Con agosto tocando a su fin, la rutina vuelve a apoderarse de las agendas. Sin embargo, aún quedan días de verano y hay algunos afortunados que pueden disfrutarlos de forma excelsa en lugares de ensueño como Isla Calivigny, un trocito de paraíso terrenal que mira de frente al mar Caribe y al océano Atlántico.
Este enclave, que forma parte del país de Granada, se trata de un espacio privado que pertenece al empresario franco-suizo Georges Cohen, que compró la propiedad en el 2001 con la idea de emplearla como refugio familiar y para sus allegados.
No obstante, años más tarde, decidió convertirla en uno de los resorts más lujosos y discretos del mundo, algo que ha atraído a sus playas a personalidades como Melinda Gates, que se retiró allí tras su separación, y Justin Bieber, que escogió la ubicación para celebrar su 21 cumpleaños.
El emprendedor, al que en Le Monde denominaron hace ya 20 años como un autodidacta que logró ser millonario, ofrece la posibilidad de alquilar la isla en su totalidad o por grupos.
"Si el tiempo es nuestro activo más preciado, entonces la libertad es el mayor de los placeres". Esta frase es la carta de presentación de Isla Calivigny en su página web, una invitación que anticipa lo que viven aquellos que logran pisar sus playas.
"Te damos las llaves para crear tu propia historia. Todo desde la privacidad de este paraíso moderno", se continúa leyendo en la home, donde además aclaran que los huéspedes tienen a su disposición todo un equipo de expertos: desde cocineros con estrellas Michelin, pasando por aclamados diseñadores, además de entrenadores personales y expertos en wellness.
Desde el resort se trabaja en una experiencia a medida desde todos los ángulos posibles. Y es que un proyecto así solo se puede abordar desde la dedicación, lo que radica en sus orígenes.
En concreto, fue el amor lo que movió a Cohen para adquirir la isla. Durante décadas, como ellos mismos aseveran, estuvo desierta y conquistada por una suerte de "belleza salvaje". Hasta que la esposa del magnate puso sus ojos en ella. "Momentos para atesorar. Recuerdos que perduran por siempre. El sencillo placer de compartir el tiempo".
El alojamiento
En Isla Calivigny todo está pensado prestando atención a cada detalle para ofrecer una estancia única en tres tipos de espacios:
The Beach House tiene capacidad para 20 personas y su estética funde el estilo francés colonial con el diseño balinés. Todo está pensado para el disfrute: desde una master suite palaciega con un increíble jacuzzi, hasta su increíble piscina, pasando por una cocina en exterior.
Por otro lado, también está The Overhang House, que puede albergar hasta a 16 huéspedes. En la construcción, de estilo contemporáneo, destacan sus vistas panorámicas del Atlántico y el mar Caribe. "Por la noche, el arrullo suave de las olas rompiendo en la costa te inducirá al sueño", señalan en la web de Calivigny.
Este espacio está repleto de obras de arte y su diseño de interiores corrió de la mano del afamado Christopher Guy.
Por último, The Beach Cottages pueden acomodar hasta a 12 personas y es el espacio que ofrece una experiencia más íntima en cuanto a los alojamientos de la isla. Estos bungalós se mimetizan a la perfección con el ADN salvaje del enclave.
Diferentes medios especializados en este tipo de viajes y estancias afirman que el precio por noche en este rincón del Caribe puede oscilar entre los 90.000 y 150.000 dólares.
Más allá
La filosofía de Isla Calivigny en cuanto a su carácter experiencial se asienta sobre cuatro pilares: vivir el momento, o en el momento, relajación, bienestar y fitness. Todo esto lo trabajan desde diferentes flancos mediante apuestas para explorar con los cinco sentidos.
Durante la permanencia en el paraíso, se pueden disfrutar de deportes acuáticos, clases de cocina, actividades vespertinas que entroncan con la noche y que se traducen en fogatas en la playa, cine bajo las estrellas o cenas acompañadas de notas que brotan de un piano de cola…
Además, los más pequeños tienen mucho protagonismo en el planteamiento vacacional del alojamiento. El listado de actividades a su disposición va desde intrépidas búsquedas del tesoro, hasta fiestas de la espuma en la piscina o visitas a la granja de la isla.
Por supuesto, entre las propuestas lúdicas no podían faltar salidas en yate y visitas a Granada, conocida como la isla de las especias. Este enclave es ideal para practicar barranquismo, así como para hacer una cata de rones.
Una vez más, en Isla Calivigny nada queda al azar y el placer se da por hecho desde una planificación muy pensada y que respira lujo se observe desde donde se observe.
