El pasado 8 de marzo, Pedro del Hierro presentó la colección solidaria ByBy, un proyecto de ocho capas diseñadas por su director creativo, Nacho Aguayo, en colaboración con 8 mujeres inspiradoras para decir adiós a techos, barreras, prejuicios y discriminaciones.

[Pedro del Hierro presenta a las 8 mujeres que co-diseñarán su colección ByBy]

Hoy, Magas se da cita con una de las profesionales que inspiran a la firma, Celia Rivero (Lugo, 1963), quien, tras una larga trayectoria profesional como alta ejecutiva, se ha convertido en un ejemplo de esas personas emprendedoras que triunfan pasados los 50. 

Rivero ha creado su propio método de coaching para ayudar a otras personas a ganar seguridad y confianza en su imagen. Es una mujer de gran personalidad que combina con acierto conocimiento, experiencia e intuición. Por amor, cambió Barcelona por Sevilla, pero imparte talleres y charlas por toda España

Los beneficios de la venta de las capas se destinarán a impulsar un proyecto de microemprendimiento femenino, que será seleccionado por un jurado entre los ocho que se presentan para colaborar con la iniciativa de ByBy.

Fotografía de Celia Rivero para Magas. María Marañon

Como mujer inspiradora para la firma Pedro del Hierro, ¿en qué cree que puede inspirar? 

En poner en valor a las mujeres. Cuando me estaban explicando el proyecto por teléfono, pensé que era víctima de una novatada. Me atrapó: ayudar, dar felicidad e inspirar… Yo puedo aportar mi trayectoria, mi versatilidad y mis conocimientos profesionales y personales, que son muchos. 

¿Qué barreras, si las ha habido, ha tenido que romper? 

Muchas. He trabajado casi siempre con hombres. Como tengo empatía, me llevaba muy bien con mis compañeros, pero a nivel de dirección ellos tenían siempre muchas más posibilidades que yo haciendo el mismo trabajo y teniendo el mismo resultado. 

¿Tenían el mismo sueldo? 

No, ni las mismas oportunidades. Eso fue para mí muy duro. En Winterthur pasé a depender prácticamente del CEO. Gran parte del equipo no lo entendía. Contaban las baldosas de mi despacho, porque, dependiendo de los metros cuadrados, así era tu cualificación y tu puesto. Yo no daba crédito.

Usted nació en Baleira, una aldea de Lugo. ¿De cuántos habitantes? 

Poquísimos. Mi casa estaba a tres kilómetros de la iglesia del pueblo. Mi madre vive allí. Mi padre era emigrante, venía, hacía un niño y se iba. Lo típico. Somos nueve hermanos. Ella sola, con las faenas del campo y los niños. He cogido el apellido de mi madre por lo mucho que la valoro.

¿Con qué edad se fue usted a Madrid?

Yo era muy independiente, iba a mi aire. He sido siempre la mujer del plan B. Esto no me gusta, miro para otro lado, hago otra cosa. Les parecí curiosa a unos tíos y me llevaron con 4 años a Madrid. Cogí todas las enfermedades: sarampión, tos ferina… La fiebre me provocó unas pesadillas en las que no quería volver nunca más a mi casa. Le di pena a mi tía, que era soltera en ese momento, y me quedé con ella. 

¿Hasta cuándo? 

Mi tía ya no vive y le estoy muy agradecida. Yo era libre. Con 14 años, como discutíamos mucho, me fui a Barcelona con otros tíos. Ella pensó que volvería a los dos días. Tener amor propio es un valor que no se pone encima de la mesa. Dije que no iba a volver, pero tampoco iba a quedarme con la familia de mi tío. Así que me fui a una casa a cuidar niños y me puse a estudiar. Fui subiendo. Después, me casé y tuve a mi hija. 

¿Por qué se formó como coach y estudió psicología aplicada a la imagen?  

