La primera vez que escuché a Sofía Ellar, pensé, al fin una cantante que habla de rupturas amorosas sin drama. Aquel ‘y he vuelto a ver, que sola se está bien’, de su mítico tema Bañarnos en vaqueros, toca el alma y hace sonreír. Hay futuro, parece que te promete en sus versos

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Mientras la escucho al otro lado del teléfono hablar sobre ser mujer, ser libre, parece ratificar mis pensamientos. Con Sofía, la vida es una apuesta por disfrutar de cada momento y mirar siempre hacia adelante. Cada una de sus palabras lo corrobora. 

Con solo 29 años, Sofía Ellar, cantautora y compositora, lleva una carrera autogestionada: se edita sus discos y es capaz de llenar el Wiki Center en Madrid. Lo hizo el año pasado. Unas diez mil personas entregadas a su música asistieron al concierto del que era su tercer disco, Libre, que entró directo al número siete de la lista de ventas. Porque ella lo vale, sí, pero también porque se lo curra. Y mucho. 

La cantante Sofía Ellar en un momento de la entrevista. Christian Hors

El éxito de Sofía Ellar comenzó en redes sociales como Instagram, donde tiene más de 330.000 seguidores, y Youtube, donde supera los 70 millones de visualizaciones. Ella cuida de su comunidad, y ésta hace lo mismo con ella. Hay mucho amor en sus redes. Ése es parte de del secreto de la que hoy promocionan como la artista española que más vende, tras Rosalía

Su conexión con sus seguidores es tal, que hasta les ha pedido ayuda para bailar una coreografía porque, confiesa, “me da vergüenza hacer vídeos si estoy yo sola. Por eso se me ocurrió hacer este llamamiento”. De momento, por exceso de trabajo, aún no ha podido hacer la quedada, pero asegura que “os seguiré informando”, cuando pueda “liarla como me gusta, haciendo algo especial y cuidado”. 

Pero su legión de seguidores no es la única razón de su éxito. La principal responsable es, sin duda, ella misma. Porque Sofía Ellar escribe, canta y produce sus temas. Los edita y los lanza, pero también gestiona sus multitudinarias giras. Se preocupa porque toda su banda –su equipo, su gente– esté bien. Se multiplica para llegar a todo. Ella es un referente en gestionar su carrera de forma independiente.  No le va nada mal. Además de colgar el cartel de sold out en sus conciertos, más de 900.000 oyentes la siguen fielmente cada mes en Spotify.

Tras la gira de Libre, a punto de acabar, acaba de lanzar un nuevo single, Pa'lante es Pa’Llá, otro temazo que compuso y grabó en Colombia, en Comuna 13, donde también graba sus videoclips Karol G, y que es famoso por su arte callejero y por ser la cuna del mediático narco Pablo Escobar

¿Cómo definirías tu nuevo single Pa'lante es Pa’Llá?

Es mi primer regeaton, ¡quién me lo iba a decir a mi! Pero una noche estando en Medellín, estábamos Edu, mi productor y amigo dese hace años, y yo con nuestra tusa (despecho) en el Airbnb donde nos hospedábamos, y comenzamos a escribirlo. En principio tirábamos líneas para que fuera para una artista colombiana. Pero cuando ya lo teníamos, nos miramos y supimos que este tema lo tenía que defender yo. Lo sentíamos muy nuestro. Al final, aunque la base melódica es la de un regeaton, la letra, la interpretación y la esencia son muy yo. No me he vendido a un tipo u otro de música, la música es libre y yo ‘tan solo soy real’.

Tras un verano imparable de conciertos, el 23 de septiembre clausuras la gira española de Libre, tu último disco, en el Jardín de las Delicias en Madrid. Tras este año, ¿cuál es tu balance?

Siempre es bueno, muy bueno, sentir el calor del público, poner cara a tantas y tantas personas con las que hablo a diario por redes sociales. Con las que tengo una relación tan especial y es maravilloso por fin poder achucharnos. Son mi familia, como yo les llamo.  A nivel técnico siempre es un reto mover a todo el equipo, somos 14 personas y mi proyecto es completamente independiente, auto financiado y auto producido. Es un 'Juan Palomo, yo me lo guiso, yo me lo como'. Este año han sido mucho kilómetros en España a los que pronto se sumarán los que haremos en Latam.

Sofía Ellar en su disco 'Libre' Christian Hors

Tú pareces muy libre… ¿Qué hay que sacrificar para ser libre?  

Bueno, el precio de la libertad es una lucha constante. Mira, yo hablaba de esto ya en mi primer disco, que produje yo misma. Con él, me salía a la calle cuando nadie me conocía, cuando nadie me esperaba.

