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Cuando diseñamos un espacio, tendemos a priorizar la estética: cortinas largas que rozan el suelo, muebles estratégicamente colocados... Todo parece encajar a la vista. Pero si entre esos elementos ocultas el radiador, pierdes calor sin darte cuenta.

En consecuencia, Carlos Rubio, experto en decoración, cuenta a Arquitectura y Diseño, que "quedan monísimos, pero calientan menos". De hecho, ocultar radiadores no es consejo aislado: numerosos especialistas en calefacción alertan de que bloqueos visuales reducen el intercambio de calor por convección.

Por eso, al cubrirlos, la emisión no se propaga correctamente por la estancia. De esta forma, es necesario saber cómo afecta tapar radiadores a tu factura y confort, así como tener otras ideas decorativas inteligentes para convivir con ellos sin perder estilo.

El principio básico de un radiador es disipar calor al ambiente mediante convección y radiación. Cuando el aire en contacto con su superficie se calienta, asciende y atrae aire frío hacia abajo, generando una circulación. Si pones delante una cortina gruesa o un mueble bajo, ese flujo se obstruye.

Según el especialista John Lawless, cubrir radiadores con mobiliario o acumular polvo sobre ellos complica que trabajen bien: el calor queda estancado y parte de la energía se "pierde". Además, si reduces la superficie expuesta al aire, el radiador necesita trabajar más para mantener la temperatura deseada.

En consecuencia, aunque visualmente resulte más limpio un radiador "escondido", lo cierto es que se pierde eficiencia térmica y puede aumentar el consumo energético. Si un radiador no puede irradiar correctamente, lo más probable es que enfríes menos la habitación o que necesites subir más la potencia de la calefacción.

En viviendas con varios radiadores obstruidos, eso se traduce en mayor gasto en calefacción al final del mes. También notarás que la temperatura en la parte inferior de la estancia será más fría, y esa sensación de corriente o estratificación (aire caliente arriba, frío abajo) se acentúa.

Para suplirlo, el sistema de calefacción funciona más tiempo o con mayor potencia, lo que desgasta componentes y eleva costes. Igualmente, el confort se resiente: camas frías de muros, zonas junto a muebles, y un ambiente menos homogéneo. En definitiva, no es solo estética, es rendimiento.

¿Qué ideas decorativas existen sin sacrificar el calor del hogar?

  • Respetar distancias mínimas: deja al menos 10-15 cm entre cortina y radiador, y evita que la tela roce la superficie. De este modo, el aire caliente puede salir sin obstáculos.
  • Muebles elevados: opta por muebles con patas que permitan que el calor se desplace por debajo; evita muebles que "apoyen" sobre el radiador.
  • Rejillas decorativas: si te molesta el radiador a la vista, puedes colocar cubiertas con rejillas metálicas que permiten el paso del aire pero suavizan su apariencia.
  • Cortinas ligeras o translucidas: en lugar de telas gruesas, elige tejidos más finos o con ranuras superiores para dejar salir el calor.
  • Ubicación estratégica del mobiliario: no coloques sofás o mesas altas en frente, mejor al costado o con espacio de paso para el calor.

En consecuencia, los decoradores coinciden en que integrar el radiador dentro de la estética del hogar es posible sin necesidad de ocultarlo. Pintarlos del mismo color que la pared, apostar por diseños más modernos o incluso convertirlos en un elemento decorativo con estantes superiores son algunas soluciones.

Si lo que buscas es no romper la estética del salón o dormitorio, otra opción es plantearse emisores térmicos de bajo perfil o radiadores verticales, que ocupan menos espacio visual y resultan más fáciles de integrar en la decoración. Eso sí, siempre sin bloquear su capacidad de emitir calor.

Además de no cubrir los radiadores, otros hábitos mejoran su rendimiento: purgarlos al inicio de cada temporada, mantenerlos limpios de polvo y evitar apoyarse en ellos con ropa húmeda. Estos gestos sencillos maximizan la eficiencia y garantizar un calor más homogéneo en toda la vivienda.