Aunque la soltería se perciba cada vez más como una elección, sigue siendo víctima de numerosos prejuicios. Visto, sobre todo en el caso de las mujeres, como una situación "por defecto", puede dar lugar a comentarios y situaciones incómodas que plasman una falta de empatía e irresponsabilidad emocional.

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El prejuzgar la soltería y hacer sentir cierta vergüenza a la persona se conoce como single shaming. El fenómeno está más extendido de lo que se suele pensar. Un estudio de Bumble, la app en la que las mujeres dan el primer paso, muestra que 1 de cada 5 españoles ha experimentado single shaming, y se ha sentido presionado o presionada por su familia o la sociedad para tener una relación o casarse. Inesperadamente, esto ocurre más entre los jóvenes, en 1 de cada 4 de la Generación Z española.

¿Cómo se define el single shaming?

"Single shaming es un fenómeno arraigado en la cultura pop y en las expectativas de la sociedad, que describe la idea de que la soltería es sólo un estado temporal entre dos relaciones que hay que solucionar lo antes posible.

Se asume que a las personas sin pareja les falta algo, como si su vida independiente no fuese tan valiosa como cuando se encuentran en una relación" explican los expertos de Bumble.

¿Cómo se manifiesta?

Algunos comentarios, socialmente "aceptados", contribuyen de forma más o menos inconsciente a esta noción de vergüenza o incluso pena implícita. Según recuerda la plataforma, frases como "Se te va a pasar el arroz", "¿Sigues soltera?" y "¿No te cansas de relaciones sin futuro?" son el mejor ejemplo.

El concepto de pareja está tan arraigado que este tipo de preguntas se han banalizado, especialmente de cara a las mujeres. De igual manera, los intentos de "emparejamiento" están normalizados, en muchas ocasiones, por la idea de que una persona tiene que "solucionar" su estado sentimental. Llegan ayudas externas no siempre solicitadas, siguiendo esta idea de que "no te puedes quedar soltera".

Este fenómeno tiene que ver esencialmente con el prejuicio: "prejuzgar a una persona es algo habitual y difícil de gestionar. Nuestro cerebro tiene mecanismos para ahorrar energía y poder así posicionar a esa persona en nuestro imaginario. Sentenciar en base a un prejuicio las necesidades relacionales de otra persona es muy diferente.

Es importante cambiar el enfoque y respetar las decisiones de las personas a las que queremos aunque no encajen con nuestra manera de entender las relaciones" indica Raquel Mascaraque, especialista en psicología emocional.

¿Cómo afrontarlo?

La percepción de la propia soltería es la clave: "cuando te das cuenta de que no te da miedo estar soltera/o, sino que te da miedo el concepto que te venden de la soltería, todo cambia. Cuando necesitamos tener pareja por presión social solemos buscar una persona que encaje con cánones que cuadren con la imagen que queremos proyectar y no con lo que realmente potencie quienes somos" añade la experta.

Liberarse de los prejuicios, incluso asumidos internamente, no es fácil y menos cuando los refuerza nuestro entorno. Recuerda que eres dueña de tu vida y que, estar soltera o no, es una situación personal en la que nadie debe entrometerse. 

"Al final, aprender a estar soltero es lo que te va a ayudar a decidir de una forma más sana con quién quieres vincularte realmente" concluye la experta.