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El pan integral se ha consolidado como uno de los alimentos más populares en la búsqueda de una alimentación equilibrada. A diferencia del pan blanco tradicional, que se elabora con harina refinada, esta opción 'saludable' se produce utilizando el grano entero, es decir, conserva el salvado, el germen y el endospermo del trigo o de otros cereales utilizados en su elaboración.

Esta característica le confiere un perfil nutricional más completo y equilibrado, pues aporta una mayor cantidad de fibra, vitaminas del grupo B y minerales esenciales. Debido a su popularidad, es muy fácil encontrarlos en cualquier supermercado; sin embargo, no todos los panes etiquetados como "integrales" son lo que parecen.

Como resultado, el consumidor puede estar comprando un pan que en apariencia parece integral, pero que en su composición está compuesto principalmente por harina refinada, lo que reduce considerablemente sus beneficios nutricionales. Según la nutricionista Sandra Moñino, este error se puede solucionar leyendo la etiqueta del producto.

Los peligros de los 'panes integrales'

El pan integral tiene grandes beneficios nutricionales. Por ejemplo, tiene un gran contenido de fibra dietética, que mejora la digestión y mantiene niveles estables de azúcar, lo que previene picos de insulina y reduce el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Además, es una excelente opción para quienes buscan controlar su peso.

Son muchos los motivos que han llevado a millones de personas a optar por ellos en las dietas equilibradas; sin embargo, no todos ellos son lo que dicen ser. En muchos casos, el pan que se comercializa bajo nombres como "pan de trigo sarraceno" no contiene exclusivamente este tipo de harina, y ni siquiera está compuesto mayoritariamente por ella.

Aunque parezca sorprendente, es bastante habitual que el trigo sarraceno represente solo un pequeño porcentaje de los ingredientes, a veces tan bajo como un 20%. El resto de la fórmula suele estar compuesto por harina de trigo refinada, lo que altera significativamente el valor nutricional del producto final.

Este fenómeno ocurre porque la legislación en muchos lugares permite que un pan se etiquete con el nombre de un ingrediente específico siempre que este esté presente en la receta, sin especificar la cantidad. Así, un pan puede llamarse "de trigo sarraceno" simplemente porque incluye una pequeña proporción de esta harina, aunque la mayor parte esté compuesta por trigo refinado.