El reconocido arquitecto Emiliano Domingo especializado en rehabilitación patrimonial alerta a Arquitectura y Diseño lo siguiente: descartar elementos históricos de viviendas antiguas compromete su identidad y valor patrimonial. Identifica su eliminación como un error grave que se desvirtúa la arquitectura tradicional y empobrece la memoria urbana.
Conservar características originales, como molduras, suelos de madera, chimeneas o ventanas centenarias, resulta clave para mantener el encanto y autenticidad de estas viviendas, además de revalorizar su estética y mercado. Este enfoque combina historia y funcionalidad moderna.
Arquitectos y expertos sostienen que restaurar en lugar de reemplazar no solo preserva la identidad arquitectónica, sino que también puede ser más eficiente y económico. La rehabilitación sensata fomenta resultados estéticos duraderos, seguros y respetuosos con el patrimonio.
Cocina antigua.
Las viviendas históricas destacan por molduras de época, suelos originales y carpinterías únicas. Preservar estos elementos intactos o restaurarlos realza su carácter inimitable y mejora notablemente su valor en el mercado actual.
Uno de los errores más frecuentes en reformas es eliminar características originales sin considerar si pueden integrarse en el diseño contemporáneo. Estos detalles aportan autenticidad y suelen ser altamente apreciados por compradores y preservadores.
Cocina rústica.
Mantener lo original no impide actualizar partes esenciales como cocina, baño o instalaciones. De hecho, adaptar con sensibilidad histórica produce ambientes funcionales y acogedores sin perder el alma del edificio.
Conservar elementos originales a menudo resulta más sostenible. Reparar suelos de madera o puertas antiguas puede ser más barato y ecológico que reemplazarlos por materiales nuevos, además de conservar la autenticidad histórica.
Eliminar rasgos originales puede conducir a espacios planos, carentes de personalidad, en los que se pierde la diversidad estética de la arquitectura tradicional. Restaurar lo existente aporta singularidad, historia y estilo propio.
Restaurar conserva la historia. Cada viga vista, cada baldosa hidráulica y cada moldura cuenta con una parte del pasado conectando emocionalmente con quienes viven o visitan el espacio, otorgándole mayor significado.
Los especialistas recomiendan realizar diagnósticos y proyectos con visión global antes de intervenir. Solo así se identifica qué elementos tienen valor artístico, estructural o histórico, para restaurarlos o integrarlos adecuadamente.
Eliminar elementos originales de viviendas antiguas es renunciar a su esencia. Restaurar, reinterpretar y armonizar lo original con lo contemporáneo y enriquecer la vivienda con historia y valor.
Puertas macizas, rejas forjadas, techos con vigas de madera o baldosas hidráulicas son detalles que, restaurados, aportan un carácter irrepetible. Sustituirlos por versiones modernas supone perder piezas únicas que hoy resultan muy costosas de reproducir y con un valor estético incalculable.
El arquitecto Emiliano Domingo lo resume con claridad: tirar sin pensar elementos originales es un error que genera arrepentimiento. Para él, conservar lo auténtico no solo preserva la memoria de la vivienda, sino que también garantiza personalidad y un valor añadido en el futuro.
Para Emiliano Domingo, cada casa antigua es un testimonio de la historia social y cultural de una época. Eliminar elementos originales supone borrar parte de esa memoria colectiva, mientras que conservarlos permite que generaciones futuras comprendan cómo vivían y construían quienes nos precedieron.
El arquitecto insiste en que la modernización no está reñida con la conservación. Se puede innovar respetando lo auténtico, adaptando instalaciones y mejorando la eficiencia energética sin perder techos artesonados, vigas de madera o suelos hidráulicos. Este equilibrio crea viviendas únicas, donde pasado y presente conviven en armonía.
