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Según el Estudio de Nutrición y Riesgo Cardiovascular de España (ENRICA), más de la mitad de los españoles tiene el colesterol elevado, mientras el 54% está sin diagnosticar. Unos niveles no controlados de colesterol LDL (el 'malo') puede contribuir hasta al 60% de los infartos o anginas de pecho y en el 40% de los ictus.

El riesgo de colesterol elevado, o hipercolesterolemia, suele aumentar con la edad, y el trastorno es más común en las mujeres que en los hombres debido a una hormona sexual femenina conocida como estrógeno. Factores específicos de género, como el embarazo y la menopausia, juegan un papel crucial en los niveles de colesterol, con cambios hormonales que pueden llevar a fluctuaciones significativas. 

Son muchos los factores que pueden empeorar los niveles de colesterol, como la falta de actividad física o la edad; sin embargo, las dietas inadecuadas es un agente determinante. Son muchas las personas que incluyen en su alimentación numerosas grasas de origen animal, grasas saturadas y alcohol, y no prestan atención a regímenes más cuidados, priorizando alimentos como el ajo.

Los beneficios del ajo frente al colesterol

El ajo ha sido utilizado durante siglos en diversas culturas no solo como un condimento culinario, sino también como un poderoso remedio natural debido a sus múltiples beneficios. En particular, su capacidad para actuar como un 'fármaco' natural contra el colesterol ha llamado la atención de la comunidad científica y médica. 

Entre los beneficios de este alimento destacamos su contenido de alicina, un compuesto que se libera cuando el ajo es triturado o picado, y se ha demostrado que tiene efectos hipolipemiantes, es decir, que ayuda a reducir los niveles de lípidos, incluyendo el colesterol.

La alicina actúa inhibiendo la enzima HMG-CoA reductasa, que es la misma enzima que las estatinas farmacéuticas bloquean para reducir el colesterol. Al hacerlo de manera natural, el ajo ofrece una alternativa menos agresiva y con menos efectos secundarios.

En mujeres, el equilibrio del colesterol es particularmente importante debido a la influencia de las hormonas sexuales en el metabolismo de las grasas. Durante los años fértiles, los niveles más altos de estrógenos tienden a proteger contra el colesterol alto al aumentar el HDL (colesterol "bueno") y disminuir el LDL (colesterol "malo").

Sin embargo, durante la menopausia, la disminución de estrógenos puede llevar a un aumento del colesterol LDL y una disminución del HDL, aumentando así el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Aquí es donde el ajo puede desempeñar un papel crucial.

Diferentes estudios han demostrado que el consumo regular de ajo ayuda a reducir los niveles de colesterol total y LDL en mujeres posmenopáusicas. Esto no solo contribuye a mantener una mejor salud cardiovascular, sino que también reduce el riesgo de aterosclerosis, una condición en la cual las arterias se endurecen y estrechan debido a la acumulación de placa, aumentando el riesgo de ataque cardíaco y accidente cerebrovascular.

Ajo.

Las mujeres, especialmente en la etapa posmenopáusica, son más propensas al estrés oxidativo debido a los cambios hormonales.  El ajo, rico en antioxidantes como la selenina y la vitamina C, ayuda a neutralizar los radicales libres, protegiendo así el colesterol LDL de la oxidación. El LDL oxidado es particularmente dañino y juega un papel importante en el desarrollo de la aterosclerosis.

El ajo mejora la elasticidad de los vasos sanguíneos y disminuye la presión arterial, lo que es particularmente beneficioso en mujeres mayores. Además, tiene propiedades antiinflamatorias, que contribuyen a la protección cardiovascular y a reducir marcadores inflamatorios.

Cómo consumir el ajo

Además de ser increíblemente beneficioso, el ajo es un alimento fundamental en la cocina española. Puede ser fácilmente incorporado en la dieta diaria a través de alimentos o en forma de suplementos estandarizados, asegurando una dosis constante de alicina y otros compuestos bioactivos.

Sin embargo, es importante tener en cuenta algunas consideraciones al utilizar el ajo como un 'fármaco' natural contra el colesterol. Para maximizar sus beneficios, se recomienda consumirlo crudo o ligeramente cocido, ya que el calor excesivo puede desactivar la alicina.

También se debe ser cauteloso en mujeres que toman anticoagulantes, puesto que el ajo tiene propiedades anticoagulantes naturales que pueden potenciar el efecto de estos medicamentos. Por lo tanto, es aconsejable consultar con un profesional de la salud antes de iniciar un régimen de suplementos de ajo.