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Cuando una tienda de Leroy Merlin buscaba personal para la sección de ferretería, una joven estudiante de arquitectura decidió enviar su currículum casi por impulso. "Esa semana estaba enviando solicitudes a muchas empresas, pero no me veía en Leroy Merlin, como que la vibra no me encajaba", recuerda entre risas @yususita en TikTok.

En su curriculum, reconoce, había "un poco de cuento". Sabía diseñar espacios y usar programas técnicos, pero "montar con tornillos, lo mínimo". Temía que en la entrevista le hicieran preguntas sobre montaje o herramientas que no sabría responder. Sin embargo, el proceso fue muy distinto a lo que imaginaba.

"Desde el primer momento dejé claro que no había tocado un tornillo en mi vida, pero que tenía muchísimas ganas de trabajar y aprender", explica. Su sinceridad fue, precisamente, lo que más valoró el equipo de selección. "No te preocupes - le dijo su jefa- aquí te vamos a dar la formación que necesitas".

Su historia no es una excepción. En Leroy Merlin España, la formación es uno de los pilares fundamentales de la compañía. Según datos publicados por Corresponsables, la empresa inauguró un campus de formación en San Sebastián de los Reyes para enseñar a sus trabajadores sobre producto, atención al cliente y gestión de sección.

Solo en 2022, cada empleado recibió unas 40 horas de formación, un dato que confirma la apuesta del grupo por el desarrollo interno. La compañía insiste en que el entusiasmo y la actitud puede pesar más que la experiencia previa, especialmente en puestos de atención al público o asesoramiento técnico.

En la entrevista, la protagonista de esta historia fue clara: no tenía experiencia en tornillería ni en bricolaje, pero sí interés en aprender. La empresa lo entendió como una oportunidad. "Nosotros te formamos", le aseguraron. Esa filosofía coincide con el lema interno de la compañía: empleados que crecen con la empresa.

Ya incorporada en la plantilla, la trabajadora comenzó un completo proceso de aprendizaje dentro del campus de formación interna. "Te enseñan desde cero todo lo necesario para trabajar y llevar la sección. Me ha ayudado muchísimo, tanto profesionalmente como para mi futura profesión", cuenta.

En apenas unos meses, logró algo impensable para alguien que nunca había trabajado en ferretería: se formó como operadora de plataformas elevadoras. "Estoy emocionada, la próxima semana empiezo formaciones prácticas", añade con entusiasmo. La empresa dice, le ha dado confianza y estabilidad, además de un entorno donde el aprendizaje continuo es parte del día a día.

El ambiente laboral también ha sido determinante. "He descubierto que me gusta la atención al cliente, aunque a veces puede ser pesada", confiesa. Pero, en general, se siente "contenta y agradecida". Su experiencia refleja una tendencia que crece en las grandes empresas españolas: valorar las competencias blandas - como la comunicación y la actitud - por encima del historial profesional.

Casos como el suyo demuestran que la honestidad y la motivación pueden abrir puertas incluso en sectores técnicos. La transparencia al reconocer sus limitaciones no la perjudicó; al contrario, la ayudó a generar confianza y a mostrar compromiso.

Tres factores resumen su éxito: En primer lugar, la transparencia desde el primer momento. Admitir la falta de experiencia, pero mostrar ganas de aprender; en segundo lugar, la actitud positiva y curiosa de tal forma que se enfoca en las oportunidades y no en los miedos, y finalmente, la formación interna sólida.

Para quienes intentan acceder al mercado laboral sin experiencia, esta historia ofrece una lección valiosa: la actitud puede pesar más que el currículum. En el caso de Leroy Merlin, programas como "Generación L" o el "Trainee Program" están diseñados precisamente para incorporar a personas jóvenes o en formación que buscan una primera experiencia en el sector del hogar y el bricolaje.

"Hay buen ambiente, aprendo cada día y me siento útil", resume la trabajadora. De no haberse atrevido a enviar el currículum, hoy no estaría en el puesto que disfruta. Su relato confirma que, en muchos casos, la mejor herramienta para conseguir empleo no es un tornillo, sino las ganas de aprender.