Susana Infante (44 años) tiene la facilidad de emocionarse casi con cualquier cosa. Quizás eso fue lo que le hizo mirar al cielo sin mover los pies del suelo. Eso y la casualidad, como ella misma repite cuando habla de su trayectoria y de los giros que ha dado su vida profesional y personal.

Esta extremeña, ingeniera industrial y una de las pocas mujeres que dirigen proyectos en tecnología espacial en España, reconoce que su primera expedición al 'extranjero' fue a punto de terminar ya la carrera, en Badajoz, y gracias a Erasmus, ese programa de intercambio europeo que muchos denuestan. Hizo las maletas y tomó un avión que la llevó a Italia y al espacio.

"Después de ese último curso no me quería ir de Roma y decidí quedarme un año más con el proyecto fin de carrera. Quería algo práctico y me dieron a elegir entre Alitalia, y el mundo de la logística en aviones, o Thales Alenia Space, para estudiar el flujo de vida de una antena de comunicaciones ya en el espacio", explica desde las oficinas de esta joint venture franco italiana en España, situadas, curiosamente, en la calle de Einstein de Tres Cantos.

Susana Infante, en las instalaciones de Thales Alenia Space en Tres Cantos. Beatriz Donlo

Esa decisión la acercó ya definitivamente a las estrellas. "En ese momento entré de becaria y te tienes que ir ganando que te tengan en cuenta. Pero no es fácil ser mujer y joven en ese mundo. En Italia, a diferencia de nuestra empresa en España, la edad media es más alta y la mentalidad es diferente".

Susana confiesa que nunca se ha sentido sola ni ha tenido problemas para hacerse oír pero sí que no había mucho referente femenino en estos ámbitos. "En Thales Italia, en antenas, éramos 8 y yo era la única mujer. Pero es que en Badajoz, en la universidad, éramos siete en clase con 80 chicos. Y hablamos de 1997. Ingeniería, sobre todo mecánica, era casi toda de chicos", resalta ante la necesidad de aumentar el número de chicas desde los estudios en las carreras de ciencia y tecnología.

Ella sí tenía algún referente en casa, aunque no fuera femenino. Su madre es médica y su padre ingeniero de montes, así que hasta los 14 pensó que la medicina era lo suyo, pero las matemáticas y los juegos con su padre la fueron llevando al otro lado. "Busqué algo práctico y la ingeniería tenía una buena salida desde el punto de vista profesional".

Así que casi aplicó una fórmula matemática para saber que mecánica era potencialmente un buen camino y se lanzó a por ello. "Es verdad que de pequeña sí me gustaba más construir y jugar con los coches que con las muñecas, pero no siento que sea el típico ingeniero con mentalidad de ingeniero. De hecho, ahora, el rol que tengo como jefe de proyecto es bastante transversal".

Susana Infante, en la zona de pruebas del sistema de comunicación de la antena. Beatriz Donlo

Euclid

Escuchar a Susana Infante hablar de los proyectos de esta compañía internacional, "donde muchos cargos intermedios están ocupados por mujeres", focaliza la atención en el papel que está ejerciendo Thales España en la creación de una industria firme en ingeniería aeroespacial en nuestro país. ¡Que nadie lo diría!

Sin embargo, ella, una joven y española, estaba perfectamente integrada en Roma y tardó en decidirse a aterrizar en la filial madrileña de esta empresa. Y no fue precisamente por la pasta. "Me quedé en Italia y en Thales por temas de amor y porque estaba muy feliz en el trabajo. Allí me dieron muchas oportunidades, hice un máster pagado por la empresa y fueron 10 años en los que aprendí muchísimo. Pero siempre tenía en mente volver a España, sin dejar el espacio. Los que trabajamos en estos temas, somos unos privilegiados porque contribuyes al presente y al futuro de nuestro planeta".

Beatriz Donlo

Y en 2009 se confabularon tres de sus palabras preferidas, Thales, casualidad y amor, para hacer las maletas y llegar a Madrid. "Hubo un momento en que mi marido, italiano, estaba trabajando en España y yo, española, en Italia... Así que al final pedí el traslado a la sede de Thales Alenia Space en Madrid y me lo concedieron".

Le tocaba de nuevo amoldarse a una realidad "mucho más pequeña y más dinámica" pero en un sector, y una empresa, que siempre está en continúa "evolución". "Siempre intento buscar el lado bueno de las cosas, pero este caso, el cambio no fue difícil. Todo lo contrario, salí ganando. Ese 'caos ordenado' de Roma, como lo definió mi padre cuando estuvo allí, es como se trabaja y la forma de comunicarse", bromea.

