Publicada

Según recoge el informe de la Fundación CYD, España es uno de los países de la Unión Europea donde los licenciados desempeñan en mayor medida trabajos de baja cualificación, un 37,1% frente al 23,2% de media europea. Unos datos a los que se le suman los publicados por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades: hasta un 30% de los universitarios no encuentra trabajo cuatro años después de graduarse.

La situación no es únicamente alarmante para los expertos, sino que los propios universitarios buscan medidas. De acuerdo con Cadena Ser, ahora mismo, en España, hay un 82% de universitarios que está dispuesto a emigrar para encontrar un trabajo digno: no solo acorde a sus estudios, sino con un salario que les permita vivir decentemente.

Precisamente un buen salario y poca cualificación requieren trabajos como el ofrecido por Mercadona, donde hasta un 14% de la plantilla son jóvenes menores de 29 años. Como consecuencia, son muchos los universitarios que "se matan" por entrar al supermercado, según ha explicado la empresaria y multimillonaria Marta Marcilla, quien conoce de primera mano la poca oferta del país.

La oferta laboral en España, según una empresaria

Marta Marcilla es una empresaria española, fundadora y CEO de la empresa inmobiliaria internacional Tsalach Real Estate. Tras el fracaso de su primera empresa y las dificultades económicas de su familia por la crisis de 2008, se vio obligada a buscar un camino lejos de España.

Emigró a México porque encontró la rentabilidad de trabajar en dólares y eso le permitió levantar su negocio inmobiliario. Se convirtió en millonaria con solo 29 años y actualmente está considerada por Forbes México como una de las 100 mujeres más influyentes del país.

Aunque reconoce tenerle mucho cariño al país en el que nació, la empresaria reconoce que abandonar España fue una de las mejores decisiones que tomó, sobre todo, al ver la situación económica de amigos suyos, explica en el pódcast de Nacho Mühlenberg.

"Tengo amigas con dos carreras que se están matando por intentar entrar en Mercadona, que no pueden tener hijos porque es económicamente inviable e, incluso, que tienen que compartir piso con sus exparejas aun habiéndose separado", confiesa.

A su juicio, España es un "país opresor". "Antes la mayoría de la gente vivía bien y ahora muy poca gente puede presumir de ello. Me da mucha tristeza porque los españoles tenemos un carácter espectacular, una gastronomía espectacular, un país mágico… pero un sistema que no sirve”.

Las palabras de Marcilla, en realidad, subrayan una realidad en el país: más de un 70% de los jóvenes universitarios cree que en nuestro país no se apuesta por el talento joven, según recoge el informe Ruta 44 que promueve la Universidad Complutense de Madrid junto a varias agencias.

Existe una desproporción entre el nivel educativo y las oportunidades disponibles que ha generado un clima de frustración generalizada, donde incluso los empleos con condiciones estables y sueldos por encima de la media —como el que ofrece Mercadona— se convierten en objetivos altamente codiciados.

Además, son una de las pocas empresas que tiene novedades en su salario. Desde el 1 de enero de este año, los más de 100.000 euros que forman parte de Mercadona en España y Portugal tuvieron un incremento que se produjo por la suma del Índice de Precios al Consumo (IPC) de cada país y un extra adicional.

Desde su perspectiva, el problema va más allá de la falta de empleo, sino que también existe una mentalidad "de escasez". A su juicio, los españoles tienden a buscar empleos "seguros" y estables, en lugar de desarrollar ideas o arriesgarse a emprender.

Para ella, este miedo al riesgo está profundamente asociado a la educación financiera pobre y al valor social que se da a la estabilidad por encima de la innovación.

Desde su posición como empresaria y especialmente siendo catalana, Marcilla percibe una cultura financiera "muy pobre financieramente hablando", donde se enseña a tener miedo a perder el dinero y a ahorrar por encima de todo.

Como consecuencia, España se convierte en un país que no ofrece oportunidades laborales a universitarios y, quienes no logran empleos cualificados, prefieren obtener un trabajo estable que ir un paso más allá.