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Este viernes, día 5 de septiembre, los titulares vuelven a ponerse de luto. Mientras el mundo de la moda despide a Giorgio Armani, desde Londres se comunica otra triste noticia. Esta vez relacionada con la realeza: la muerte de la duquesa de Kent, a los 92 años.

Katherine Worsley era la esposa del duque de Kent, uno de los primos más cercanos y queridos por Isabel II. Por tanto, siempre estuvo presente en la vida personal e institucional de la Familia Real. Pero en la sombra, discreta, lo que hace que fuera uno de los miembros menos conocidos.

El rey Carlos III, su esposa, Camila, y los demás miembros de los Windsor, se han despedido de ella de manera pública con un emotivo mensaje publicado en redes sociales.

El texto reza así: "Con profundo pesar, el Palacio de Buckingham anuncia el fallecimiento de Su Alteza Real la Duquesa de Kent. Falleció pacíficamente anoche en el palacio de Kensington, rodeada de su familia. El Rey, la Reina y todos los miembros de la Familia Real se unen al duque de Kent, sus hijos y nietos en el duelo por su pérdida y recuerdan con cariño su dedicación a todas las organizaciones con las que estuvo vinculada, su pasión por la música y su empatía por los jóvenes".

Con este pequeño comunicado trazan un perfil de quién era Katherine, la otra Kate de la casa Windsor. Su historia es una de esas que tanto se repiten en la monarquía: plebeya de buena familia, pero sin título se enamora de príncipe y juntos tienen que superar obstáculos para que su amor triunfe.

En aquella boda celebrada en 1961 y que fue todo un acontecimiento, tuvo mucho que ver Isabel II, que concedió permiso a su querido primo para contraer matrimonio con Worsley. Ahí comenzaba un camino que ha mantenido unida a la pareja durante más de seis décadas.

Katherine de Kent, junto a su marido y la Familia Real en el Trooping the colour 2025. Gtres

Su vida no ha estado exenta de dificultades y momentos dolorosos. Sufrió un aborto en 1975 y dos años después dio a luz a un bebé de nueve meses que nació muerto, lo que le provocó una profunda depresión. Pese a todo, ella y Eduardo de Kent formaron una familia feliz con tres hijos: George Windsor, conde de St Andrews, Lady Helen Taylor, y Lord Nicholas Windsor.

Katherine acompañó a la Familia Real en los actos más importantes del país. Hay un sinfín de imágenes suyas, al lado del duque de Kent, en el balcón de Buckingham, en el desfile del Trooping The Colour y otros eventos significativos.

En el terreno personal, la fallecida duquesa era una amante de la música y empezó a tocar el piano, el violín y el órgano desde que era niña. Su gran sueño hubiera sido ingresar en la Royal Academy of Music, pero no lo consiguió. Las actividades benéficas centraron gran parte de su labor, como destaca el comunicado de Casa Real.

Una curiosidad de la vida de la duquesa que deja claro su marcada personalidad fue el hecho de que se convirtiera al catolicismo en 1994, siendo el primer miembro de alto rango de la Casa Real británica en hacerlo desde hace varios siglos.