses en Oriente Medio. El apoyo a Israel es otra de las medidas defendidas por Cruz, una opinión que también comparte Rubio. Cruz, sin embargo, criticó la guerra de Irak, igual que Trump hizo en su día.

Impuestos: Cruz

Los tres candidatos republicanos quieren bajar radicalmente los impuestos a ciudadanos y compañías. Sin embargo, puede que el que ofrezca una bajada más radical sea Cruz.

Trump quiere que los ciudadanos que ganen menos de 25.000 dólares anuales o los matrimonios que generen menos de 50.000 no paguen impuestos. A partir de ahí, define tres tramos con sus respectivos porcentajes: 10%, 20% y 25%. El más alto se aplica a los ciudadanos que ganan más de 150.000 dólares o a los matrimonios que obtienen más de 300.000. Asimismo, Trump quiere que todas las empresas, sin importar su tamaño, paguen un 15% de sus ganancias en impuestos, el tipo impositivo más bajo que contempla el actual código fiscal para compañías.

Rubio quiere también simplificar la recaudación y bajar los impuestos sobre la renta. El hispano propone que hasta los 75.000 dólares para los individuos y 150.000 para los matrimonios se aplique un tipo del 15%. Pero para los ciudadanos que ganan más de 150.000 y los matrimonios que generan más de 300.000, el tipo sería del 35%, similar al porcentaje actual. Para las empresas, Rubio buscará que el tipo más alto sea del 25%.

Cruz, por su parte, quiere que sólo haya un tipo impositivo para los ciudadanos: 10%. Y para las empresas: 16%.

Sanidad: Cruz y Trump

La postura de Trump sobre cómo debe ser la sanidad en EEUU no está clara. De hecho, el programa en su web no tiene un apartado dedicado a este asunto. El magnate ha declarado en repetidas ocasiones que quiere derribar Obamacare, la reforma sanitaria del presidente Obama, una posición común entre los republicanos. Pero no ha especificado realmente qué quiere poner en su lugar, sólo que es “mucho mejor”.

En el debate republicano de la pasada semana, Rubio lo atacó por la vaguedad de su propuesta. El magnate dijo que el plan incluiría “deshacerse de las líneas que rodean cada estado”, en el sentido que las aseguradoras puedan ofrecer planes en todo el país sin estar sujetas a las normas de cada estado.

Cruz tampoco tiene un apartado de sanidad en su programa público, aunque sí ha hablado sobre sus intenciones en los debates. Al igual que Trump, Cruz aboga por contrarrestar Obamacare. Preguntado en un debate a finales de enero por qué pondría en su lugar, el senador por Texas defendió, como Trump, que los ciudadanos puedan comprar pólizas de un mercado nacional. Por otro lado, defendió “expandir las cuentas de ahorro sanitario”, que permiten guardar dinero con privilegios fiscales para gastos médicos y “trabajar para desligar la cobertura médica del empleo para que, si pierdes tu trabajo, te lleves contigo tu póliza de seguros”.

Rubio, por el contrario, sí tiene una sección dedicada a la sanidad en su programa y ha detallado en Politico cuáles serían los pilares de su plan de reforma. El primer paso sería tirar abajo Obamacare. A partir de ahí, Rubio proporcionaría créditos fiscales a los ciudadanos para comprar un seguro médico. El valor de los créditos aumentaría anualmente. Además, reformaría las regulaciones de las aseguradoras para abaratar los costes y permitiría a los ciudadanos con condiciones preexistentes recibir cobertura a través de fondos comunes de alto riesgo a nivel estatal.

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