En los últimos años, la relación entre lo que comemos y las enfermedades es un debate que no falta en la mayoría de conversaciones, y es que cada vez se conocen más alimentos que pueden aumentar el riesgo de padecer enfermedades graves, como el cáncer. La creciente preocupación por la salud y el bienestar ha llevado a expertos y profesionales a investigar más a fondo el impacto de ciertos productos en el organismo, especialmente aquellos que consumimos de manera habitual sin cuestionarnos sus efectos a largo plazo.
Es por ello, que no lo ha dudado y la nutricionista Marta Milla ha lanzado una advertencia clara y contundente sobre dos alimentos que, según ella, podrían estar poniendo en riesgo nuestra salud sin que nos demos cuenta.
"Hay dos alimentos que te están matando", asegura con firmeza, destacando que en los últimos años la incidencia de varios tipos de cáncer ha crecido de forma alarmante, especialmente entre la población más joven.
Un problema que afecta cada vez más.
Marta Milla aclara que en los últimos 20 años "el cáncer ha crecido entre los jóvenes en un 80%" y entre los más repetidos "se encuentran el cáncer de mama, de estómago, colon, páncreas, endometrio y próstata", explica.
Para ella, la clave está en cómo ciertos alimentos afectan nuestros niveles de insulina, una hormona fundamental en el metabolismo que regula la cantidad de glucosa en sangre. Sin embargo, cuando se consume en exceso —debido a una alimentación rica en azúcares simples y carbohidratos refinados—, los niveles de insulina pueden mantenerse elevados de forma crónica, lo que desencadena una serie de respuestas negativas en el organismo.
"Todas tienen algo en común y se asocian con picos altos de insulina, lo que genera y acelera la proliferación de las células cancerosas", explica la nutricionista. Y aquí es donde entran los culpables: el azúcar y las harinas refinadas.
"Hay dos alimentos que hacen que se eleve muchísimo más la insulina, el azúcar y la almida cruda refinada”, dice Milla. Y es que aunque suene un poco técnico, cuando habla de este último se refiere a los carbohidratos refinados, como las harinas blancas y los productos procesados, muchos de los alimentos que comemos casi todos los días, entre los que encontramos pan, pasteles, galletas, pastas o cereales azucarados.