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La construcción es uno de los sectores profesionales que más ha crecido en el último año en España. Solo este 2025 ha experimentado un aumento del 4,3%, según los datos más recientes de la Encuesta de Población Activa del INE. Actualmente, más de 1,4 millones de personas trabajan en este sector, aunque solo el 11,5% son mujeres.

Una cifra que sigue aumentando cada año, pese a que la presencia femenina en el pie de obra siga siendo muy inferior respecto a los puestos técnicos o administrativos. Aun así, cada vez son más las mujeres en España que apuestan por estar en primera línea. Un ejemplo claro es Elvira López, arquitecta y alicatadora, que ha dado un giro radical a su carrera profesional.

"Para mí es muy importante formarme en construcción porque empecé a ejercer hace poquito tiempo, pese a que soy arquitecta desde hace muchos años. Me he dado cuenta de que aprendí al revés, que primero necesitaba conocer cómo se construía y que luego estaría preparada como para hacer planos y para poder dirigir una obra", explica la experta.

Esta reflexión no es fruto de una intuición, sino de su experiencia real, después de años trabajando en un sector que ha sido históricamente muy teórico en la formación académica. Tras pasar por la administración pública gestionando ayudas para la rehabilitación, Elvira decidió cambiar el enfoque de su carrera.

"Soy arquitecta, he estado trabajando en la administración durante muchos años en cuestiones relacionadas con ayudas a la rehabilitación y actualmente sigo en este campo pero estoy muy interesada en la práctica y en la construcción misma". Su testimonio refleja una tendencia creciente: la necesidad de un contacto directo con el proceso de construcción para diseñar con mayor conocimiento y rigor.

La falta de ese conocimiento práctico es, para ella, uno de los fallos estructurales más graves de la formación técnica en arquitectura. "Creo que los arquitectos y arquitectas tenemos una formación deficiente en construcción porque no tocamos el material ni la ejecución. No aprendemos el oficio desde el oficio y desde el hacer obras, conocer texturas y ver cómo funcionan".

En su opinión, diseñar desde la distancia resta calidad al resultado final de los proyectos. Un problema que plantea esta arquitecta y alicatadora y también muchas voces del sector y que lleva años sin resolverse: la desconexión entre el mundo académico y profesional. "Yo creo que lo hacemos al revés", sentencia.

Una crítica expresada desde esa doble perspectiva de quien ha estado en el despacho y ahora en la obra, apunta a una necesidad urgente de cambio en la forma en la que se forman los profesionales del sector.