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En Finlandia existe un sistema de devolución de envases que premia económicamente a quien devuelve botellas y latas vacías. En cualquier caso, el importe del depósito depende del tipo y tamaño del envase.

Este sistema convierte el reciclaje en una práctica casi cotidiana: introducir la lata o botella en la máquina adecuada, recoger un recibo y recuperar el importe pagado al comprar la bebida.

Así lo cuenta la arquitecta Nerea Bartolomé a través de su cuenta de TikTok (@nereabartolome): "En Finlandia te pagan por reciclar las botellas de plástico, las latas, por todo esto. Una botella normal de agua, por reciclarla te devuelven 10 céntimos o una lata, 15 céntimos. Y las botellas más grandes, 40 céntimos".

Para muchas personas como Nerea, esto puede representar un ingreso modesto pero real. "Nos pagan 0,40 euros por botellas grandes y 0,15 euros por lata", afirma. Esta frase refleja cómo algo tan simple como devolver envases vacíos se convierte en un estímulo económico.

En Filandia, las botellas de plástico PET, latas de aluminio y botellas de vidrio están sujetas a un pequeño depósito cuando las compras. Este depósito se recupera al devolver el envase vacío, intacto y con su etiqueta, a través de máquinas especiales.

Este sistema está gestionado por Palpa (Suomen Palautuspakkaus Oy), y forma parte de una legislación de reciclaje establecida en Finlandia desde los años 90.

El procedimiento es simple: cuando compras una bebida en un envase con depósito, pagas un extra (el depósito). Una vez consumida, devuelves el envase vacío en una máquina automática, que lo escanea, lo separa y te entrega un recibo canjeable en caja por el dinero del depósito.

Gracias a este sistema, Finlandia alcanza tasas de reciclaje de envases muy elevadas: más del 90% de latas y botellas terminan siendo devueltas cada año.

Esto beneficia tanto al medioambiente (menos residuos y materiales al fabricar nuevos envases) como a las personas: el pequeño reembolso puede suponer unos ingresos extras. Para algunas personas, recoger envases abandonados o de la calle y devolverlos significa un pequeño complemento al presupuesto.

Además, el sistema promueve la economía circular: los envases devueltos son reciclados y sus materiales reutilizados, por ejemplo, fabricar una lata nueva a partir de aluminio reciclado requiere solo un 5% de la energía que consumiría fabricar la lata desde 0.

Para Nerea, este esquema no es solo un acto de conciencia ecológica, sino una oportunidad práctica. El comentario "0,40 euros por botellas grandes y 0,15 euros por lata" revela cómo un hábito cotidiano (comprar bebidas, beberselas y devolver los envases) puede traducirse en un pequeño ingreso.

Este modelo impulsa la responsabilidad individual: cada envase devuelvo cuenta,  no solo para reducir residuos, sino también como incentivo directo. Por eso, muchos finlandeses jóvenes o estudiantes lo hacen habitualmente.

Además, el sistema demuestra que políticas públicas bien diseñadas pueden cambiar comportamientos: la devolución de envases se ha normalizado en Finlandia desde la infancia, por lo que, en conclusión, reciclar vale, literalmente, algo.