Pepita Bernat, a sus 106 años, es una de las mujeres más mayores de España. Pero más allá de sus años cumplidos y su increíble vitalidad, también llama la atención su historia personal. Pertenece a una generación de mujeres que tuvieron que desenvolverse en un país con leyes que limitaban constantemente su autonomía por aquel entonces y tanto para trabajar, como para abrirse una cuenta bancaria o incluso marcharse del hogar. Para todo ello, muchas necesitaban la autorización de su marido.
Sobre esto precisamente es sobre lo que habla Pepita Bernat en uno de los vídeos compartidos en redes sociales por el referente internacional en cardiología y longevidad, Manuel de la Peña, quien a menudo muestra cómo los buenos hábitos y el estilo de vida pueden llegar a influir más de lo que pensamos en los años que cumplimos.
Una serie de vídeos que el experto ha compartido para evidenciar los buenos hábitos y el estilo de vida que están detrás de las personas más longevas de nuestro país, pero en los que también hemos podido conocer un poco más sobre esta mujer adelantada a su tiempo.
Esta mujer emprendedora (ha llegado a estar al mando de su propio restaurante, carnicería y peluquería) asegura haber superado todo tipo de adversidades. Sin embargo, una de las etapas más difíciles que ella misma recuerda en uno de estos vídeos es precisamente las cuatro veces que llegó a separarse en total del que por aquel entonces era su marido, con quien se veía obligada a volver porque en aquella época la podían llevar a la comisaría por abandono del hogar.
Un testimonio que permite entender también cómo se vivían muchas de las relaciones de pareja en aquella época: "Me separé cuatro veces y tuve que volver con él", recuerda. Todo ello en una época en la que la podían acusar por abandono del hogar. Después de esos intentos fallidos por dejar atrás su matrimonio, decidió irse fuera. "Me fui a Ginebra durante dos años y allí me encontró", confiesa.
Pepita había estado escribiendo cartas a su familia desde Suiza. "Encontró la dirección pero no pude volver con él porque tenía un contrato de trabajo y le dije que volvería pero cuando terminase el trabajo", explica.
Más tarde, decidió regresar a España, aunque no por su marido. "Mi padre me escribió una carta que me tocó el corazón y entonces volví pero sino me habría ido a América con los mismos señores con los que estaba trabajando".
Una historia que pone voz a muchas otras mujeres de su generación que, pese a las trabas legales y sociales, lograron tomas decisiones difíciles con el fin de proteger su independencia. Mujeres que, como Pepita Bernat, tuvieron que buscar alternativas, cruzar fronteras o esperar su momento para poder vivir tomando sus propias decisiones, incluso cuando el contexto no acompañaba.
