Publicada

Rocío Meiriño, reconocida por rehabilitar casas con estilo, decidió dar un paso más allá: compró una vivienda en ruinas en Galicia, con la intención de recuperar su esencia y dotarla de modernidad, sin perder su identidad tradicional. Lo más llamativo: un balcón convertido en una terraza espectacular.

“Era un desastre, pero me enamoré al instante”, confiesa Rocío sobre el estado inicial de la vivienda. Paredes desconchadas, estructura debilitada y un entorno descuidado no frenaron su visión; al contrario, reforzaron su ilusión por rescatar la joya.

Consciente de su herencia arquitectónica, afrontó la reforma con criterio de experta: respetando muros originales, adaptando materiales autóctonos y dotando de luz los espacios. El resultado es un hogar veraniego lleno de detalles que fusionan lo rústico y contemporáneo.

El primer reto fue asegurar la estructura. Rocío reforzó las paredes y redistribuyó el interior para preservar elementos antiguos, como los muros de piedra originales. Este cuidado dota de autenticidad a un diseño que respeta el pasado con mirada actual.

El balcón demolido se transformó en terraza abierta. Las vistas sobre un valle gallego inspiraron una propuesta de suelos cerámicos, barandilla ligera y vegetación. Ahora es el corazón del proyecto: un espacio para disfrutar del verano con frescura y buen gusto.

El uso de materiales locales fue clave. Rocío optó por madera de pino y cerámica de la zona para pavimentos y revestimientos. Esta estrategia no solo aporta identidad, sino que se integra con el entorno natural, en una reforma responsable y sostenible.

En el interior, predominan los techos altos y ventanales restaurados. Rocío cuidó la entrada de luz natural, conectando los espacios para lograr sensación de amplitud. Las zonas de estar invitan al descanso, mientras el comedor mantiene el estilo rústico con ladrillo visto.

La cocina combina tradición y diseño funcional. Equipada con mobiliario moderno, líneas limpias y encimera en piedra, conserva una ventana original que enmarca las vistas del exterior. Un equilibrio perfecto entre estética y practicidad.

Los dormitorios, manteniendo la sencillez, incorporan vigas vistas y suelos originales restaurados. Las habitaciones son luminosas y serenas. Rocío las decoró con textiles neutros y muebles ligeros, permitiendo protagonismo a la luz y arquitectura local.

La joya del proyecto es la nueva terraza. Con suelo cerámico imitando madera, muebles de exterior minimalistas y macetas con plantas autóctonas, se ha recreado un espacio de verano con carácter y bajo mantenimiento.

Una pérgola ligera aporta sombra. Rocío eligió una estructura metálica con tejidos finos para crear un ambiente acogedor. Así, prescinde de toldos tradicionales y apuesta por una estética informal pero elegante.

La iluminación exterior se integró de forma discreta. Focos empotrados y luces LED cálidas realzan la textura de la piedra y generan una atmósfera versátil, ideal para tardes de lectura o cenas al aire libre en un entorno gallego.

La reforma representa rebeldía con propósito. Rocío explica que rescatar una casa muerta, dotarla de vida y estilo y convertirla en refugio estival ha sido una experiencia emocionalmente gratificante.

Ha abierto la vivienda a propósito. En verano, ofrece estancias a amigos y colegas, mostrando no solo la transformación técnica, sino el espíritu comunitario que promueve: una casa para compartir experiencias auténticas.

Rocío Meiriño demuestra que una visión profesional puede revivir espacios olvidados. Su proyecto en Galicia mezcla luz, historia y diseño contemporáneo, dando lugar a un hogar con carácter, eco‑responsable y emocionalmente conectado con su entorno.

El mensaje es claro: rescatar lo deteriorado no es solo posible, es inspirador. Con criterio y respeto, las ruinas pueden transformarse en hogares deseables. Rocío lo prueba, sí, “se enamoró al instante”, y su casa ahora enamora a todos.