Una bailarina ucraniana, que huyó de la guerra, y una bailarina rusa, que abandonó el Ballet Bolshói en respuesta a la invasión, ensayaron juntas en un escenario en Nápoles (Italia) antes de una actuación benéfica el lunes por la noche para recaudar fondos y defender la paz en Ucrania. 

El Teatro San Carlo presentó el espectáculo “Apoya a Ucrania - Ballet por la Paz”, para el cual se agotaron las entradas. Las estrellas del evento incluyeron a Olga Smirnova, quien dejó el Bolshói ruso el mes pasado, y Anastasia Gurskaya, una de las mejores bailarinas de la Ópera de Kiev, que huyó de los combates. 

Gurskaya defendió que su actuación es una forma de ayudar a Ucrania. Smirnova, por su parte, considera que es importante, en esta situación, "estar juntas en el escenario". Antes del ensayo general, la rusa defendió ante un grupo de periodistas que apoyar a Ucrania y defender la paz era su objetivo principal. "Por eso estamos aquí, por eso bailamos esta noche". 

Smirnova abandona Rusia

La invasión de Rusia a Ucrania cambió la vida de la primera bailarina del Ballet Bolshói, Olga Smirnova, de 30 años, una de las mayores estrellas de la danza rusa, en respuesta al conflicto.

“Por la mañana, no sabía que me iba a ir de Rusia. Y, por la noche, estaba sentada en el avión”, confesó en una entrevista concedida a The Guardian.

Anteriormente, Smirnova había escrito en Telegram sobre el ataque de Rusia a Ucrania: “Con todas las fibras de mi alma, estoy en contra de la guerra. (...) Nunca pensé que me avergonzaría de Rusia…. Pero ahora la línea está trazada entre el antes y el después”.

Hace escasas semanas se hizo oficial, Smirnova dejaba el Ballet Bolshói y se unía al Ballet Nacional Holandés (DNB), donde ha comenzado a bailar con el brasileño Víctor Caixeta, quien dejó el Ballet Mariinsky en San Petersburgo en respuesta a la guerra.

Contra la guerra

Consciente de que hacer tal declaración le pondría en el centro de atención, ¿por qué lo hizo? “No podía mantenerlo dentro. Hubo muchos artistas que se pronunciaron.” Apenas tuvo noticias de sus compañeros del Bolshói, salvo un par de mensajes de apoyo.

La gente tiene miedo de hablar. Si no les queda más remedio que quedarse prefieren callar. Todos deberían poder decidir en qué tipo de sociedad quieren vivir y cuánta libertad necesitan para ello”.

Si bien nunca fue seguidora de la política, asegura que ahora es imposible de ignorar. “La guerra es una forma inaceptable en nuestro mundo civilizado de resolver cualquier conflicto”. Además, señala que es especialmente doloroso pues también afecta a la reputación del pueblo ruso.

"La gente tiene miedo a hablar"

La crítica al régimen puede tener consecuencias. De hecho, el director del Bolshói, Vladímir Urin, es uno de los líderes culturales que han firmado una carta contra la guerra. Precisamente, el viernes pasado, Putin sugirió fusionar la dirección del Bolshói con el teatro Mariinsky de San Petersburgo bajo su director, un hombre leal al presidente, por lo que Urin sería destituido.

Una decisión complicada

Smirnova ha dejado en Rusia a sus padres, que solo subieron que se había ido cuando se hizo el anuncio de DNB. “Para ellos fue muy difícil de aceptar. Son mis padres y quieren tenerme cerca. Están molestos, querían que me quedara. Pero creo que solo necesitan más tiempo para aceptar y comprender mi decisión”.

No fue una decisión fácil, pero le ayudó ver la situación desde fuera. Cuando comenzó la invasión Smirnova estaba recuperándose de una lesión, por lo que no estaba enredada entre ensayos y actuaciones.

Tras tomar la decisión, tuvo solo cinco horas para hacer las maletas. Viajó junto a su marido a Dubái y desde allí tomaron un segundo vuelo a Ámsterdam, donde la bailarina comenzó a ensayar al día siguiente.

La bailarina siempre había querido trabajar internacionalmente. Le encantaba trabajar con coreógrafos visitantes, además, adora la modernidad del repertorio en DNB y sueña con bailar ballets del coreógrafo residente Hans van Manen. Aún así, estas nos son las circunstancias que hubiera elegido.

Futuro incierto

Actualmente trabaja en una nueva producción de Raymonda, que se estrenó el pasado 3 de abril, su primer papel es de la heroína homónima. Smirnova confiesa que de alguna manera, bailar le salva del caos exterior. “Puedo decir que es el lugar más seguro donde puedo estar tranquila y concentrada.”

"El futuro es tan incierto ahora, tanto el del país como el mío"

Planea quedarse en Ámsterdam en un futuro cercano, pero no sabe qué le deparará el futuro. Sobre un posible regreso a Rusia explica que tendría que retractarse de sus palabras y no lo va a hacer. “Por supuesto que me gustaría ver a mis padres, poder ir a mi San Petersburgo natal. Pero el futuro es tan incierto ahora, tanto del país como el mío”.

Smirnova, quien se convirtió en la primera bailarina en el Bolshói en 2016, es la primera rusa en abandonar la elogiada compañía por la guerra. Si bien confirma que había estado considerando un movimiento antes de la invasión, asegura que las circunstancias actuales aceleraron el proceso.

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