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A muchos nos ha pasado. Empiezas una dieta con toda la motivación del mundo, los primeros kilos bajan rápido y te sientes genial. Pero con el tiempo, aunque sigas comiendo bien y haciendo ejercicio, el peso se queda igual, e incluso a veces sube un poquito.

Entonces llegan las dudas al pensar si lo estaremos haciendo correctamente, ya que a partir de ese momento es inevitable creer que estamos estancados. Sin embargo, no es así.

Laura Bartolomé, endocrina y experta en metabolismo, tiene la respuesta, y es más sencilla (y humana) de lo que crees. Y es que, aunque muchos piensen que no, el cuerpo tiene un límite.

Perder peso no es tarea fácil. Istock

"Todo el mundo ha experimentado que cuando se pone a dieta, al principio baja un poquito, primer mes, segundo mes, y luego haciendo exactamente lo mismo, no baja. O sea, se planta o incluso ve que poco a poco vuelve a subir, que es lo que llamábamos resistencia biológica", explica Bartolomé.

Este estancamiento no es más que una forma en la que el cuerpo se protege. Si ve que estás perdiendo peso muy rápido, reacciona como si estuvieras en peligro, como si estuvieras pasando hambre de verdad. Entonces, se activa un mecanismo de defensa y deja de gastar tanta energía. Es decir, aunque sigas con tu dieta, el cuerpo intenta mantenerse donde está.

Lo que ella llama "resistencia biológica" es básicamente una forma de protección. Tu cuerpo se acostumbra a un peso y lo defiende, como si fuera su "zona segura". "Básicamente lo que intento explicar en el libro es que cada cuerpo, una vez que pasa un tiempo en un peso, se reconoce con su composición corporal".

Y es que no se trata solo de perder grasa. Cuando bajamos mucho de peso muy deprisa, también perdemos músculo, y eso puede enviar señales equivocadas al cuerpo.