La escritora Reyes Calderón publica Los crímenes del caviar, un nuevo asunto que tendrán que resolver la jueza Lola MacHor y el policía Juan Iturri, que tras siete años compartiendo casos y aventuras, la relación entre ellos, ha experimentado un giro trascendental.
Esta nueva investigación es de enorme complejidad, ya que confluyen, un asunto criminal, una historia de amor, conspiraciones en el seno de la iglesia, y el aprovechamiento de los avances de la ciencia.
Seis personas muy ricas y poderosas han aparecido muertas en la elitista urbanización de Sotogrande. Todos pertenecen al exclusivo y secreto grupo del Club del Cavia'…
¿Quiénes son las víctimas?
Son personas que están en el ámbito del poder o en el de la riqueza, pero de distintas procedencias. Hay empresarios, hay un príncipe árabe, y hay un cardenal de la iglesia católica.
¿A qué huelen los crímenes del Caviar?
Hay un olor muy difuso entre lavanda y un buen perfume. Es curioso porque nuestra mente se acostumbra a los olores. Si se te acerca una persona que huele a un perfume, digamos, cara o buena, tienes menos tendencia a pensar que te va a robar.
Dicen, también, que cualquiera que huele a lavanda, parece que está más alejado del crimen, pero en realidad no. Es un engaño. Hay crímenes con lavanda y con perfumes buenos y crímenes que huelen mal.
Han ocurrido en una zona que parece el paraíso, pero la criminalidad no procede del ambiente, sino de la condición humana, viene de nosotros mismos.
Somos animales, y estamos creados para defendernos de los que nos vayan a atacar. Esa agresividad la hemos socializado, culturizado y la hemos anulado por seguridad.
Sin embargo, el paso de la agresividad, a la violencia, es algo que está en la voluntad de la persona, está en la condición humana. Y hay una violencia de pobres, en Venezuela donde más o menos un crimen puede estar a un par de dólares. Eso es un tipo de violencia y hay otro caso con ese olor tan peculiar, tan a colonia buena.