Me gusta decir que soy psicóloga por vocación, y sexóloga y terapeuta de pareja por convicción porque la formación y la experiencia profesional me han brindado la oportunidad de darme cuenta de que las relaciones afectivas y sexuales pueden ser tanto fuente de bienestar y satisfacción, como de problemas y preocupación.

['Soltar para avanzar', un refugio literario que enseña a quitar carga a la mochila emocional y a vivir el presente al máximo]

Hace unos años tuve la suerte de entrar en el mundo de la divulgación dando charlas en eventos como Naukas o Desgranando Ciencia, colaborando en radio, en programas como Gente Despierta o en televisión, en Órbita Laika de La 2. Y estas experiencias no han hecho sino reafirmarme en la idea de que es más importante 'formar e informar' que curar.

A raíz de estas andanzas, y después de publicar varios libros sobre sexualidad femenina, cuando Martina Torrades, de Destino Ediciones, me planteó la posibilidad de escribir uno sobre las relaciones de pareja he de decir que la idea me entusiasmó.

Los profesionales de mi gremio trabajamos en consulta con las nefastas consecuencias que  los mitos sobre la sexualidad tienen en el día a día de nuestros pacientes, ya sean terapias individuales o de pareja, sin embargo, no son menos negativas las consecuencias que provocan los mitos que planean sobre las relaciones afectivas.

Felices para siempre

Debemos encontrar a la persona con la que ser felices para siempre. Además, una vez que la encontramos, debemos ser felices tal y como nos dicen que debemos serlo. Nos cuentan que el amor lo puede todo, que si es la persona adecuada la pasión será eterna y que si hay conexión, sobre la comunicación porque bastará una mirada para entendernos.

Con estas expectativas (y mentiras) ¡cómo no vamos a sentirnos frustradas con nuestras relaciones!

Hoy en día, a la pareja, le pedimos todo: aventura y estabilidad, confianza y desafío, ternura y pasión… Y claro, una sola persona no puede darnos todo, ni todo el tiempo.

Donde antes los matrimonios eran acuerdos económicos convenientes y beneficiosos para los clanes y las familias de los contrayentes, ahora son vínculos en los que esperamos cumplir todos nuestros deseos y cubrir todas nuestras necesidades. Lo cierto es que ni lo uno, ni lo otro.

De ahí el título del libro, Perfectamente imperfectas, porque así son las relaciones de pareja. La ciencia nos ha revelado que así como cada pareja encuentra la forma de ser feliz a su manera y no hay estándares y que además, esta forma de ser felices puede cambiar según la época o etapa vital en la que se encuentren, lo único que tenemos todas las parejas en común son las piedras en las que solemos tropezarnos.

Es importante no perder de vista que una relación de pareja no se reduce a la suma de sus miembros. Los terapeutas de pareja solemos decir que  1 + 1 = 3, porque la forman cada uno y el resultado de su unión. Además, las parejas no viven aisladas de su contexto ni de su historia, así que debemos contar con la influencia que las familias de origen o los hijos que puedan tener tendrán en el vínculo.

El amor todo lo puede

Otro de los mitos románticos nos dice que con el amor todo lo puede, pero no es cierto. En una relación, el amor es como el arroz en una paella: necesario, pero no suficiente. Las parejas tenemos que aprender a atravesar otras emociones como los celos, el enfado, el deseo o la falta del mismo, e incluso el desamor.

Las parejas también debemos estar preparadas para distinguir el enamoramiento del amor ya que, mientras que en el primero estás convencido de que quieres a la otra persona porque te parece sencillamente perfecta, cuando es el amor quien reina, queremos al otro aún sabiendo que no lo es. Por eso tantas parejas rompen antes del segundo año, porque interpretan que es el amor quien se ha ido, cuando quien lo ha hecho es el enamoramiento.

En el tercer capítulo del libro desmonto, además de algunos de los mitos del amor romántico, muchos que también estropean la intimidad sexual de las parejas como que el sexo es una necesidad instintitva, que las parejas no pueden vivir sin sexo, que los preliminares son importantes o que las mujeres somos lentas para alcanzar el orgasmo. Spoiler: sólo lo somos si nos rascamos o nos rascan donde no pica.

Si esperas una disertación teórica, este no es tu libro. Gracias a la generosidad de mis pacientes, puedo ilustrar cada concepto que quiero trasladar con casos prácticos con los que trabajo a diario en consulta.

De esta forma también busco que quienes lo leáis podáis conectar con las ideas que quiero transmitir y una de las más importantes es que no existe la pareja perfecta, porque cada una de ellas es perfectamente imperfecta mientras resulta funcional y satisfactoria. Y es que, que una relación se acabe, no implica que hayamos fracasado.

De hecho, puede haber sido maravillosa mientras haya durado, pero puede que los deseos, motivos y necesidades que nos llevaron a vincularnos hayan cambiado o desaparecido y por eso la relación se haya debilitado.

Como cuento en el libro, la terapia de pareja puede tener un final feliz o un feliz final, pero en cualquier caso, tanto en terapia como en el libro, el objetivo que busco es que cada pareja sea capaz de identificar qué les une y qué pueden hacer (o dejar de hacer) para fomentarlo.

En definitiva, lo que hace que una pareja funcione es que ambos miembros se sientan satisfechos en ella y con la confianza necesaria para apoyarse en el otro hasta el punto de notar que ambos crecen en esa relación tan importante y significativa como lo es una relación amorosa.

Espero haber despertado tu curiosidad lo suficiente como para que te apetezca embarcarte en la lectura de Perfectamente imperfectas. Pero, en cualquier caso, gracias por haberme acompañado hasta aquí.