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En Navidad, los anfitriones buscan un aperitivo que sorprenda sin exigir horas de cocina. Y en esa tesitura, el pulpo a la gallega es un clásico que casi nunca falla, pero su presentación tradicional (tabla, rodajas y pimentón) puede quedarse corta cuando la mesa pide algo más juguetón.

De ahí nace una tendencia que ha ido abriéndose paso en redes gastronómicas y restauración informal: convertir recetas icónicas en bocados de un solo gesto. Los bombones de pulpo a la gallega responden exactamente a esa ambición.

No requieren técnica profesional, no piden ingredientes imposibles y, sin embargo, entregan una puesta en escena de restaurante.

Por fuera parecen trufas saladas, pero dentro esconden un corazón cálido de pulpo marcado en sartén, perfumado con pimentón y con el punto justo de aceite. Por fuera, un puré de patata firme que recuerda al acompañamiento original del plato.

Dos patas de pulpo cocido bastan para aromatizar toda la elaboración. El resultado se sirve en cápsulas de papel (como si fueran mini magdalenas) y se pueden comer templados o a temperatura ambiente.

Un guiño gallego

El éxito de este aperitivo no depende únicamente de su sabor. Importa el guiño cultural, ese gesto de llevar a la mesa una referencia reconocible. El comensal recuerda los puestos donde el pulpo cruje ligeramente tras pasar por la plancha y se espolvorea con pimentón hasta teñirse de rojo.

Aquí, el mismo espíritu aparece encapsulado. La patata no actúa solo como cobertura práctica: es parte esencial del sabor final. Por eso se cuece con laurel, sal y un toque de vinagre, que ayuda a que el pulpo conserve cuerpo y no se deshaga.

Al triturarse, absorbe aceite de oliva y puede aromatizarse con ajo en polvo si se busca un matiz más moderno.

Los bombones funcionan como aperitivo en un cóctel, como entrante en una comida familiar o como tapa improvisada para picar con un albariño frío.

Se pueden preparar la víspera, guardar cubiertos en nevera y terminar con aceite, pimentón y escamas de sal justo antes de servir. No hay riesgo de que pierdan textura.

Dificultad mínima

La elaboración puede acometerse mientras se apura otro plato navideño. Las patatas cuecen solas, el pulpo solo necesita un dorado exprés y el montaje se convierte casi en un juego. Se toman porciones del puré tibio y se cierran sobre un dado de pulpo especiado.

El truco reside en no pasarse con el aceite durante la mezcla inicial del puré: la textura debe ser blanda al tacto, pero compacta al formar bolitas. Una cucharada sopera de puré por pieza suele ser la medida justa.

En la sartén, el pulpo cocido (ya tierno de base) solo necesita un golpe fuerte de calor. No se busca cocción prolongada, sino color y ese perfume tostado que combina de maravilla con el pimentón, la sal y un chorro de aceite. Mejor añadir la especia con el fuego apagado, así se evita quemarla y permite que se fije al tentáculo.

Una vez formados los bombones, basta colocarlos en cápsulas de papel. Un hilo de aceite, una nieve rojiza de pimentón y unas escamas de sal coronan la trufa marina. La presentación es elegante, ligera y perfectamente compartible.

Un paso más allá

Quien quiera jugar todavía más puede reemplazar parte del aceite del puré por mantequilla, aportando una textura más francesa. También puede dividir el pimentón entre dulce y picante o probar con una variante ahumada.

Los moldes de trufa no son obligatorios, pero marcan la diferencia visual. Si se sirven en bandeja, conviene espaciar los bombones para que cada uno luzca su decoración rojiza.

Receta de bombones de pulpo a la gallega.

Este aperitivo responde a una tendencia clara: reducir, concentrar y celebrar sin exceso. La cocina navideña se simplifica sin renunciar al capricho.

Bombones de pulpo a la gallega

Ingredientes

Bombones de pulpo a la gallega

  • Pulpo cocido (dos patas de pulpo)
  • 800 gr de patatas
  • 2 hojas de laurel
  • Sal, 1 cucharada para el agua de cocción y aproximadamente media cucharadita de las de café para sazonar el puré (ajustar al gusto)
  • 1 cucharada de vinagre
  • Aceite de oliva
  • Escamas de sal
  • Pimentón molido

Paso 1

Cocción de las patatas. Pon las patatas peladas y cortadas en cuadrados en una olla con agua a fuego medio-fuerte. Cuando el agua rompa a hervir, añade las dos hojas de laurel, la cucharada de sal y la cucharada de vinagre. Cuece a fuego medio-alto (nivel 7 aproximadamente) entre 15 y 20 minutos hasta que estén totalmente tiernas.

Paso 2

Mientras se cocinan las patatas, trocea las patas de pulpo cocido. Calienta una sartén o plancha engrasada. Cuando esté caliente, añade el pulpo troceado y cocínalo a fuego medio-fuerte durante un par de minutos para que se tueste y coja color. Apaga el fuego. Con el calor residual y el fuego apagado, añade un poco de pimentón, una pizca de sal y un chorrito de aceite de oliva. Mézclalo todo bien, retíralo del calor y resérvalo en un plato para el relleno.

Paso 3

Elaboración del puré. Una vez tiernas las patatas, cháfalas para hacer el puré. Añade 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra y la media cucharadita de sal (ve probando para ajustar al gusto). Si deseas, agrega un poco de ajo en polvo. Mezcla hasta integrar.

Paso 4

Formado de los bombones. Toma aproximadamente una cucharada sopera de puré y forma una bola. Haz un hueco en la mitad, introduce un trozo del pulpo preparado anteriormente y cierra la bolita volviendo a darle forma.

Paso 5

Presentación. Coloca las bolitas en moldes de papel para trufas. Añade un chorreoncito de aceite de oliva por encima, espolvorea con pimentón molido y corona con unas escamas de sal.

Se pueden servir templados o fríos y prepararse con antelación. Un aperitivo perfecto para Navidad elegante, riquísimo y en un mordisco.