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Han acabado las vacaciones para la mayoría y el cambio de armario de otoño también está entre las rutinas que merecen atención urgente. Aunque no es la única, guardar el equipaje que te ha servido para llevar tus enseres personales durante los desplazamientos este verano también es algo que hay que tener en cuenta.

¡No se puede hacer de cualquier manera! Y precisamente por eso, el tema de 'La Ordenatriz' de esta semana está relacionado con la limpieza de las maletas. Ellas nos han acompañado en múltiples aventuras, en ocasiones han servido de nido para recuerdos que se traen con toda la ilusión para una misma o para seres queridos.

Pero lo cierto es que sufren mucho trote, rondando por ciudades y campos y soportando los vaivenes de los maleteros o las bodegas de los aviones. Con tanto ajetreo, lo normal es que acaben sucias y deslucidas. Antes de volver a meterlas donde suelas guardarlas hasta la próxima cita, lo suyo es dejarlas impolutas.

Hay que frotar la maleta también por dentro. Sara Fernández

El truco de Begoña Pérez, toda una experta en este mundo, seguro que es conocido por sus más entusiastas seguidoras, pero siempre viene bien recordarlo. Lo que se necesita es su 'fórmula mágica', un par de bayetas y unos minutos de tu tiempo.

Empecemos dando los ingredientes y pasos de elaboración del producto. Esto es lo que se necesita:

  • 500 ml de agua caliente.

  • 2 cucharaditas rasas de jabón en escamas (puedes rallar una pastilla de jabón natural con glicerina si no lo encuentras). No debes superar las cantidades, porque puede solidificar la mezcla.

  • 50 ml de amoniaco.

El proceso es sencillo.

  • Calienta el agua y disuelve el jabón removiendo bien.

  • Deja enfriar.

  • Añade el amoniaco y mezcla de nuevo.

Antes de empezar a usarla, agita bien la mezcla que guardarás en un bote de espray. Rocía bien las zonas con suciedad y, a continuación, ve frotando con la bayeta de microfibra (mejor si es nueva, o al menos que esté muy limpia) para ir retirando todos esas motas de polvo o de cualquier otra cosa. Hazlo con calma e insistiendo bien en las zonas más afectadas.

Una vez terminada esta tarea exterior, empezamos con el interior. "Sacudir bien o pasar la aspiradora", recomienda para quitar restos que hayan podido quedar. Abrir la cremallera que suele haber en el forro para limpiar también esa zona.

Después, aplica la fórmula mágica y vuelve a frotar hasta que quede todo impoluto. La fase final es prestar atención a las ruedas, esas grandes olvidadas. Para ello se recomienda usar un trapo más viejo, porque quedará bastante manchado. Pon líquido sobre él y procede a actuar hasta que brillen.

Deja secar bien la maleta antes de guardarla en el armario o lugar de almacenaje destinado para ello.