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Es un problema tan común que muchas de vosotras veréis el cielo abierto cuando conozcáis la solución. Es normal que las prendas blancas se vayan oscureciendo con el tiempo y adquiriendo ese color grisáceo tan feo que hace que nos den ganas de tirarlas a la basura.

¡Stop! Primero, porque esa acción no es muy ecológica que digamos, y segundo, porque tiene remedio. Entre la ropa, la que más se ve afectada por este problema son los calcetines, y si son de los niños, aún peor. Suelen andar descalzos por el suelo con ellos y cuando se los quitan están hechos una pena.

Los echas a la lavadora y salen con muchísimos restos que, generalmente, no desaparecen del todo aunque hayamos frotado previamente el tejido o aplicado un quitamanchas específico. Una vez que la suciedad se ha metido en las fibras, cuesta sacarla...

Los calcetines blancos se manchan con facilidad. iStock

Si a esto le añadimos el paso del tiempo y las pelotillas que suelen formarse por el desgaste y la fricción, la cosa adquiere tintes dramáticos. Por eso, la pregunta de esta semana del consultorio de 'La Ordenatriz' tiene que ver con esto.

¿Cómo devolverles el tono original y que queden (casi) como nuevos? Parece tarea difícil, pero no lo es. Begoña Pérez da unas sencillas pautas para lograrlo. Solamente necesitaremos cuatro cosas, un poco de paciencia y algo de tiempo. Empezaremos por quitarle todas esas bolitas que estropean visualmente el calcetín y hacen que parezca viejo.

Nada de cuchillas de afeitar, porque pueden dañar el tejido, lo mejor es recurrir a una de esas máquinas especiales para este cometido. Si aún no tienes una en casa, es una buena inversión porque ayudará a rejuvenecer jerséis, abrigos, chaquetas, vestidos de punto... ¡Pídesela a los Reyes!

Una vez que hayamos logrado hacer desaparecer todas las pelotillas de la prenda, la untamos con cualquier jabón líquido blanco, ya sea de manos o de lavado a máquina. Debe quedar bien impregnado. A continuación, vertimos sobre él —obviamente dentro de un barreño— agua caliente, que esté a 40 o 50 grados aproximadamente.

Lo que buscamos es una reacción química que se produce cuando echamos a cucharadas percarbonato de sodio —un blanqueador de venta en droguerías y grandes superficies que ayuda a disolver la suciedad—. Es importante que apliquemos esta sustancia, especialmente en los talones, punteras y plantas, que son las que más grisáceas suelen estar.

Enseguida verás cómo salen unas burbujitas que prueban que la mezcla ya está trabajando. Tenemos que dejar actuar sobre dos o tres horas y finalmente lo metemos en la lavadora, preferiblemente en una bolsita específica para ello. Cuando termine el ciclo normal y los saques, comprobarás que los calcetines vuelven a ser blancos.