María Marañon

Para ganarme la vida he afrontado cada trabajo como si fuera el último de mi vida, aunque no me gustara. Por ello, he tenido éxito siempre. Yo dirigía equipos de una forma, pero a mí me han liderado de otra. Para comprender esta diferencia, empecé a estudiar coaching. Cuando me finiquitaron de la empresa en la que había trabajado 15 años, quise hacer algo que me gustara a mí. Quería enseñar cómo debían liderar los que me habían dirigido. Mis compañeros de máster me decían que yo tenía un don. A todos les había cambiado algo de imagen. Yo consideraba eso normal, lo hacía también con mis compañeros de oficina. 

¿Qué importancia tiene la imagen? 

La que tú le des. Pero en estos tiempos de inmediatez, donde todo es digital, la frase "una imagen vale más que mil palabras" cobra especial sentido. La primera impresión cuenta muchísimo. Por eso es tan importante que tu imagen se adecúe a quien de verdad eres. No se trata de que vayas vestida de Armani. Se trata de que tú, a través de tu imagen, reflejes tu personalidad. 

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¿En qué consiste el autoconocimiento a través de la imagen?

El autoconocimiento es trabajarse a sí mismo, conocerse. Hay mucha gente que se viste por fuera, pero es una máscara. La mayoría de las veces no coincide tu imagen con lo que eres. Cuando entras en un sitio, para poder transmitir en un segundo tu esencia, tienes que saber quién eres. 

También hay que despejar creencias que te han limitado a lo largo de tu vida. A todos nos ha marcado el entorno en el que hemos vivido… pero es que tú tienes algo que aportar al mundo. 

¿Cómo aplica el autoconocimiento a la imagen? ¿Me pongo una blusa, un pantalón…? 

No, no. Primero, a través de diferentes herramientas empezamos a desgranar, a conocernos. Viene mucha gente que ha cambiado de puesto de trabajo o que sale mucho en prensa y quiere que le aconseje. Yo les pregunto "¿tú que sientes cuando te pones uno de esos trajes?".

Empezamos a sacar cosas. "¿Qué quieres, ¿cuál sería tu vestuario ideal?, ¿cómo te sientes con un traje despampanante?". Me contestan "disfrazada, no me define". Y, ¿por qué? Hay muchos latiguillos. Entonces mi trabajo es hacer que eso fluya. Son matices que te permiten pasar al siguiente nivel. 

También insiste en la relevancia de las emociones.

Es fundamental que seamos conscientes de que las emociones lo dominan todo y aprendamos a gestionarlas. La ira y el egoísmo nos paralizan. Muchos de nuestros comportamientos vienen de esas emociones no gestionadas. Mi trabajo es que seas consciente de lo que pasa. No tienes que cambiar tu estilo. Identifica qué no te está dejando avanzar… ¿Quieres ponerte una falda vaquera con taconazos? Hazlo. 

¿Y la psicología de los colores? 

El mundo del color es maravilloso. Todos los políticos van vestidos igual porque el canon de los colores aconseja ir de azul, porque da imagen de responsable, seguro… Son estereotipos.  

Los políticos visten bastante parecido. Sin embargo, ellas varían más.

Yolanda Díaz es un ejemplo de la potencia que tiene la imagen. En mis talleres la pongo como ejemplo. Es un poco como un discurso que no dice nada, pero quedan palabras bien sonantes.

Si tú quieres llegar a un público, haz lo que ese público quiere. Pablo Casado, con esa cara de niño no llegaba. Entonces se puso más serio, cambió los colores y se dejó barba. O cuando los que dan charlas en universidades van con zapatillas. Es como si dijeran "voy como me da la gana y tengo un espíritu juvenil". Está todo estudiado.

Denos un consejo. ¿Vestido o pantalón? 

Lo que quieras. Hay que romper estereotipos. Tienes que encontrar tu medida, tu punto de equilibrio, ser tú misma. Conocerte. Lo interesante es mezclar conceptos, que tengan equilibrio y darle un guiño. Si un día me apetece ponerme unas cadenas aquí en la falda, me las pongo.

