La llegada de septiembre no solo invita a hacer un cambio de armario, sino también a transformar la casa. Ahora, vivir a ritmo de experiencias es la tendencia. Aferrarse a algo que trascienda el momento es esencial para poder sobrevivir a rutinas y agendas. Hacer de la casa un hogar es clave para ello.
En este contexto, el concepto de lujo se traslada también a la dirección que nos acoge y que nos observa desde la intimidad, con una mirada cómplice. Ese espacio que también ha de reflejar lo que somos. Y para lograrlo, hay que tomar una serie de decisiones en cuanto a decoración e interiorismo que suponga una inversión económica y estética.
¿Cuáles son entonces las trends de esta nueva temporada? En parte, aquellas que abandonen precisamente el término de la temporalidad, las relacionadas son la sostenibilidad, el arte, la domótica y el quiet luxury.
En clave eco
El consumismo es uno de los grandes males del siglo XXI. La manera de estar presente en redes sociales no ayuda tampoco a frenarlo. Constantemente, se está sometida a un bombardeo de ideas que incita a hacer clic sobre el carrito de la compra de turno y en esas decisiones prima el impulso, no la racionalidad.
Esta actitud poco tiene que ver con una mentalidad eco-friendly, pero hay un hálito de esperanza en forma de artesanía y mercado vintage que va un paso más allá de lo obvio y de la sencillez de pasar la tarjeta virtual.
Hoy en día, el lujo también reside en apostar por el comercio local, evitando además lo que implica en cuanto a la cuestión medioambiental los pedidos a los gigantes asiáticos que recorren kilómetros y kilómetros hasta encontrar su destino.
"Apostar por el arte siempre es un acierto, no vas a perder dinero. Lo mismo sucede con los muebles antiguos. Hay que ir a escuelas y galerías, al rastro, a la búsqueda de piezas bonitas y rehabilitadas. Es algo que nunca va a pasar de moda", apostilla el arquitecto Nacho Castillejo, de Polight.
Por otro lado, está también en el aire el tema de dejarse llevar por tendencias y estéticas muy marcadas, que tienen fecha de caducidad.
En los últimos tiempos, los sofás de pana verde y los sillones de bouclé se han convertido en un imprescindible en las casas de las influencers, que han logrado su meta de trastocar las listas de deseos de los simples mortales.
"Yo no invertiría en algo así. Iría antes a por algo de buena calidad pero más básico. Al fin y al cabo se trata de piezas grandes que condicionan mucho el espacio. Pienso que son cosas que tienen un recorrido corto. Además, ¿a quién le apetece sentarse ahí cuando el termómetro sube hasta los 40 grados?", comenta el experto entre risas.
Además, el arquitecto afirma una realidad que a veces se olvida: las creadoras de contenido tienen la facilidad, debido a su profesión, de hacer tantos cambios en su hogar como consideren, ya sea por su posición o por las colaboraciones y acuerdos con diferentes firmas.
Por supuesto, esto no quiere decir que si a una persona le encaja determinada tendencia, no tenga que caer en ella, pero quizás lo más inteligente sea apostar por la misma en objetos más discretos y que no supongan una inversión tan exagerada. Puede ser interesante cambiar una silla o un sillón por, quizás, un puf.
Inteligencia artificial
En la actualidad, la IA está presente en todos los ámbitos y se está haciendo lo posible por integrarla de la forma más orgánica en puestos de trabajo, lugares públicos y también en la vivienda, aunque por el momento está en el aire saber cómo hacerlo de manera adecuada.
Antes, cuando se imaginaba cómo sería este momento, había referencias cinematográficas como la de Stanley Kubrick en 2001: Una odisea del espacio.
Sin embargo, parece que lo que finalmente se va a experimentar se acerca más al guion de Her, la cinta de Spike Jonze. Eso sí, sin caer en relaciones afectivas que vayan más allá de un gracias, por si en algún punto las máquinas se rebelan como en Yo, robot.
Hoy en día, cuando se piensa en hogar e inteligencia artificial, estos conceptos se relacionan con el de domótica y con los accesorios que la han hecho accesible para todos en los últimos años. Desde la asistente virtual de Amazon, Alexa, hasta la propuesta de Google o la de Apple. "Poder tener este control ya supone algo superior", señala Nacho Castillejo.
No obstante, si se quiere integrar también el término lujo, se puede hacer de diferentes formas. En Polight lo hacen desde su campo de actuación, la iluminación, aunque saben que se trata de algo que aún se encuentra en sus albores.
Imagen de un salón donde impera la sencillez y destacan elementos concretos.
"Lo estamos entrenando poco a poco. Acabamos de presentar un proyecto en el que los focos actúan como minicámaras de vigilancia que miden por qué zonas de la tienda se mueven más los clientes, dónde se paran durante más tiempo… También se puede controlar la temperatura de la luz. Y esto se podría trasladar al hogar, claro", explica.
Lujo silencioso
Este tándem de términos que ha estado tan presente en las últimas temporadas en el sector de la moda, y que ha quedado reflejado en ficciones como la exitosa serie Succession, también se traslada a la casa.
Se trata de un movimiento que prioriza la elegancia mediante la discreción, la sutileza y la sofisticación, partiendo siempre de una base de la búsqueda de materiales de calidad y la artesanía.
"Nuestros clientes quieren que haya ese toque de iluminación extra, pero sin que resulte algo notable -declara Nacho Castillejo-. Hay una idea que me parece muy interesante, que es la de apostar por obras de artistas emergentes y potenciarlas mediante la luz. Esta es una visión que no estaba presente hace unos años, cuando la expresión del lujo era otra".
En redes
Volviendo a las plataformas de internet, el principal caladero de tendencias del momento, además de la obsesión por la pana verde y el bouclé, también hay un movimiento muy fuerte en torno a una estética que aúna la obsesión millennial por el minimalismo con un estilo más barroco, sin caer en excesos.
Se trata de la idea de cómo las curvas han sustituido a las líneas rectas en las zonas de paso de unas estancias a otras, así como la presencia de molduras y muebles de construcción. Pero, ¿tiene esto algo que ver con el lujo?
Según Castillejo, por una cuestión económica, sí que se puede asociar a lo luxury, ya que trabajar este tipo de propuestas implica una mayor inversión por el tiempo a emplear, así como la mano de obra. "Es más difícil generar ese efecto redondeado que una recta o ángulos de ese tipo", dice.
No obstante, este tipo de apuestas que parece que chocan con la búsqueda del minimalismo no es más que algo cíclico: "En algún punto volveremos a ello".
Sin embargo, hay un aspecto diferencial que no va, precisamente, de aquello que se vuelca en redes sociales.
Y es que el lujo también está en ser uno mismo, algo que siempre va a estar condicionado por el contexto. Hacer hogar también es plasmar la seña de identidad de cada cual en casa y eso sí es algo que trasciende tendencias y la inherente temporalidad de las mismas.
