En España, más de 500.000 personas trabajan actualmente en el sector de la limpieza. Una cifra que no ha dejado de crecer en el último año, consolidando este oficio como uno de los principales motores de empleo del país y con un peso estimado del 1,07% en el PIB nacional.
Es por ello, por lo que la demanda de personal de limpieza sigue creciendo. Sin embargo, se trata de un sector que apenas conoce el descanso y cuyos salarios, en muchos casos, no compensan el esfuerzo físico y la carga de trabajo que implica limpiar varias viviendas al día y a menudo, contra reloj.
A todo esto se suman otras dificultades menos visibles pero igualmente importantes: muchas profesionales del sector y en su mayoría mujeres, tienen que lidiar con condiciones laborales precarias y con estigmas sociales muy arraigados. En especial cuando su labor se desarrolla en domicilios particulares donde, no solo limpian, sino que a menudo tienen que enfrentarse a actitudes o visiones obsoletas sobre su trabajo.
Esto es algo que precisamente trataba hace unos meses la limpiadora y creadora de contenido Cristina Simón, quien expone en uno de sus vídeos algunas de sus experiencias en este trabajo. Experiencias que en algunos casos rozan lo irracional y que hablan de la precariedad y los prejuicios que aún pesan sobre este oficio.
Una de las experiencias que menciona la creadora de contenido y que más llama la atención de sus seguidores es que en algunas casas le piden "que friegue el suelo de rodillas". Algo a lo que Cristina Simón responde con indignación: "Señora, que la esclavitud se abolió hace muchos años".
Otra de las situaciones que esta limpiadora menciona como de las más repetidas, tiene que ver con el escaso salario que le ofrecen en ocasiones por limpiar una vivienda: "Hay personas que te ofrecen 10 euros la hora por limpiar su casa y se piensan que te hacen un favor", asegura.
Además, Simón denuncia que muchas veces llega a ser objeto de cronometraje exhaustivo para controlar cuánto tiempo pasa haciendo pausas mínimas como beber agua o incluso se ve expuesta a "trampas" de sus clientas: "Mis clientas me dejan trampas debajo de la cama para ver si he limpiado debajo de la cama".
Otras veces se encuentra con expectativas fuera de lugar: algunos clientes dan por hecho que limpiar una vivienda puede hacerse "por encima" o con "un repasito" y en tiempo récord. "Todavía no sé lo que es limpiar por encima", bromea.
Experiencias que muestran esa doble realidad del sector de la limpieza. Sin embargo, lo advierte: "Soy limpiadora por elección y no por obligación y lo mejor de mi profesión es vuestro reconocimiento tras ver mi trabajo", asegura.
Unas palabras con las que pone el foco en algo clave: más allá de los horarios, del salario o del esfuerzo, lo que esta limpiadora reclama es respeto, valoración y visibilidad a uno de los sectores laborales que más empleo crea en España.
