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"Alguien que me quiere mucho me ha traído esta camiseta de… (introducir destino vacacional de playa de preferencia)". Esta frase tan kitsch —que ahora ha rescatado la generación Z e introducido en su vestuario— plaga prendas que viajan de un sitio a otro a modo de souvenir. Fue lo más en los 80, 90 e inicios de los 2000.

Ahora, cuando se visitan ciertos lugares, se opta por traer recuerdos en forma de vivencias, contenido para redes sociales y el clásico imán que nunca falla. Otra referencia dosmilera que sigue presente, y ligada a las tendencias, es la de las trenzas.

Es habitual en la época estival recorrer paseos marítimos cuando cae la tarde y ver a mujeres trabajando cabelleras que pasan de un liso absoluto a estar coronadas con peinados originarios del continente africano. A veces, las propuestas ocupan toda la melena. En otras ocasiones, solo la parte superior.

Sin embargo, estos diseños capilares entrañan una serie de riesgos, siendo quizás el más peligroso el de la alopecia. Por supuesto, este no suele ser un hecho que se dé de un momento a otro o tras haber optado por este styling en una única ocasión, pero es una realidad que hay que tener en mente si se decide apostar por este tipo de estética.

Alopecia por tracción

En 2011, The Cleveland Clinic Institute of Dermatology and Plastic Surgery en Ohio, Estados Unidos, publicó un estudio, liderado por la doctora Angela Kyei, que llegó a la conclusión de que las trenzas y ciertas ondas o rizos podrían influir en la aparición de cicatrices en el cuero cabelludo, así como en la pérdida de pelo en mujeres afroamericanas. Esto podía desembocar en alopecia por tracción.

¿Y en qué consiste esto? Es una afección que se da cuando este tipo de propuestas, para las que se ejerce mucha presión, tensionan la melena, lo que puede dar lugar a una debilitación del folículo piloso, provocar inflamación y terminar con su caída.

Esto se intensifica, además, cuando se usan las trenzas de forma frecuente y durante largos periodos de tiempo, al emplear productos químicos o cuando el peinado no se retira de forma adecuada (en seco o de forma brusca).

Este tipo de calvicie suele localizarse en la zona de las sienes y, en general, en la parte frontal de la cabeza, ya que es donde el cabello es más fino. Por otro lado, es un problema que se puede revertir, pero también terminar siendo algo crónico si se abusa de ello.

Por razones culturales, esto suele afectar más a la población negra, pero al tomar un rasgo identificativo a nivel estético de su comunidad como tendencia, se extiende también a las personas blancas. Y el pelo de las dos etnias no tienen nada que ver entre sí, ni en forma, ni en pigmentación, sensibilidad o densidad.

Por otro lado, puede que ahora se hable más de las trenzas en relación con la calvicie debido a que nos encontramos en pleno verano, pero no es la única elección estilística que puede terminar en este resultado.

Si se entra de lleno en las tendencias beauty, el clean look ha sido el must en los últimos tiempos, una apuesta que se define por propuestas extrapulidas, en forma de coleta o moño, para las que se utilizan productos como laca, gominas y demás fijadores. Y su abuso también puede terminar en la alopecia por tracción.

Implicaciones raciales

Hace unos años, la sociedad tomó conciencia del concepto de apropiación cultural, que consiste en coger elementos de otras culturas, ya sean símbolos, prendas, música, gastronomía…, y hacerlos propios desde el desconocimiento, sin respetar sus orígenes y lo que conllevan.

Uno de los hechos más reseñables en cuanto a la parte de belleza fue cuando las Kardashians pusieron de moda las boxer braids, cuyo nombre original, como recogen en la web de la plataforma Afroféminas, es cornrows, haciendo referencia a la forma de espiga del trenzado.

¿Cuál fue la clave de la cuestión entonces? Que la sensación que se tenía era que las integrantes del televisivo show habían creado estos peinados, como si no fuese algo que viniera de la mano de la comunidad negra.

A ello se le une el hecho de que, entonces, todas las miembros de la familia se maquillaban de una forma que hacía dudar incluso de su procedencia étnica, algo que también estaba extendido por aquella época y que igualmente se achacó a celebrities como la cantante Ariana Grande.

De todo esto se infiere la conclusión de que la cuestión racial es una tendencia, no un designio genético que conlleva una historia, tradiciones y cultura propias que además han sufrido de racismo y exclusión social a lo largo de los años por su propia definición y la mera realidad de existir.