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El césped artificial es y ha sido, durante años, la opción decorativa más popular para decorar los espacios al aire libre. Este material, compuesto de fibras sintéticas, cuenta con múltiples ventajas, como su durabilidad, resistencia y bajo mantenimiento, además de su sostenibilidad al ahorrar agua.

Sin embargo, y a pesar de su popularidad, no es la opción favorita de jardineros, expertos y arquitectos, que sostienen que el césped artificial tiene un coste inicial muy elevado, acumula mucho el calor, puede tener problemas con el drenaje y puede no transmitir la misma frescura y belleza.

En este sentido, las alternativas de los profesionales son muchas, pero en Estados Unidos hay una que está conquistando millones de hogares: el césped líquido, un preparado acuoso que combina semillas de césped con fertilizantes y algún fijador, que se aplica sobre la tierra y la convierte en césped.

Qué es el 'césped líquido'

El césped líquido, también conocido por su nombre en inglés liquid lawn, es una técnica reciente para establecer césped natural en los espacios al aire libre de manera rápida y uniforme.

Consiste en un preparado acuoso que combina semillas de césped con fertilizantes y, en la gran mayoría de los casos, adhesivos o fijadores que ayudan a que la mezcla se adhiera al suelo.

Este preparado se coloca en un depósito que se conecta al chorro de la manguera o a equipos especializados y, al abrir el agua, el sistema pulveriza la mezcla directamente sobre la superficie del terreno, distribuyendo de forma homogénea las semillas y los nutrientes necesarios.

Una vez aplicado, el mulch (una especie de fibra vegetal o celulosa que retiene humedad) aplicado, protege las semillas del viento, de la erosión y de la deshidratación, mientras el fertilizante acelera el crecimiento y el fijador mantiene todo en su sitio hasta que la germinación se produzca.

De acuerdo con los expertos, el césped líquido tiene varias ventajas frente al artificial. En primer lugar, produce un césped vivo y natural, con la textura, el color y la capacidad de autorreparación que solo el césped verdadero puede ofrecer.

A diferencia del artificial, que es básicamente una alfombra sintética, el césped líquido genera un ecosistema real: atrae insectos beneficiosos, permite la infiltración del agua de lluvia y contribuye a reducir la temperatura ambiente por evaporación natural.

Esta alternativa se adapta con facilidad a terrenos irregulares o difíciles de sembrar con métodos tradicionales. Como se aplica en forma de spray, alcanza rincones o pendientes donde colocar la opción artificial sería complicado.

Esto da como resultado una cobertura más homogénea y, a menudo, un coste inferior que el de instalar césped artificial de calidad.

Aunque el césped artificial no requiere riego ni siega, puede deteriorarse con el sol y el calor, acumular bacterias y requerir limpieza periódica para mantener un aspecto aceptable.

El césped líquido, al tratarse de semillas que germinan, se enraíza directamente a la tierra, volviéndose más resistente al uso y a las condiciones climáticas.