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Hoy en día el vocabulario no solo lo moldean profesores, amigos, lecturas o películas, sino que los conceptos que nacen en redes sociales también se cuelan en este registro. Uno de los últimos términos que está poblando las plataformas, en especial TikTok, es el de sad beige moms (tristes madres de beis).

Fue la creadora de contenido Hayley DeRoche (@officialsadbeige en Instagram y @sadbeige en TikTok) la que lo acuñó y, a partir de entonces, se convirtió en objeto de deseo, hashtag, obsesión, adoración o crítica.

Su significado

Pero, ¿qué quiere decir ese término en realidad? Las sad beige moms responden a un patrón que consiste en trasladar su estilo personal y decorativo a la vida de sus hijos.

Esto suele ser lo normal en todos los casos, pero, en este en concreto, estas madres optan por que sus pequeños solo vistan en tonos neutros y tengan juguetes de estos mismos colores.

Algo que no es de extrañar si se conoce un poco a nivel de moda y estilo de vida a las mujeres que están entrando en la maternidad, la mayoría millennials.

Esta generación está muy influenciada por la estética del minimalismo, la simplicidad nórdica, la discreción del lujo silencioso, la atemporalidad y la practicidad.

Sin embargo, hay una pregunta que surge de forma casi inmediata, ¿tiene esta tendencia alguna repercusión en el desarrollo de los bebés y niños?, ¿puede condicionarles de alguna forma a nivel cognitivo o motriz? Hay opiniones dispares al respecto.

Color e infancia

En el estudio 'Efectos Disruptivos en Zonas de Juego Coloridas vs. No Coloridas en Juegos Estructurados. Un Estudio Piloto con Preescolares', disponible en la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, el grupo de trabajo comparó la reacción de 15 preescolares de entre tres y cuatro años en un experimento.

Este consistía en observar cómo se comportaban los niños resolviendo puzles o con juegos de construcción con piezas, dependiendo de si la superficie de recreo era colorida o blanca.

Muestra de juegos de construcción. Foto de Richard Heinen en Unsplash

Las conclusiones del informe indican que no hubo diferencias notorias de tiempo de resolución al margen de la superficie. No obstante, el número de interferencias sí que aumentó de forma significativa para aquellos que jugaron sobre el fondo de color.

Con esta última afirmación, se puede infundir la idea de que usar tonos neutros en la vestimenta o en juguetes o zonas de recreo puede resultar menos estimulante y, por lo tanto, mantener un estado más calmado.

Por otro lado, el estudio 'La Percepción del Color en los Niños: Una Comprensión del Desarrollo Perceptual', recoge que el desarrollo visual y perceptual (la habilidad del cerebro para interpretar lo que se percibe a través de los sentidos) de los bebés se da de forma muy rápida en los primeros seis meses de vida.

Los recién nacidos apenas pueden detectar el color, pero a las 24 semanas ya comienzan a organizar, categorizar y mantener constante la percepción de los diferentes colores.

Además, el informe determina que el tono contribuye a comprender también el desarrollo más general de otras capacidades perceptuales.

A tenor de todo esto, se podría hablar también de la importancia de que los bebés y niños estén expuestos a estímulos de color para fomentar otras habilidades.

Y esta contradicción es sinónimo de la realidad sobre las discrepancias sobre este tema, ya que no hay estudios concluyentes que indiquen que la presencia de unas tonalidades u otras condicione de forma negativa o positiva de manera excluyente el desarrollo de los más pequeños.

Palabra de experta

Para intentar arrojar algo más de luz a este asunto, hemos hablado con Ana Sánchez Gómez, psicóloga sanitaria infantojuvenil y CEO y cofundadora de la clínica Pinsapo Salud.

La psicóloga sanitaria infantojuvenil, Anabel Sánchez Gómez, en su clínica. Cedida

Como psicóloga, ¿cree que la tendencia estética de las 'sad beige moms' puede influir de algún modo en el desarrollo del bebé o del niño?

La percepción del color en los niños es progresiva y se desarrolla de forma gradual con la edad. En este proceso influyen factores biológicos y la estimulación visual del entorno.

Los bebés de cero a tres meses apenas distinguen contrastes entre blanco, negro y grises. Según los estudios, es en los primeros meses de vida cuando empiezan a diferenciar entre los colores primarios, es decir, rojo, verde, azul y amarillo.

Entre los tres y seis, esta percepción y la agudeza visual mejoran. Empiezan a mostrar preferencias por objetos brillantes y saturados. Y entre los seis y doce meses ya son capaces de clasificar objetos por colores.

Por supuesto, este proceso puede ser diferente para cada niño, ya que estamos hablando de maduración del sistema visual. Los conos de la retina que son los que perciben el color.

