Salir de fiesta y acudir al cuarto de baño para encontrar que la cola de ellas es infinitamente más larga que la de ellos. Conseguir entrar para, luego, coincidir con distintos grupos de chicas que van juntas, que se sostienen los bolsos, se intercambian las barras de labios y se ofrecen productos de higiene femenina cuando alguna lo necesita.

Esta imagen recuerda ligeramente a los salones de conversación que se formaban entre las mujeres de la alta sociedad parisina allá por el siglo XVIII. Pero, en este siglo, ellas llevan corsés por moda y no por opresión social, y alzan la voz para escucharse las unas a las otras entre las paredes retumbantes de un club de noche en el que suena Bad Bunny de fondo y no en un salón de tapices y altos techos.

Parece que el baño se ha convertido, para las mujeres de ahora, en ese lugar de reunión exclusivamente femenino cuando se encuentran en eventos de socialización.

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Todas solemos ir al lavabo acompañadas por una amiga, pero ¿alguna vez te has preguntado por qué lo hacemos? Para conocer la respuesta a esta interrogante femenina tan común, qué mejor que hablarlo con ellas mismas. Al preguntar a un grupo de chicas jóvenes, las respuestas que surgieron fueron tan múltiples como los perfiles a los que preguntamos.

Por una parte, Eva (estudiante de ADE, 23 años) cuenta: “Nosotras no nos sentimos igual de seguras que ellos en contextos sociales de fiesta, por miedo a que pueda pasarnos algo”. En este caso, la búsqueda de una o varias acompañantes para ir al baño es, en realidad, una forma de buscar protección entre amigas. Por ejemplo, para huir cuando una se siente incómoda por otra persona, o para no caminar sola a través de un pasillo lleno de personas, normalmente, hombres, que también pueden hacerle sentir incómoda.

Un estudio realizado en conjunto por la Universidad de Málaga y la Asociación Cívica para la Prevención ha analizado la perspectiva de género en el ocio nocturno. Los resultados han arrojado en forma de números una realidad preocupante: “el 90,1% de las mujeres entrevistadas asegura que cuando salen de fiesta les preocupa el riesgo de sufrir un episodio de violencia sexual. En cambio, al 70% de los hombres no les preocupa en absoluto”.

Por otra parte, Nerea (opositora de psicología, 22 años) cuenta: “En espacios nuevos, nos reunimos en el baño por vergüenza social, y porque nos gusta comentar el contexto en el que nos encontramos pero en un ambiente más tranquilo”. Es decir, la inseguridad aquí no es tanto física como de opinión o de sentimiento, por eso, estos casos suelen darse más en reuniones o cenas profesionales que en eventos de fiesta.

La maestra en género, desarrollo y globalización, Alfonsina Peñaloza, declaró para QG México que “el baño es un lugar seguro donde las mujeres se sienten libres de expresar, quizás, lo que no pueden en público; desde lo físico, las relaciones o para expresar una opinión que no sintieron que podían expresar afuera. Desde el punto de vista de género el espacio público tiende a relacionarse con lo masculino”.

Sin embargo, Lucía (estudiante de ingeniería, 22 años) lo resume todo de la siguiente manera: “Lo de ir al baño en grupo es, en realidad, un tópico, porque las mujeres hacemos casi todo juntas cuando salimos de fiesta: ir al ropero, comprar una copa…”. Para ella, todo el misterio sobre las mujeres yendo en grupo al cuarto de baño se resume en esa inseguridad generalizada que sienten las mujeres cuando se encuentran en ámbitos de celebración rodeadas por hombres. Un reflejo más de la sociedad machista en la que crecemos.