170 euros. Ése es el precio por el que salvaron la vida Ekaterina Gyunninen y su acompañante. Decidieron aprovechar la oferta de un vuelo de El Cairo a Moscú y sustituirlo por el que les había de llevar a San Petersburgo porque se ahorraban 170 euros. Realizaron el cambio en el último momento, según el relato de Russia Today.



“No sé qué habría sido de mi madre, mi padre, mi hermano y hermana si hubiera tomado ese vuelo. Es muy fuerte”, ha comentado la joven de Petrozavodsk, ciudad al noreste de San Petersburgo, al canal ruso.



En cuanto supo que el vuelo del Airbus A-321 se había estrellado en el Sinaí, llamó a su madre para avisarla de que estaba bien. “Podríamos haber estado en ese vuelo, podríamos haber muerto”, comenta aún impresionada.



Su vuelo a Moscú despegó tras diez horas de retraso provocado por el siniestro. Cuenta que los pasajeros iban en silencio, atentos a cualquier ruido, con la tragedia aérea muy presente en la que habían fallecido todos sus pasajeros y tripulantes.



Nail, cuya esposa sí viajaba en el vuelo de Kogalymavia (Metrojet), comentó a la agencia Reuters que sus hijos habían llegado en un vuelo anterior todos juntos. Pero ella tomó un vuelo posterior, el siniestrado. Yevgeny perdió a su hija y se enteró de la tragedia en el aeropuerto de San Petersburgo.



Son muy pocos los testimonios de los familiares o personas cercanas a la tragedia aérea de Metrojet que han trascendido. Este lunes llegan los últimos cuerpos repatriados de los rusos fallecidos a su país, informa EFE. De las 224 víctimas -incluidos 25 niños- todas poseían esta nacionalidad, excepto cuatro ucranianos y un bielorruso.

Los familiares alojados desde el fin de semana en un hotel cerca del aeropuerto de Pulkovo en San Petersburgo reciben ayuda de un grupo de psicólogos y deben enfrentarse ahora al proceso de identificación de sus seres queridos.



A pesar de que la compañía aérea ha señalado a un factor de “influencia externa” que hiciera estallar el avión en pleno vuelo, la Aviación civil rusa asegura que no hay datos que indiquen esto y el director de Inteligencia Nacional de EE UU, James Clapper, no ve ninguna prueba de que se trate de un ataque terrorista. Clapper ha afirmado que es altamente improbable, pero tampoco lo desecharía por completo. Se espera que las cajas negras del avión, ya recuperadas, ayuden a clarificar el suceso.

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