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La mirada es una de las grandes protagonistas del rostro. Es capaz de expresar un sentimiento o emoción sin necesidad de hablar: reír, llorar, madrugar, cuidar, trabajar, vivir.

Pero, estos gestos, marcan la mirada y, con los años, especialmente a partir de los 40, esa expresividad comienza a hacerse más evidentes en nuestras facciones. A veces como arruguitas, otras como cansancio.

Es aquí donde entran los trucos de maquillaje que no buscan ocultar, sino iluminar.

Durante décadas, hubo una norma casi universal en los tutoriales de belleza: lápiz blanco en la línea de agua para agrandar los ojos. Funciona, sí. Ilumina, sí. Pero también puede resultar artificial, demasiado contrastado y, en algunos casos, incluso exagerado.

Hasta que Rose Siard, maquilladora profesional, ha demostrado que no, revolucionando las redes con una propuesta sencilla, realista y pensada para mujeres que quieren abrir su mirada sin perder naturalidad: cambiar el delineador blanco por uno verde claro.

Lápiz verde en el ojo

No chillón. No esmeralda. No intenso. Verde pastel, casi piel, con matiz frío. Ese pequeño cambio es el que transforma todo; cambia tu mirada y la rejuvenece como si tuvieras 10 años menos.

El maquillaje, más allá de "pintar", a partir de cierta edad debe empezar a equilibrar. "Lo blanco ilumina, sí. Pero a partir de cierta edad, también evidencia las rojeces naturales de la línea de agua y provoca un contraste demasiado intenso", explica la experta.

La clave no está en iluminar más, sino en neutralizar mejor. Y eso, según Siard, se consigue con un verde pálido. Los lápices en esta tonalidad se han usado siempre para corregir rojeces en la piel: granitos, marcas, rosácea.

Entonces, ¿por qué no llevar esa misma lógica a los ojos, si también hay rojeces? Esa es la idea. Aplicado en la línea de agua, el verde calmado neutraliza el tono rosado natural del borde ocular y crea un efecto de limpieza, frescura y amplitud, mucho más suave y realista que el blanco clásico.

Abre la mirada

"El delineador verde no te maquilla el ojo. Te lo limpia visualmente", explica Rose Siard. El cambio visual es sutil, pero poderosísimo, especialmente a partir de los 40, cuando la mirada tiende a perder volumen y viveza.

El verde mantiene el equilibrio de tonos, respeta la profundidad del ojo y lo ilumina sin invadirlo. Su objetivo final (y lo consigue, con creces) es recuperar la mirada real, no inventarse una.

Porque hay miradas que no necesitan ser "gigantes". Necesitan ser vivas. Y el blanco, aunque ilumina, a veces convierte el ojo en algo un poco fabricado, artificial. El verde, en cambio, limpia, corrige y respeta el tono natural. No inventa un ojo luminoso: lo devuelve.

¿Cómo aplicarlo lápiz verde?

Una vez lo pruebes, el truco del delineador verde es el perfecto para esas mañanas de poco sueño, para esos días en los que la piel pide calma, para las que quieren buena cara sin parecer demasiado maquilladas.

Para conseguirlo de la manera más sencilla, sigue estos pasos:

  • Aplicar un toque de lápiz verde muy suave (tipo menta o verde agua pastel) directamente en la línea de agua, desde el lagrimal hacia fuera.
  • Con una brocha pequeña o bastoncillo, difuminar levemente el borde, para fundir el verde con el tono de piel.
  • Depositar una mínima cantidad del mismo tono en la zona del lagrimal o línea inferior de pestañas, también difuminado.

Sobre todo, ten muy en cuenta, que aplicando lápiz verde en la mirada no estás buscando un toque de color, sino dar claridad a esa zona del rostro, logrando rejuvenecerla.

¿Cuándo usar lápiz blanco?

Según Rose Siard, el blanco sigue siendo perfecto para looks más potentes: maquillaje de noche, sesiones de fotos, estilos dramáticos, eyeliners oscuros, fiestas y eventos.

"Piensa en él como un foco. El verde es la luz natural de la mañana. El blanco, el flash de una cámara", explica. Al fin y al cabo, el maquillaje a partir de los 40 no es el que disimula. Es el que armoniza.

Llega un momento en el que no queremos ocultar, sino recuperar. No queremos ojos enormes, sino ojos descansados. Y ese es el motivo por el que este truco se ha viralizado entre mujeres de 40, 50 y 60: porque respeta la luz real.

Este truco no es un cambio radical ni promete "milagrismos". Es un pequeño ajuste que devuelve claridad a la mirada de forma sutil, amable y madura, sin gritar, ni exagerar.