Eso es otro uniforme.

Sí, sí tú quieres ser de esa condición, tienes que vestirte así. Quieren ir de dejados. Pero si eres político puedes ir informal, pero, al menos, peinado y arreglado. No tienes que ir de guarro por la vida. Esa es tu identidad.

Ha colaborado en un libro titulado Liderazgo consciente para ayudar a las mujeres a potenciar su carrera profesional.  

También lo han leído muchos hombres. En el Paseo de Gracia de Barcelona, me acerqué a un señor elegantísimo que leía un libro. Le dije que me había impresionado su imagen. Me contestó "la gente cuando se jubila ya se viste para morirse. Yo sigo vivo". Me impactó tanto que le regalé el libro. Es un señor maravilloso. Nos felicitamos las Navidades.

¿Qué ha sido más difícil, emprender como mujer o como mayor de 50 años? 

Hay cosas que se plantea la gente y yo no. A mí la edad no me afecta, y ser mujer es un puntal. Además, mi experiencia le da todavía más consistencia a lo que yo hago y digo.

Fotografía de Celia Rivero para Magas. María Marañon

Podría comentar el estilo de los políticos. Empecemos por Abascal.

Creo que va muy en línea con lo que es: extremo, muy clásico, pero va sin corbata. Lo que no puede ser es que, tras el recuento de votos de una noche electoral en la que te has estado tirando de los pelos, salga el político de turno impecable con corbata. La autenticidad impera y creo que, en general, a todos los políticos les falta un poquito. Todos tienen asesores, pero podrían modificar cositas. 

¿Feijóo?

Metí la pata en una charla en Galicia hablando de su imagen, porque estaba su asesor presente. El cambio de Feijóo de cuando estaba en la lejanía de la Xunta hasta ahora ha sido subliminal. Pequeños detalles, el color de la corbata… Sigue siendo clásico, pero cuida su imagen. También sale sin corbata.

¿Pedro Sánchez?

Tiene un físico estupendo, pero le falta frescura. Podría ganar muchísimo, pero es tan guapo y su asesor o asesora le deben decir también lo guapo que es, que está un poco acartonado. Cambiaría los andares y mucha comunicación no verbal. 

¿Irene Montero?

Ha cambiado siguiendo la estela de Yolanda Díaz. Se ha puesto algún escote. Es una chica que tiene mucho potencial. La boca le mata. Pero claro, hay mucho trabajo detrás de comunicación no verbal, aunque si esos son sus conceptos de vida… 

¿Isabel Díaz Ayuso?

Ha mejorado mucho con pequeñas modificaciones. Ha potenciado su base, morena, un maquillaje más adecuado, el peinado con los bucles de su pelo... Ella tiene un armario básico. No sé si tiene algo de marca o no, pero no es importante. Hay que llegar a ese equilibrio entre tu imagen y tu persona. Y creo que Ayuso lo ha conseguido.  

¿Qué le ha llevado a participar en este proyecto de Pedro del Hierro? 

El propósito: ayudar a mujeres. Bye bye miedos. Adiós estereotipos…

¿Cuáles son los mayores miedos que encuentra en sus clientes?

La inseguridad y la falta de autoestima, incluso en gente de muchísimo éxito. No te puedes imaginar. No nos queremos, ni hombres ni mujeres. Propongo ejercicios frente al espejo. ¿Qué ves en la persona reflejada? Cuando se dan cuenta de lo que le están diciendo a esa persona… 

Finalmente, ¿qué tipo de capa ha diseñado para Pedro El Hierro?

Yo quería una capa duradera, reversible, versátil, con distintas posiciones, que sirviera tanto para tomar una cerveza como para ir al teatro. Por un lado, de un gris medio, que es un color muy ponible. Por el otro, magenta, para darle el subidón. Nacho, el diseñador de Pedro del Hierro, me ha parecido lo mejor del mundo. Ha sido un proyecto maravilloso, mágico. Y si además sirve para ayudar y dar felicidad…

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