Ser libres, todos nos lo planteamos, pero entiéndeme, la libertad hay que trabajársela. Yo, siendo artista libre e independiente, hay un precio que tengo que pagar. Algo de lo que nadie habla. Las noches sin dormir son muchas. Los ataques de ansiedad, también muchos. Como la responsabilidad de tener un equipo, que estén contentos contigo, que las cosas funcionen bien, tener un criterio… Muchísimo trabajo. Y eso, ya te digo yo que no está ni pagado. Parece que tú solo cantas, pero hay muchísimas cosas más detrás. 

¿Cómo es ese backstage de tu vida profesional?

Cuando eres una artista que te quieres autofinanciar, tienes que saber de liderazgo. Saber ser un líder, no solo cuando todo va bien, sino también cuando llegan épocas duras, como fueron estos años de Covid. Imagínate cómo fue para la gente que nos dedicamos a la cultura, si nos habían cerrado todos los teatros, todos los conciertos. Así que ya te digo, resumidas cuentas, hay que saber ser líder siempre, en los buenos momentos y en los malos.

Llevas una carrera autogestionada, editas y produces todos tus discos, ¿por qué decidiste hacerlo así?

En el fondo, porque esto surgió a raíz de un trabajo de fin de grado. Yo estudié Administración y Dirección de Empresas. Me di cuenta de que la música también es una empresa. Yo quería tener un reto, soy una persona muy peleona y cuando veo un reto, voy a por él. Me gusta ponerme a prueba a mí misma y ver hasta dónde puedo llegar.

Este es mi proyecto, mi carrera, mi bebé. Lo he sacado yo de la nada, es mío. Esa sensación es muy fuerte, porque en el fondo te dices a ti misma ‘nadie lo va a hacer como yo', con las mismas ganas y con el mismo corazón y con las mismas horas, no. Eso es un poco lo que puedo comentar. 

Tú eres muy luminosa, pero también has mostrado tu lado oscuro con tu alter ego,  Madame Mademoiselle, que protagoniza alguno de tus temas. ¿Es importante hablar de las zonas oscuras?

Sí, totalmente. Te voy a decir una cosa de la que me he dado cuenta y que fue la que me hizo sacar a Madame Mademoiselle en el disco: necesitaba hablar de las personas vitamina. Yo considero que para mis amigas, para mi familia, mis amigos, mis parejas, siempre soy una persona muy vitamina . Alguien que siempre está bien, que es muy resolutiva y tal. Sofía siempre nos va a sacar de esta.

Pero las personas vitamina también se apagan. No es exactamente lo que me pasó a mí, porque tengo los topes de aguante por encima de la media, soy dura pero con una roca. Ahora bien, también me puedo romper. Y cuando me rompí, caí del 100 al cero. Pero me ha servido de lección. Me ha enseñado a dosificar, a practicar el autocuidado. No voy a volver a permitirme nunca, 'jamás de los jamases' estar como ya he estado.

Eso me ha hecho escribir este disco precioso que es Libre, y que me ha hecho remontar como un ave Fénix. Para que no me vuelva a ocurrir algo así nunca, para que le sirva también a quienes lo escuchen.

He leído un una frase que ponía una una de tus seguidoras en en Youtube sobre tu disco Libre, justo decía que le ayudaba a salir de la oscuridad y a renacer libre. ¿Qué bonito, no? 

Eso es exactamente lo que yo quería. Ese ave Fénix y las plumas son un símbolo de la libertad que siempre he tenido. La artista, pero la persona, también. Escribí las canciones después de tocar fondo. Y una vez llegas al fondo, no te queda otra, solo tirar hacia arriba. Más fuerte incluso que al inicio. Así que digamos que ahora mismo me siento así, con más fuerza que nunca, con más ganas de vivir la vida y de transmitirlo. Porque creo que es nuestro deber también. Que alguien me ponga ese mensaje en redes no me puede hacer más feliz.

A nivel figuras públicas, tenemos esa responsabilidad. Ser influencer no es sacar una marca hoy y otra mañana, sino tener un rol social. Hacer el bien a toda la comunidad, que te sigue precisamente por ese altavoz que tu profesión te ha permitido tener. Para eso tienes que tener la cabeza muy amueblada y ser muy coherente. Si somos influencers, vamos a ser los mejores y a tratar de hacer de este mundo un lugar mejor, ¿no?

Y hablando de esa faceta tuya de influencer, ¿cómo es esa relación con tu gente, con esos seguidores a los que prefieres llamar familia?

