Durante el verano, todas las precauciones ante los posibles daños del sol se extreman. Las existencias de fotoprotector se agotan en farmacias y tiendas especializadas en belleza, las gafas de sol protagonizan looks y los sombreros y gorras toman importancia en los outfits.
Sin embargo, no solo en exterior hay que tomar estas medidas, sino que el astro rey también puede hacer de las suyas cuando se está a cubierto. Eso es lo que plantea esta semana Boticaria García en su pieza para Magas, en la que se plantea si la radiación solar atraviesa las ventanas.
De acuerdo con las palabras de la farmacéutica, los cristales que normalmente se emplean en coches, casas y oficinas bloquean la mayor parte de los rayos ultravioleta B (UVB), por lo tanto, no existe la posibilidad de enrojecerse, pero tampoco de sintetizar vitamina D.
No obstante, los conocidos como UVA sí que inciden en la piel incluso en estos casos. "No te vas a quemar, pero sí puedes verte atacada", comenta la divulgadora, relacionando la A que apellida a la radiación con la palabra arrugas, ya que puede desembocar en un envejecimiento prematuro.
En cualquier caso, no son estos los únicos rayos que hacen de las suyas a través de los cristales, porque la luz visible y la infrarroja también funcionan en la misma línea y las consecuencias de ello se traducen de forma similar para la tez.
La experta durante la grabación.
¿Cuál es la solución ante esto? Como de costumbre, en el término medio está la virtud. "Hay que garantizar una exposición al sol suficiente al aire libre para conseguir vitamina D", aclara Boticaria García.
Además, añade la coletilla de que lo idóneo siempre sería utilizar un fotoprotector adecuado, teniendo en cuenta las especificaciones de los expertos para cada tipo de piel y necesidades, para hacerlo de forma segura y saludable.
¿Luz azul?
Desde hace unos años, este concepto sobrevuela espacios de trabajo y ópticas, pero, ¿de qué se trata en realidad?
Es una franja del espectro de luz visible que se caracteriza por una longitud de onda corta y alta energía. Se encuentra tanto en fuentes naturales, como el sol, así como en artificiales, en especial en pantallas de ordenador y demás dispositivos móviles, luces LED y fluorescentes. Estas últimas pueden acarrear consecuencias negativas.
Daños cutáneos
Envejecimiento prematuro. Como menciona Boticaria García en el vídeo haciendo referencia a los rayos UVA, este tipo de radiación también provoca lo mismo, ya que puede penetrar en las capas más profundas de la piel, generando radicales libres, lo que acelera el daño celular y la pérdida de colágeno o su degradación.
Hiperpigmentación. Ante la exposición se estimula la producción de melanina, lo que puede llegar a formar manchas.
Mayor sensibilidad debido a una pérdida de hidratación en el cutis.
Estrés oxidativo. Es algo que está relacionado con el procedimiento que se señala en el apartado de envejecimiento prematuro. Se trata de una condición que sucede cuando hay un desequilibrio entre la producción de radicales libres y la capacidad del organismo para neutralizarlos a través de la función de los antioxidantes.
Por otro lado, en cuanto a la vista, lo cierto es que la Sociedad Española de Oftalmología compartió a través de su cuenta de X hace dos años, en agosto de 2023, que no había ningún estudio hasta el momento que hubiese dado evidencias de que las gafas que filtran la luz azul mejorasen la fatiga o la agudeza visual.