No obstante, como en todo proceso de desarrollo, va a influir la estimulación visual del entorno. La exposición temprana a colores variados les ayudará a su diferenciación.

Básicamente, es un proceso parecido al de aprender un idioma. Si al bebé se le estimula con lenguaje materno en inglés, es muy posible que aprenda el idioma desde pequeño. Mientras tanto, otro bebé que no haya sido sometido a una interacción así no tendrá las mismas nociones.

Una vez que el pequeño va siendo mayor y su capacidad de decisión aumenta, la posibilidad de que se rebele contra su beige mom por cómo vestir o con qué jugar se va acrecentando. ¿Cómo se gestionan este tipo de situaciones y en qué pueden derivar?

Es un proceso donde hay muchas variables que se escapan de control. El mundo exterior está lleno de colores, luces y objetos brillantes que van a llamar de forma irremediable la atención del bebé cuando salga al parque o vaya al supermercado con sus padres. En realidad, es una tendencia que solo se puede controlar dentro de casa.

A la estimulación de la que hemos hablado anteriormente se le suma el concepto de novedad, algo que a todos nos encanta.

¿Qué quiere decir esto? Pues es sinónimo de que si al niño se le presenta un objeto de color vibrante y novedoso, este va a llamar mucho más su atención que cualquier otro que ya para él sea conocido.

Esta tendencia minoritaria puede ser una moda sin demasiada repercusión, ya que la exposición en las escuelas infantiles a los juguetes de amigos y al mundo exterior en general van a captar la atención del pequeño de manera natural e irremediable.

Todo esto forma parte de su desarrollo y del proceso de exploración para conocer el mundo que le rodea y no deberíamos privar a ningún niño de esta preciosa experiencia.

Tal y como apunta la psicóloga, esta tendencia de las sad beige moms tiene un rango de maniobra reducido que se centra en el hogar y en el entorno familiar más inmediato, algo que se aprecia en este vídeo.

En él, la usuaria de TikTok @kimberlylroman presenta una apocalíptica situación que reza así: "cuando tu familia le regala a tu bebé juguetes de colores que arruinan la estética beige triste".

¿Este fenómeno de las 'beige moms' responde a preferencias personales o a mostrar una imagen concreta en redes sociales?, ¿hay forma de separar estos conceptos?

Puede ser realmente por gusto o por comodidad. Es cierto que estos tonos proporcionan una imagen limpia, acogedora y serena. No lo vamos a negar, son bonitos y además hacen fácil el proceso decorativo si esto no se da especialmente bien.

A lo largo de la historia, hemos visto grandes personalidades como Margaret Thatcher que siempre usaban una misma gama cromática en su vestuario: en este caso, el azul.

Ella afirmó en una entrevista que lo hacía por no comenzar el día tomando decisiones banales y que prefería guardar esta energía para decisiones más trascendentales.

Los colores también se asocian a las marcas y generan un impacto visual. Por ejemplo, si te digo que pienses en los colores verde y naranja y a continuación que me digas un supermercado, todos sabemos cuál va a ser la respuesta.

Todos estos detalles me llevan a la conclusión de que esta tendencia puede estar conectada con la imagen de marca personal que pretenden dar las madres en las redes. También asociamos ciertas paletas cromáticas a determinados estatus sociales.

Las teorías de la psicología del color son bastante conocidas, ¿cómo influyen estos tonos en según qué comportamientos y qué reflejan sobre uno mismo y para los demás?

Vamos a centrarnos en la de la Asociación Emocional, que sostiene que los colores se asocian con emociones específicas, en gran parte por experiencias culturales y personales.

El rojo representa la pasión, el amor y también el peligro, la urgencia y la energía. Por ejemplo, las promociones de marketing solemos verlas así.

El verde nos transmite calma, salud, naturaleza o esperanza. El azul sigue una línea similar, ya que se asocia a la tranquilidad y a la confianza, pero también a la tristeza.

En el caso que nos atañe, el blanco simboliza la pureza, la limpieza, la paz y también el vacío. En educación, los tonos cálidos pueden ayudar a estimular el aprendizaje y los fríos favorecen la concentración.

Eso está muy relacionado con la filosofía y estilo de vida que pretenden seguir estas sad beige moms. Lo mismo sucede con las elecciones a nivel decorativo.

Puede que el concepto de estas madres no sea más que un término de vida efímera. Antes, la maternidad ejercía presión de forma diferente, así que si ahora el hándicap más duro que van a tener que superar los niños en casa es afrontar la vida bajo una única paleta de colores, bienvenido sea.

Aunque eso sí, probablemente tenga fecha de caducidad, que la tendencia del dopamine color empuja con fuerza y lo que odiábamos hace diez años ya ha vuelto a ser cool.