Empezó asistiendo a un jefe de proyecto, relacionándose con los contratistas... hasta que en 2018 le dieron su gran oportunidad y escuchó por primera vez hablar de materia oscura gracias al proyecto Euclid.

"Nosotros hemos hecho la antena del satélite que va a viajar al espacio profundo para estudiar el origen del universo. Para hacer esas preguntas de si el universo se está desvaneciendo o si por el contrario está en plena expansión... Durante seis años van a tomar muchas muestras y fotografías y aquí lo que hemos hecho es el sistema de comunicación con la Tierra", trata de resumir Susana para los no expertos en estos proyectos espaciales.

En Euclid, como jefa de este proyecto, ha llegado a tener 15 personas a su cargo, no directamente pero sí de forma funcional, además de 11 suministradores externos. "Fue una comedia a la italiana porque después de 10 años me encontré trabajando con la misma gente con la que había dejado. Otra casualidad pero que fue genial porque conoces a todos y ellos te conocen a ti. Cada parte de la antena la hacía un subcontratista diferente: de España, Alemania, Suiza... Las pruebas las hacían en Roma, pero nosotros estábamos por arriba coordinando".

Susana Infante en el laboratorio de Thales Alenia Space. Beatriz Donlo

La antena ya está entregada en tiempo y forma en Italia para que allí se termine de montar el satélite que se lanzará en el año 2022. "Tuvimos mucha presión durante una época de su construcción. Nos costó mucho ganarnos la confianza del cliente y de la Agencia Espacial Europa, porque no tenían claro que en España se hicieran sistemas de comunicación, pero los hacemos... y muy bien", advierte.

Hera

De hecho, si alguien no se imaginaba que España pudiera ser una potencia también en industria aeroespacial que se lo vaya imaginando porque Euclid sólo fue el principio de otro encargo que también dirige Susana Infante y que implica hasta a la NASA.

"Con el proyecto Hera estamos en fase de negociación. Es una especie de Argameddon, [como en la película] para estudiar si se puede desviar la trayectoria de un asteroide peligroso para la Tierra. Se ha elegido uno, en combinación con la NASA, que lanzará un satélite para impactarlo. Tres o cuatro años más tarde irá Hera, que es de la Agencia Espacial Europea, a hacer mediciones de cómo ha cambiado su composición y si se ha conseguido desviar la órbita. Es el primer programa de defensa planetaria".

Y ahí está Thales Alenia Space España: "Hacemos el sistema de comunicación. La tecnología se encuentra en parte en Italia y la ingeniería del sistema, la hacemos aquí. Lo más complicado es que se tiene que lanzar en 2024, para ello tenemos que dar nosotros a nuestro cliente, una empresa alemana, el subsistema en el 2022 y es un tiempo muy reducido".

Ese es precisamente el reto de este encargo, puesto que la tecnología ya está desarrollada en sus laboratorios. Susana Infante destaca que se ganó este proyecto durante la pandemia gracias, sobre todo, al trabajo que desde casa hicieron los técnicos y los comerciales. "No estábamos 100% preparados para el aislamiento pero te das cuenta de las ventajas del teletrabajo para personas que tengan hijos", aclara.

Ella no los tiene, pero sabe lo que le ha costado conciliar vida laboral y familiar con el proyecto Euclid: "Tenemos que saber dónde nos ponemos los límites. Conciliar con un proyeto como Euclid hubiera sido difícil. Te absorbe mucho en un primer momento, pero las prioridades las marcas tú y lo importante es saber elegirlas bien".

Susana Infante, en las instalaciones de Thales Alenia Space en Tres Cantos. Beatriz Donlo

Talento femenino

Thales Alenia Space España está en pleno crecimiento, una expansión en la que se está intentando captar talento femenino para equilibrar su presencia en algunos departamentos, "sin llegar a tener cuotas". Ella siempre ha sentido que confiaban en ella, pero reconoce que, en determinados estamentos, es más complicado llegar. "Aún queda que sea la mujer la que esté al frente. Cuesta llegar a los lugares de decisión y va a depender de lo obtuso o no que sea tu dirección. Pero no sólo con las mujeres, también hay que apostar por la diversidad".

Esta extremeña reconoce que "mirando al cielo es cuando está realmente más atada a la Tierra, porque es lo que hace tener esperanzas y seguir hacia adelante". Su entusiasmo le hace sonreír y asegurar que sí tendremos las respuestas que buscamos en el espacio y que, además, habrá un día en el que mandar a una mujer a la luna no tenga que ser noticia. Hay que seguir soñando.