Cruz Sánchez de Lara Charo Izquierdo

La periodista Sandra Barneda es la invitada en un nuevo capítulo del pódcast de EL ESPAÑOL y MagasArréglate que nos vamos. Se coloca ante el micrófono, junto a Cruz Sánchez de Lara y Charo Izquierdo.

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"Mi flotador es la curiosidad. Esa frase se la escuché a nuestra invitada en una cena y sentí que la definía perfectamente", asegura Cruz Sánchez de Lara.

Y continúa: "Nuestra invitada de hoy enamora a las cámaras, de hecho, trabaja delante de muchas y creo que la escena española ha perdido una gran estrella, que habría sido una gran actriz".

"Ella estudió teatro. Hizo además, alguna incursión en las tablas, pero la hemos ganado para la tele, que no está nada mal", apunta Charo Izquierdo en la presentación.

"Me encanta cómo escribe, porque me parece que tiene una parte muy íntima, muy profunda, de contar eso que mucha gente no se atreve, que es como hacer striptease con las letras", añade la vicepresidenta de EL ESPAÑOL.

Arréglate que nos vamos con Sandra Barneda Esteban Palazuelos

"¡Qué bien estar entre Magas! Me hace muchísima ilusión y, además, admiro a las mujeres que siempre tratan de cambiar el mundo, que van a contracorriente, que es complicado en muchos momentos de nuestras vidas", asegura Sandra Barneda.

Y continúa: "El programa La isla de las Tentaciones está siendo, en su séptima edición, una locura transgeneracional, porque los padres pueden tener conversaciones viendo la tele, sobre de lo que piensan, incluso acerca de su vida sexual. Hoy las relaciones han cambiado mucho", confirma.

"Y respondiendo, Cruz, tengo muchísimas ganas de abrir esa ventanita o ese nuevo cuadro y empezar a pintar porque escribir es la magia de lanzarte al vacío y que salgan todos esos miedos".

A lo que añade Cruz: "De hecho, yo creo que escribir es como el yoga, es como la conexión más profunda con uno mismo. Te pones ahí, te aíslas y eres tú contigo misma".

"Para mí es siempre el yin y el yang. Me decían que cómo compaginaba la televisión y la escritura. Creo que la televisión es muy para afuera, y sí que tengo una parte de muy hacia afuera, pero a la vez, soy una persona muy introvertida. Soy tímida y emocionalmente me cuesta expresarme. La escritura me va bien porque creo que me expreso mejor escribiendo que hablando, me calma y me devuelve a tierra", asegura Barneda.

"Estoy convencida que te gusta más la parte de escribir, que la parte de promocionar y contar la novela luego" dice Cruz.

El síndrome de la impostora

"Sí, porque no sé venderla. Me preguntan: '¿De qué va?'. Y digo, pues léela. Al final es como el síndrome de la impostora que continuamente te persigue", dice la escritora.

"Eso siempre sale porque nosotras lo preguntamos, pero que ya nuestra invitada hable del síndrome de la impostora ya es de premio", confirma Charo Izquierdo.

"Me pasa con todo. Yo creo que está muy relacionado con el agradecer. Me encanta que hayáis rescatado esa frase: 'Mi flotador ha sido la curiosidad', porque nunca me he parado a pensar qué es lo que quería realmente hacer. Lo de hacer tele surgió porque un profesor de universidad me colocó en un supercasting de 200 o 400 personas, pero yo era persona de radio".

Seguidamente añade: "Jamás me hubiera imaginado que mi carrera hubiera sido en la tele. Pero seguí, seguí, seguí, porque soy curiosa hasta para meterme en líos. Y luego, no solo la curiosidad, la constancia y el insistir. Yo creo que hay que ser tolerantes a la frustración, y hay que ser tolerantes a los 'noes' que son maravillosos. Un profesor de radio, el primer día de clase, me dijo: 'Barneda, usted quiere dedicarse a la radio, pues con esa voz no creo que llegue lejos'".

