Saber maquillar es un arte que se aprende. La técnica correcta te permite corregir un párpado caído, devolver la luz al rostro o transformar las facciones en busca de la máxima expresión.
Esta herramienta convive con nosotros desde la prehistoria y las primeras civilizaciones, pasando por el mundo egipcio y llegando hasta nuestros días.
En la actualidad, es un imprescindible en la vida cotidiana de muchas personas y una parte fundamental de la industria audiovisual, la moda y los eventos.
Con el auge de las redes sociales, ha cobrado fuerza y visibilidad, convirtiéndose en el gancho perfecto para los videos de TikTok o Instagram. Contar una historia o explicar nuevas tendencias funciona mejor en los espectadores si, al mismo tiempo, te estás maquillando. Así lo practican creadores de contenido como Cariatydes o Marikowskaya.
Esto es algo en lo que Harpo lleva trabajando más de 20 años. Por suerte, en Magas tuvimos la oportunidad de descubrir qué ocurre tras las puertas de esta escuela de maquillaje profesional, ubicada en pleno centro de Madrid.
Lucía Barranco y Lucía Castro, la gerente y la directora de Harpo.
La escuela
Dentro del número 13 de la calle Loreto y Chicote de Madrid, tras el recibidor, se abre una sala repleta de espejos iluminados y luces de camerino, donde los alumnos aprenden, mediante demostraciones, los secretos de esta disciplina artística. Allí nos recibieron 'las Lucías': la directora de Harpo, de apellido Castro, y la gerente, de apellido Barranco.
Nos enseñaron las instalaciones donde los estudiantes se forman con cursos que abarcan desde maquillaje social, hasta caracterización y efectos especiales, incluyendo el trabajo con posticería, siempre guiados por profesionales con experiencia en grandes eventos y producciones.
Un poco más al fondo, en una estancia blanca, se elaboran moldes y prótesis para transformar a los modelos en animales, monstruos o personajes teatrales, ajustándose a bocetos diseñados previamente.
Proceso de transformación en un caballo.
María Jesús, profesora de posticería, se encarga de una de las tareas más minuciosas: crear pelucas, barbas y bigotes pelo a pelo, un proceso que requiere paciencia y atención con el que logra resultados hiperrealistas.
Por otro lado, Jesús, profesor de caracterización, realiza una demostración de un ictus en la piel de la modelo. Con gran precisión, aplica una prótesis de silicona que posteriormente maquilla, generando el efecto de una parálisis facial.
Jesús, el profesor de caracterización, maquilla a una modelo.
La escuela, recientemente galardonada con el premio Salón Look 2025, comienza los preparativos para el curso académico, en el que los interesados podrán elegir, entre una amplia oferta, el programa formativo que mejor se ajuste a sus necesidades.
Mientras continúan con su labor docente y sus colaboraciones artísticas, concentran también su atención en una fecha especialmente significativa para ellos: la noche de Halloween.
