Las mujeres pasan por distintas etapas biológicas a lo largo de su vida, y una de las menos comprendidas, pero que más impacto tiene en su bienestar a diario, es la perimenopausia. Una etapa que muchas mujeres atraviesan sin saberlo del todo, en la que empiezan a notar cambios en su cuerpo, en su ánimo, en su día a día, y no siempre saben por qué.
Es por ello, que Joaquín Puerma, médico endocrino y especialista en salud hormonal, ha querido explicarlo de forma clara y directa para ayudar a entender qué está pasando en esta fase tan común como poco hablada.
"Si presentas síntomas como sofoco, sudor nocturno, sequedad vaginal, dolor durante las relaciones sexuales, dolor articular y muscular, cambios en el estado de ánimo o notas que tienes problemas para dormir, pueden ser señales de que estás empezando una etapa", dice Puerma.
Un problema muy común entre mujeres.
En palabras más sencillas, la perimenopausia es como una especie de "aviso" que el cuerpo empieza a dar antes de llegar a la menopausia. Es un periodo de transición en el que las hormonas comienzan a desajustarse, y eso se nota, tanto física como emocionalmente.
Lo que muchas no saben es que estos síntomas no aparecen cuando se va del todo la regla, sino bastante antes. "Es común creer que estos síntomas no aparecen hasta que desaparece la menstruación por completo, pero eso no es así y pueden ser más o menos leves según la mujer", explica el especialista.
Entre las primeras señales que suelen aparecer están los famosos sofocos o calores repentinos, y el sudor nocturno que interrumpe el sueño. También puede aparecer dificultad para dormir, despertarse muchas veces en la noche o tener insomnio. Todo esto, según detallan los expertos, además de afectar al descanso, también pasa factura durante el día: más cansancio, irritabilidad y falta de concentración.
Pero los cambios no son solo físicos. Muchas mujeres notan que su estado de ánimo cambia sin motivo claro. Se sienten más sensibles, con bajones, e incluso pueden tener ansiedad o sentirse más inseguras. Y no es que "estén exagerando" o que "se estén volviendo locas", como tristemente se ha dicho muchas veces, simplemente son cambios reales, provocados por las hormonas.