"Ese señor, en vez de frustrarme, me potenció. Yo creo que los 'noes' te bifurcan a pequeñas carreteras y al final, llegas donde llegas. Y el síndrome de la impostora te persigue cada día. ¿Seré capaz o no?", añade.

Ellos no tienen el histórico de la carga

"Creo que ellos no tienen el ADN histórico de la carga, de ser capaz. Desde hace muchos años, hago una pregunta en las cenas. Los pongo en situación: 'Imagínate que tú tienes un puesto 3 en el trabajo y tu jefe te dice: ¡Mira ahora te voy a dar el puesto diez, mucho más arriba en la jerarquía! ¿Qué es lo primero que piensas?'. La mayoría, en un 90% de las mujeres, se preguntan: ¿Seré capaz?, ¿estoy preparada?", dice la escritora.

Y añade: "La mayoría de los hombres lo que cuentan es que preguntarían: ¿pero voy a cobrar más? Ni se plantean si están preparados o no, llevo años haciendo esta pregunta. Socialmente, durante tanto tiempo, han sido los reyes de la mesa, del salón, de lo que sea, y no necesitaban justificarse por nada".

Lo que cuesta la fama

"Vamos a hablar de la fama. A mí me gusta mucho esto de buscáis la fama, pero la fama cuesta. ¿Te acuerdas de Fama? 'La fama cuesta, y aquí es donde vais a empezar a pagar con sudor'. Lo decía la profesora de danza. ¿Y a ti, qué te ha costado la fama?", pregunta Charo a la invitada.

"Creo que si no me hubiera llegado la fama, no me hubiera enfrentado a los mayores conflictos internos. Cuando uno llega a tal exposición, tienes que tratar de estar lo más equilibrada posible contigo misma. El que te puedan reconocer en la calle, el que hoy estés arriba y mañana abajo, que vayas a una velocidad de 200 y luego seas completamente prescindible, todo eso, tu cabeza tiene que estar muy bien armada", afirma.

Y añade: "Entras en la parte oscura del alma. Y eso es de agradecer, porque vives tu vida mucho mejor. Entiendes a tus demonios. La fama me ha ayudado a aceptar mi parte más oscura, y a convivir con ella y poder hablarle cara a cara", confirma Barneda.

"¿La fama no es una renuncia a la libertad?", dice Cruz.

"Te puedo asegurar que sigo yendo a comprar al mercado. A veces, he bajado a la calle en pijama para sacar al perro. Lo peor que me pasó fue que me sacaran del armario sin querer, sin ser consciente. Y eso sí que fue una desnudez total y una traición para mí, porque no era ni el momento, ni había salido ninguna mujer en España. Y eso para mí fue muy jodido. Eso sí que fue una pérdida de libertad real, no poder elegir el momento", confiesa Sandra Barneda.

Y añade: "Yo no había sido una persona que me hubiera escondido nunca, ni había mentido a mis jefes, ni nada, pero era un momento distinto que el que vivimos ahora, gracias a Dios, en España. Eso a mí me hizo mucho daño".

"Luego salí e hice un discurso televisivo. No pronuncié la palabra lesbiana. El lobby gay escribió artículos demoledores contra mí como si fuera una acomplejada. Yo nunca he sido de banderas, siempre he sido de la libertad del momento", afirma la periodista.

"La libertad está en cómo te sientas internamente, libre para elegir los tiempos, y a veces la fama, te obliga a otros tiempos".

"Estaba pensando, según decías eso, y quizá porque me siento un poco identificada, que a las mujeres trabajadoras se nos juzga muchas veces por 'a quién queremos' y eso hace una bola que impide que se vea la otra parte extraordinaria de ti. Eso que te pase a ti o me pase a mí, que somos adultas, imagínate a las chicas jóvenes", asegura Cruz.

"Pero al final, todo lo que te ocurra en la vida es una enseñanza", concluye Sandra.