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Ana Belén y Víctor Manuel forman una de las parejas más sólidas e influyentes de la cultura española. Con más de cinco décadas de trayectoria artística, ambos han construido carreras marcadas por el éxito y una presencia constante en los grandes escenarios. Sus canciones, películas y compromisos públicos los convirtieron, desde muy jóvenes, en referentes generacionales.

Ese recorrido profesional, aparentemente impecable, dio lugar también a una vida acomodada que durante años pareció inquebrantable. El reconocimiento artístico, las giras multitudinarias y los proyectos ambiciosos consolidaron una imagen de estabilidad económica y personal que, sin embargo, no siempre se correspondió con la realidad.

A finales de los años ochenta y comienzos de los noventa, una apuesta empresarial ligada al cine llevó a Ana Belén y Víctor Manuel a una ruina económica que puso a prueba no solo su patrimonio, sino también su relación personal. Aquella etapa, marcada por una deuda millonaria y una profunda angustia financiera, sigue siendo uno de los capítulos más duros de su historia.

El patrimonio de Ana Belén y Víctor Manuel

A finales de la década de los ochenta y comienzos de los noventa, Ana Belén y Víctor Manuel crearon su propia productora cinematográfica. Impulsados por el talento que los llevó a la cima, ambos confiaron en él para fundar algo más grande.

Con este proyecto, Víctor Manuel produjo películas como Yo soy esa (1990) y El día que nací yo (1991), protagonizadas por Isabel Pantoja. A pesar de que la segunda no tuviese mucha repercusión, la primera fue todo un éxito.

Sin embargo, tal y como explicó Ana Belén en una entrevista junto a Jordi Évole, una productora no vive del triunfo puntual de una sola película, sino de una estructura sostenida en el tiempo. Aquella etapa, lejos de ser un periodo de plenitud, quedó grabada en su memoria como uno de los momentos más difíciles de su vida.

Todo lo que ganaron con la productora se perdió y, además, quedaron atrapados en una espiral de deudas que tardarían años en saldar. De hecho, la presión económica fue tal que la cantante ha reconocido abiertamente que no fue feliz durante aquellos años.

Víctor Manuel tampoco ha ocultado la dureza de aquella experiencia. Llegó a arruinarse por completo, perdiendo no solo el dinero que tenía, sino también el que aún no había ganado.

Durante años, se vio obligado a destinar los derechos de autor que percibía a través de la Sociedad General de Autores al pago de las deudas derivadas del fracaso cinematográfico. Fue una etapa de asfixia económica que condicionó su día a día y su manera de afrontar el futuro.

Víctor Manuel y Ana Belén.

La deuda no solo afectó a su cuenta bancaria. Según ha explicado Ana Belén en distintas ocasiones, también supuso una grieta emocional dentro de la pareja.

La imposibilidad de reprocharse mutuamente las decisiones tomadas y la sensación de no saber cómo ni cuándo saldrían de aquel pozo financiero convirtieron aquellos años en un periodo de enorme tensión. Pese a todo, ambos lograron mantenerse unidos y buscar una salida aferrándose a lo que mejor sabían hacer: la música y el escenario.

La recuperación fue lenta, progresiva y basada en el trabajo constante. Víctor Manuel volvió a componer y a girar, mientras Ana Belén retomaba con fuerza su faceta musical.

Las giras Mucho más que dos y El gusto es nuestro, a mediados de los noventa, se convirtieron en auténticos fenómenos que no solo reconectaron a ambos artistas con el público, sino que les permitieron reconstruir su situación financiera y recuperar la estabilidad.

Hoy, décadas después de aquella ruina, Ana Belén y Víctor Manuel disfrutan de una situación patrimonial sólida, fruto de una carrera extensa y bien gestionada tras aquella experiencia traumática.

Ambos han seguido trabajando sin descanso y mantienen una presencia activa en los escenarios. Ella, a sus 74 años, ha cerrado una gira nacional, ofreciendo conciertos en recintos como el Movistar Arena de Madrid, mientras que él, con 78, prepara una nueva etapa de actuaciones para el próximo año.

Recientemente, ambos acudieron juntos a La Revuelta, presentado por David Broncano, donde hablaron con naturalidad de su relación con el dinero y cómo estaban casados bajo la separación de bienes: no comparten una cuenta común.

"Tenéis el dinero separado, entonces. Cada uno sabe lo que tiene y… ¿Sabe lo que tiene el otro?", preguntó Broncano. "¿Quién crees que tiene más dinero de los dos?", insistió.

Ana Belén señaló que Víctor Manuel probablemente cuenta con más ingresos debido a su faceta como autor de más de 600 canciones, lo que le genera derechos de autor constantes, una fuente de ingresos de la que ella carece al no componer.

La cantante, muy crítica consigo misma, reconoció que nunca se ha atrevido a escribir canciones por miedo a no estar a la altura de sus propias exigencias.

"Yo no tengo derechos de autor. No compongo, por mi desgracia. No lo he intentado porque sé que me iba a salir un churro", confiesa Ana Belén, "sería tal frustración para mí que prefiero no pasarlo, no quiero verme en esa tesitura".

La pareja reside actualmente en un chalé de tres plantas situado en una zona residencial de Chamartín, en Madrid, donde han construido una vida familiar junto a sus dos hijos, Marina y David San José.

Desde esa posición de estabilidad, no olvidan, sin embargo, los años de angustia diaria que vivieron cuando el dinero no llegaba y las deudas marcaban cada decisión. Incluso han confesado haber prestado importantes cantidades a amigos que nunca devolvieron el dinero, un episodio que también dejó heridas personales.