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"Muchas veces se justifica la explotación con vocación", comienza diciendo con firmeza una joven médica. En la sanidad pública española, el concepto de vocación se ha convertido en una moneda de doble filo.

Si bien es cierto que muchos profesionales entran al sistema por pasión, también lo es que esa misma vocación ha servido, durante años, para justificar condiciones laborales que en cualquier otro sector serían consideradas inaceptables.

Ese es el mensaje que lanza una joven médica en un testimonio difundido a través del perfil de TikTok Talent Match, que en los últimos meses se ha consolidado como una plataforma de referencia para visibilizar las realidades laborales que rara vez aparecen en los discursos oficiales.

"Es un sistema que debería cambiar. Hay muchísimas cosas que son muy mejorables", sentencia la joven.

La parte más dura de su relato tiene que ver con las guardias médicas de 24 horas, una práctica todavía habitual en buena parte del sistema sanitario español. "Es algo completamente inhumano trabajar durante 24 horas seguidas", denuncia.

Y no solo por el desgaste físico y emocional, sino por las implicaciones que esto tiene para los pacientes. "Tienes a tu cargo vidas de muchas personas y, muchas veces, nadie es consciente de que si vas al hospital a las 7 de la mañana, la persona que te atiende lleva 23 horas seguidas sin parar de trabajar", añade. 

A pesar de ello, estas guardias no son una opción, sino un complemento imprescindible para poder llegar a fin de mes. "Es muy difícil responder a cuánto pagaría por no hacer guardias, porque es lo que redondea el sueldo", explica. 

Sueldos insuficientes

La médica detalla que el sueldo base por jornada completa, trabajando de lunes a viernes de 8 a 15 horas, ronda los 1.000 euros netos mensuales.

Al añadir entre cuatro y cinco guardias al mes, puede sumar otros 1.000 o 1.200 euros adicionales, lo que eleva su salario hasta una cifra algo más razonable, pero a costa de sacrificar descanso, salud mental y, muchas veces, conciliación familiar.

Esta situación no es nueva, pero ha empeorado con la saturación del sistema tras la pandemia y la falta de inversión estructural.

De hecho, según datos del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM), más del 65 % de los médicos menores de 35 años en España afirman sufrir agotamiento emocional, dificultades para conciliar y sobrecarga laboral.

El testimonio de esta médica pone sobre la mesa un conflicto que afecta a toda una generación de profesionales sanitarios: ¿hasta qué punto debe sacrificarse el bienestar personal en nombre de una vocación?

Mientras las condiciones laborales no mejoran, muchos jóvenes se enfrentan a un dilema ético y vital: asumir jornadas abusivas o abandonar el sistema público.

En un momento en que la sanidad pública es objeto de debate político constante, estas voces aportan un testimonio directo de cómo funcionan las cosas en el sector.

El cansancio no es solo físico, es estructural. La falta de personal, el colapso de la atención primaria, las listas de espera, y la burocracia excesiva convierten la vocación en un terreno de desgaste.

Y mientras tanto, el discurso oficial sigue apelando a la entrega de los sanitarios, sin traducir esa entrega en mejoras reales: salarios dignos, turnos humanizados y carreras profesionales estables.

El mensaje de esta médica, compartido desde un vídeo grabado en la calle, no es una queja sin rumbo. Es una llamada de atención urgente. Porque detrás de cada guardia de 24 horas, hay una persona extenuada, que sostiene el sistema con esfuerzo y profesionalidad, aunque su sueldo base no llegue a cubrir una vida digna sin recurrir a jornadas extremas.