París

La primera vuelta de las elecciones regionales francesas regaló una victoria histórica al Frente Nacional. El partido liderado por Le Pen lideró este 6 de diciembre seis de las trece regiones que conforman el hexágono, siendo el primer partido de Francia en 46 departamentos y más de 53% de las comunas.

Las reacciones de la oposición no se hicieron esperar. Poco después de las ocho de la tarde del domingo, los representantes socialistas y de la formación Los Republicanos expresaban en rueda de prensa su intención de combatir los ideales del Frente Nacional en la segunda vuelta, que tendrá lugar el 13 de diciembre. ¿Cómo evitar que la extrema derecha asegure su presidencia en territorios como la gran región del norte o el sudeste de país?

DOS ESTRATEGIAS, UN MISMO OBJETIVO

La estrategia a llevar a cabo para hacer frente a una victoria definitiva de las listas de extrema derecha causa desde este domingo la división interna en los dos partidos mayoritarios de país. La confusión reina en Los Republicanos, después de que el presidente de la formación, Nicolas Sarkozy, llamara a mantenerse con dignidad en la segunda vuelta, rechazando la retirada de cualquiera de las listas de su formación en las regiones en las que el Frente Nacional mantiene su posición de liderazgo. Esta firmeza no sólo entra en contradicción con uno de los partidos aliados a Los Republicanos en sus listas, (la formación centrista UDI), que ha reiterado su deseo de retirarse en todos los territorios en los que han llegado en tercera posición; también choca con la visión de la propia vicepresidenta delegada de Sarkozy, Nathalie Kosciusko-Morizet, que se ha unido al discurso pronunciado desde este domingo por muchos representantes socialistas, asegurando que “toda medida debe ser tomada” contra el Frente Nacional.

El analista político y especialista en procesos electorales Gaspard Estrada recuerda que en el caso de Los Republicanos, no se descarta que alguno de los representantes de regiones contradiga la línea marcada por Sarkozy, en tanto en cuanto ésta viene de un líder todavía por definir. “Si antes del domingo no hay discusiones que pongan en entredicho la estrategia de Sarkozy y que lleven a posibles escisiones dentro del partido, éstas tendrán lugar a lo largo de 2016 como preludio de las elecciones primarias”, asegura. Un problema de liderazgo al que no se enfrenta François Hollande, puesto que su papel como candidato socialista a la presidencial es todavía una evidencia cara a las elecciones de 2017. Para el analista político, la polémica en torno a la posición que hay que ejercer cara a la segunda vuelta de las regionales va íntimamente ligado al debate sobre la legitimidad de Nicolas Sarkozy antes de unas primarias que se acercan, pero todavía no han llegado.

Si Nicolas Sarkozy ha decidido mantener sus listas en todas las regiones y huir de estudiar caso por caso las posibles retiradas no es casualidad. “Hoy más que nunca intenta conquistar al electorado de la extrema derecha, aunque es una estrategia que también llevó a cabo en la elección presidencial de 2007 y que empieza a fallarle”, estima Estrada. “Nicolas Sarkozy es hoy rehén de su propio posicionamiento: ganar terreno al Frente Nacional cueste lo que cueste”, añade.

Por su parte, Hollande ha optado por invitar a retirarse de la segunda vuelta a los candidatos socialistas que han llegado en tercer lugar en una región liderada por el Frente Nacional, una estrategia tomada para ofrecer al ciudadano la posibilidad real de tumbar las listas de la extrema derecha. Una decisión que también ha sido tomada con la elección presidencial de 2017 en el horizonte. En efecto, se trata de un posicionamiento que, si a corto plazo significa no contar con ningún representante socialista en ninguna de las regiones en cuestión durante cinco años, también le permite a largo plazo construir un discurso coherente. Gaspard Estrada explica este análisis proyectándonos en una hipotética segunda vuelta de la elección de 2017, “en la que François Hollande considera que competirá contra Marine Le Pen, y no contra Los Republicanos”, matiza.

De este modo, la retirada en las regionales permitiría al líder socialista aludir a este movimiento estratégico llegado el momento de movilizar al electorado de derechas para combatir a un partido extremo. “Se trata de rendirse hoy ante la evidente ventaja del Frente Nacional para recordar a los franceses favorables a Sarkozy en la segunda vuelta de 2017 que el Partido Socialista fue capaz de retirarse para vencer a los extremos”, explica Estrada. El objetivo de Hollande a la hora de fijar la estrategia de la segunda vuelta regional es el mismo que el de Nicolas Sarkozy: llegar al Elíseo en 2017. Lo único que cambia es el camino utilizado para llegar a ello.

¿Logrará Hollande ejercer esta arriesgada línea en todos los territorios? Uno de los seis trofeos de los que el Frente Nacional puede jactarse tras este primer escrutinio es la región de Alsace-Lorraine-Champagne-Ardenne, al noreste del país. Allí, el número dos del partido y mano derecha de Marine Le Pen, Florian Philippot, ha logrado reunir a su favor más de 36% de los votos con una abstención de 52%, tres puntos más elevada que el dato nacional. En esta región, los socialistas llegan en tercera posición con 16,11% de las voces, detrás del Frente Nacional y también del candidato de Los Republicanos, que reúne casi 26% de los votos a su favor.

Así sucedió con la región encabezada por la propia Marine Le Pen (Nord-Pas-de-Calais-Picardie), y la liderada por su sobrina Marion Maréchal Le Pen (Provence-Alpes-Côte d'Azur). En ambos territorios, los representantes del Partido Socialista (que reunieron 18,12% y 16,52% de las voces respectivamente) han anunciado la desaparición de su candidatura para la segunda vuelta de las regionales. En cambio, la estrategia a llevar a cabo para combatir al Frente Nacional parece estar creando brechas en el seno de la formación socialista. Así, el candidato en Alsace-Lorraine-Champagne-Ardenne se ha negado a seguir la consigna dictada por la dirección nacional, y ha anunciado a RTL este lunes su intención de mantener la lista socialista en el territorio. Gaspard Estrada recuerda que el líder socialista de este territorio debe lidiar con dos frentes. Por un lado, el interés del partido a largo plazo, marcado por la línea aconsejada por Hollande. Por otro, las fuertes presiones que está recibiendo desde su base de militantes, que se niega a seguir este patrón, pues ésto significaría perder los cargos en el Consejo Regional, y por lo tanto sus puestos de trabajo.

El gran poder en la segunda vuelta de las regionales lo tendrán los abstencionistas del primer escrutinio, (esto es, los 22,3 millones de franceses que no se desplazaron a las urnas este 6 de diciembre). En 2010, la segunda vuelta logró movilizar a 51,21% de los franceses, cinco puntos más que en la primera. Un dato es clave para comprender por qué el electorado abstencionista optaría por movilizarse el próximo domingo: en 2010, el Frente Nacional se hizo con 11,4% de las voces, mientras que en 2015 ha logrado posicionarse como primer partido de Francia en el escrutinio regional, con cerca de 28% de los votos.

Noticias relacionadas