Mi público es maravilloso, es una delicia, tienen unos valores y una educación brutales con los que me identifico mucho. Estoy feliz de tenerlos. Cuando nos desvirtualizamos, nos encontramos en las calles o donde sea, hay detalles que tienen conmigo que son una maravilla. El otro día estaba de cañas con mis amigas y, cuando voy a pagar, las han pagado de la mesa de al lado, sin decirnos nada. Te dices, algo estaré haciendo bien para que me cuiden tanto. Yo creo que la gente buena existe, lo que pasa es que la mala hace más ruido. Pero el bien existe, hay que decirlo bien alto. Esto es importante y otra lección que me he llevado en estos últimos años. Yo doy, y doy y doy, pero me cuesta mucho recibir amor. Y creo que es súper importante y necesario aprender a recibir. Que sea una cosa más o menos equitativa, por el bien de todos.

¿Cómo consigues mantener esa autenticidad que te caracteriza? 

Pues no dejándote comer por los juegos, ni quererte mal. Nadie nadie es más que nadie y nadie tiene que ningunear jamás a nadie. Yo soy Sofía Ellar, la artista, pero a veces también me pego unas lloreras increíbles y sólo quiero ser Sofía, la chica. Van de la mano la una y la otra, pero a veces agota que solo vean a la cantante. Para mí es más difícil, no puedes bajar la persiana a las 19:00 h de la tarde. ¿Cómo hace alguien de una oficina? Te pones un traje y luego vas a tomar unas cañas y se acabó, ya no coges el emails. Yo no puedo hacer eso. Pero bueno, son gajes del oficio. Me lo tomo con filosofía. La verdad es que, aunque tengo mucho carácter, soy muy transparente y se me nota todo lo que siento. 

¿Y cómo llevas las exigencias de la fama?

Como hemos hablado antes, creo que tiene que ver con la forma en la que me han educado. En mi casa hay muy poca tontería. Tengo unos padres muy normales, unos hermanos deliciosos para comértelos con patatas y nunca he tenido ningún momento de que se me haya ido el santo al cielo. Gracias a Dios, tengo a mi gente. A mis angelitos de la guarda, mi familia y amigos, que, si se me va la olla, enseguida me meten en una colleja a tiempo. Eso nos viene bien a cualquiera. Esto va de naturalidad y de vivir la vida.

Qué regalo es tener gente que te ate a tierra…

Totalmente. Creo que es lo más importante es que te quieran. Yo ya tengo a mucha gente que me dore la píldora, no necesito más gente. Pero la gente que me diga verdades como puños, esa es la más valiosa. Muchas veces esas verdades duelen. Pero creo que el que me quiera de verdad me dirá lo que a mí no me apetezca escuchar. Precisamente porque me quiere de verdad. Esa es la gente que hay que alimentar, guardar y dedicarle mucho el tiempo. Porque cuando se empiecen a pagar las luces del escenario, será quienes permanezcan. Quédate con esa gente, son los que siempre van a estar.

Antes me hablabas de ser líder. Tú, además de artista, eres empresaria, gestora de todo el proyecto musical que tienes, eres productora, compositora, eres una jefa. ¿Qué tipo de liderazgo intentas trabajar?

¿Jefa? No lo sé… Aunque tengo mucho carácter, soy blanda. He tenido que aprender porque esto es una responsabilidad. De mí dependen muchas personas, mi equipo.  Estamos todos a una y cada uno en su sitio, pero siempre desde el buen rollo. Me gusta hacer piña, comer juntos, charlar, saber cómo estamos… Yo suelo hablar en plural porque considero que los músicos, aunque sean sean contratados, son artistas y todos nos aportamos. Desde el momento en que grabamos juntos un disco, han puesto su granito de arena y su magia para vestir con elegancia mi canción. Por eso, me gustaría agradecérselo públicamente y ponerles en valor, que se lo merecen.

¿La industria musical necesita más productoras, o que las que hay tengan más visibilidad?

Te lo voy a resumir, yo soy de las personas que siempre tratan de ver el vaso medio lleno, porque soy muy optimista. Pero sí que es verdad que hay que seguir trabajando. Artistas más veteranas, como Rozalén, Rosana o Vanesa Martín, lo tenían más difícil y han luchado mucho. Nos han pasado el relevo con una responsabilidad. Ahora tenemos que seguir trabajando para que las que vengan por detrás, lo tengan todavía más fácil. Queda mucho por hacer. Ahora bien, en vez de estar todo el día aireando lo negativo, vamos a poner énfasis en lo positivo y a trabajar, en vez de estar quejándonos todo el rato. Para que esto funcione. Hacer el camino, se demuestra andando.

Como espectadora, ¿te da tiempo a ir a conciertos? 

Cuando puedo, me encanta ir a conciertos y a festivales. Lo considero un ejercicio, también. Para mí forma parte de mi trabajo, porque ves qué hacen tus compañeros, qué cosas puedes hacer tú y aprender. No copiar, pero sí fijarte en cosas que te parezca inteligentes e interesantes. Darme una vuelta por los shows de compañeros, también es una manera de hacer los deberes. 

