Reformar la cocina es una de las decisiones más habituales y trascendentales al renovar una vivienda. No solo transforma la estética y mejora la funcionalidad del hogar, sino que también revaloriza la propiedad y permite adaptar el espacio al estilo de vida de cada familia.
Cada vez más personas apuestan por cocinas modernas y amplias, pero también prácticas y bien aprovechadas, con materiales actuales y un diseño que encaje tanto en el presupuesto como en los metros disponibles. Tendencias como los muebles sin tiradores, los acabados en tonos piedra o los electrodomésticos integrados, marcan ahora el estilo de muchas reformas.
Sin embargo, en medio de esta búsqueda por lo funcional y lo estético, también proliferan errores comunes que pueden arruinar el resultado final. Así lo advierte la diseñadora de interiores Laura Padilla, de LAAN Interiorismo, en uno de sus vídeos de TikTok.
La interiorista lanza una advertencia clave para quienes se enfrentan a la reforma de una cocina o de toda la casa sin un plan claro. En uno de sus vídeos resume el error más habitual que cometen muchos de sus clientes: "Lo vemos todo el tiempo, ganas de cambiarlo todo pero sin saber por dónde empezar. El error común es empezar siempre al revés: el suelo, la grifería, la cocina...".
Una confusión habitual en la que el entusiasmo por elegir materiales o elementos decorativos eclipsa muchas veces lo más importante: la planificación técnica del espacio. Según Padilla, abordar la reforma de esta manera tiene consecuencias evidentes: "Esto no nos damos cuenta de que es mucho más adelante y el resultado suelen ser muebles que no encajan, un presupuesto que se dispara y cero armonía", asegura.
La importancia de la distribución y los colores
Los experto en diseño coinciden en que una reforma bien hecha parte siempre de una visión global. La cocina, como epicentro del hogar, necesita responder tanto a criterios estéticos como funcionales. Por eso, la fase inicial debe centrarse en el análisis de las necesidades reales del usuario.
¿Se cocina mucho o poco? ¿Se come en la cocina? ¿Cuántas personas la usan a diario? ¿Hay niños pequeños? Las respuestas determinan decisiones clave, como el tipo de encimera, el almacenamiento necesario o incluso la ubicación de los electrodomésticos.
"La solución es conocer al cliente, conocer su estilo de vida y definir la distribución, la paleta de colores, materiales, iluminación, mobiliario y al final, la decoración", explica Padilla. Este orden no es casual: cada elemento debe cumplir un papel funcional, técnico y estético en su momento.
Por ejemplo, elegir la distribución antes de decidir dónde irá la campana extractora evitará reformas adicionales. Lo mismo ocurre con definir los puntos de luz desde el principio, esto permite integrar la iluminación decorativa y funcional sin obras imprevistas.
Además, tener clara la paleta de colores desde el principio ayuda a crear cohesión en todo el espacio, especialmente si se opta por cocinas abiertas al salón, una de las tendencias que sigue en alza en España. Por supuesto, tampoco hay que subestimar el mobiliario: más allá del diseño, también debe responder al uso real que se le va a dar.
Todo esto, permite seguir una hoja de ruta bien definida, como plantea Padilla, no solo evita errores costosos, sino que también garantiza un resultado mucho más personalizado.
