Elena Pérez
Publicada

El universo biopic sigue cosechando éxitos en taquilla y las películas que recorren la vida de músicos generan una expectación considerable antes de estrenarse en pantalla.

En las últimas semanas, la noticia de que los Beatles volverán al cine ha dado la vuelta al mundo, con una propuesta de cuatro películas dirigidas por Sam Mendes que prometen revelar aspectos inéditos de una banda que marcó generaciones.

La historia del cuarteto de Liverpool ha sido trasladada al cine en múltiples ocasiones. Esta vez, Harris Dickinson se pondrá en la piel de John Lennon, Paul Mescal en la de Paul McCartney, Barry Keoghan interpretará a Ringo Starr, y Joseph Quinn hará lo propio con George Harrison.

Habrá que esperar hasta 2028 para disfrutar de la reinterpretación de sus temas más icónicos y actuaciones que prometen sorprender. Pero, ¿y qué hay de las mujeres detrás de los Fab Four?, ¿habrá sitio para ellas en la saga?

La presencia femenina jugó un papel innegable en el grupo británico. Ellas trascendieron el papel de musas para convertirse en figuras que inspiraron etapas creativas, allanaron su camino a la fama y realizaron grandes contribuciones a sus proyectos.

Infrarrepresentados en el inabarcable corpus documental que recuerda a los artistas, estos son los nombres y apellidos que les acompañaron.

Linda McCartney, icono de Rolling Stone

Mucho antes de ser la esposa del sir —la reina Isabel II incluyó a Paul McCartney en su Lista de Honores de Año Nuevo en 1996—, Linda Eastman fue una fotógrafa de renombre en la escena del rock.

Fue la primera mujer en firmar la portada de la revista Rolling Stone, y durante su trayectoria retrató a artistas como Aretha Franklin, Jimi Hendrix o Bob Dylan. Su ojo capturaba la vulnerabilidad detrás del escenario, la humanidad detrás del mito.

McCartney encontró en ella no solo una pareja, sino una socia creativa. Ambos formaron parte de Wings, grupo que el cantante y guitarrista fundó apenas un año después de la disolución de los Beatles.

El nombre de la banda se inspiró en el momento en que Linda dio a luz a la segunda hija del matrimonio. El documental Wingspan (2001) revela cómo, en el nacimiento de Stella, tanto la vida de la bebé como la de su madre corrieron peligro por complicaciones en el parto. A la mente de McCartney venían unas "alas" cada vez que rezaba, de modo que acabó por bautizar a su nuevo proyecto con esta palabra.

Inicialmente, la neoyorquina recibió críticas por su aparente "falta de técnica", pero su apoyo fue fundamental en la continuación musical de su marido. También fue una figura clave para mantenerle a flote tras la muerte de Lennon.

Autora de colecciones como la Linda McCartney's Sixties: Portrait of an Era (1993), que incluye retratos a artistas famosos y a su propia familia durante esa década, su trabajo ha sido exhibido en más de 50 galerías internacionales y en el Victoria and Albert Museum de Londres.

Además, destacó por su firme compromiso en defensa de los derechos de los animales y, en el año 2000, el Centro Linda McCartney, una clínica para pacientes con cáncer, se inauguró en el Royal Hospital de la Universidad de Liverpool en su honor.