¿Cuáles son tus referentes musicales? ¿Qué música escuchas en casa?

Mucha música de country, de cantautores como Pablo Milanés o Silvio Rodríguez. También escucho mucha música italiana, como Umberto Tozzi o Lucio Battisti. Y música colombiana como Fonseca, Carlos Vives… Si yo te pongo una playlist mía, lo flipas porque de pronto hay una cosa que hay otra. ¡Me encanta la música! También me gusta el reguetón, aunque no sé, no me veo haciendo un reguetón de esos duros.

Eso te iba a preguntar, ¿te ves haciendo alguna colaboración?

El arte es libre, y como digo en una de mis canciones, la mejor canción no entiende de murallas… Así que no estoy cerrada a experimentar. 

¿Eres feminista? 

Pues yo creo que sí. Pero no me no me gusta nada cuando dices que lo eres y se te echan encima. Como cuando dices que que crees en Dios, también se te tiran encima. Yo me he creado un Dios a medida. Con el feminismo, también es algo así. No me verás sacándome un pecho fuera, porque tengo otras cosas que hacer. Pero me vas a ver trabajando un 8M, porque considero que si queremos reivindicar la igualdad y que las mujeres estamos a la altura, creo que eso es exactamente lo que hay que hacer.

Pero que cada una haga lo que sienta, por supuesto. Yo soy feminista en que hay que avanzar como sociedad. Porque, como mujer, independiente y joven en un mundo de hombres, claro que veo las injusticias. Sólo que hay determinadas cosas del movimiento que a lo mejor yo no las comparto. Como ocurre en todo, en realidad. 

¿Qué le dirías a la Sofía Ellar niña?

Le mandaría todo mi cariño. Y le diría que lo va a conseguir. Este era mi sueño, pero la verdad es que jamás me hubiese imaginado estar donde estoy ahora mismo. Aunque igual pintaba porque antes de que saber hablar, yo ya cantaba. Hay una grabación antigua mía cantando Cachito, cachito, cachito mío… [tararea la canción].

En mi familia decían, ‘ay, la niña va a salir artista’. Y mi madre decía ‘ni de broma’… Pero al final eres lo que eres. Por mucho que lo intentaron, cuando terminé la carrera de Administración de Empresas, les dije ‘ya he cumplido mi parte del trato, ahora vais a flipar’. Y eso es exactamente lo que he hecho, darlo todo.

También doy las gracias a que mis padres hayan sido tan tan estrictos y me hayan inculcado tanta disciplina, porque te aseguro que esto de la música no se puede llevar con nada que no sea una extremada disciplina. Lejos de ser sexo, drogas, rock and roll, esto requiere una fuerza mental, un cuidarse extremos. Para luego poder estar moviéndote en un escenario, 'hacer pino puente' para cerrar un concierto… Tienes que tener la cabeza en su sitio, comer bien y descansar. En realidad, la vida de una cantante es bastante comedida (risas). 

Te sientes cántabra, pero naciste en el Reino Unido, ¿cómo llevas esa dualidad?

Pues no la considera dualidad. Como suelo decir, soy ciudadana del mundo. Al igual que cuando me dicen, ‘tu música es los pijos y no sé qué’, yo digo, no perdona, mi música es para todos. Hay todo tipo de gente en mis conciertos. Hay personas: padres, madres, hijos… de todo. Yo soy libre. No me encasilléis, no me he politicéis, ni me he demonicéis. Yo soy para todos y para todas. Todo el mundo es bienvenido a mi gran familia, a mis conciertos. Y va a seguir siendo así, siempre. 

Que así sea… ¿Qué frase o lema te definiría?

Ah, pues mira, la de la canción Libre. Esa canción me la he escrito a mi misma, y digo ‘ahora me pitan los coches en la embajada’, refiriéndome a un mundo y luego digo, ‘ahora me pitan los coches en la barriada’. Cuento que vivo entre dos mundos de locos, pero no me siento de nadie.

Ese para mí es el lema de mi vida, no me encasilles porque yo soy libre y voy caminando despacio, a mi aire. Me está costando, porque cuesta mucho sacar las cosas adelante como independiente, como mujer, pero pero acaba saliendo. Mientras, yo me voy a dedicar a seguir trabajando en seguir siendo una persona y que pase lo que tenga que pasar.

Y por último, ¿qué importancia han tenido los gatos en tu carrera?

(Risas) ¡Muchísima! Mis gatos son lo mejor del mundo, son muy protagonistas en mis redes sociales. También me tienen loca, la verdad, porque a veces me hacen algunas trastadas. La última, me destrozaron el nórdico. Me encontré una fiesta de plumas en casa… Y ellos con cara de ‘yo no he hecho nada’. Pero me dan la vida y me hacen feliz. Recibo mucho, mucho amor de ellos y muchas risas.