La pandemia ha ampliado las brechas de género en España, incrementando hasta 2058 el período necesario para alcanzar la igualdad plena entre mujeres y hombres. Los datos han empeorado. Hace un año indicaban que la brecha se cerraría en 2055.

En palabras de Marieta Jiménez, presidenta de ClosinGap: “Estos nuevos datos ponen de manifiesto la necesidad urgente de implementar medidas sustentadas en el aprovechamiento del talento femenino como palanca clave de crecimiento y recuperación económica. Nuestra sociedad no está en disposición de retroceder en el camino que muchos, como los que formamos ClosinGap, estamos trabajando para construir una sociedad próspera e igualitaria”.

El Índice ClosinGap, elaborado por PwC España, e indicador de referencia para la medición y seguimiento de la igualdad de género en España y de su incidencia en el PIB muestra, entre otras conclusiones, que la brecha de género ha aumentado en nuestro país respecto al año pasado y que aún queda un 36,7% por cerrar. El coste de oportunidad se traduce en 213.299 millones de euros, el equivalente a un 19% del PIB 2020.

Este indicador estudia la igualdad de género a través de cinco categorías: empleo, educación, conciliación, digitalización y salud y bienestar. Realiza un análisis pormenorizado de 28 variables que influyen en las situaciones desiguales que afrontan hombres y mujeres en distintos ámbitos. El objetivo es identificar aquellas áreas en las que intensificar el esfuerzo.

¿Conciliación?

La pandemia ha incidido de forma especialmente negativa en la conciliación. Han aumentado las tasas de parcialidad en el empleo de las mujeres y estas han asumido más peso en las tareas domésticas durante el confinamiento.

El indicador de paridad en esta categoría se encuentra en el 40,8%, lo que supone un retroceso del 3,2% respecto al año anterior. Pero cabe señalar que entre 2015 y 2020 había pasado del 35,5 al 44%.

“Esta categoría es un determinante clave en el desarrollo personal, social, profesional y económico de hombres y mujeres. La conciliación es uno de los aspectos que ha frenado (y frena) la progresión profesional y económica de la mujer, además de las consiguientes implicaciones en la salud y bienestar”, afirma Anna Merino, directora del equipo de Economics en Strategy&, el área de consultoría estrategia de PwC.

Salud, bienestar, educación y digitalización

La brecha de género en la salud y el bienestar es la más reducida, pero lleva años estancada. La pandemia ha provocado que el riesgo de pobreza o exclusión haya crecido más para las mujeres que para los hombres.

En el terreno educativo, se ha estancado la evolución de la igualdad (67,9%). La ratio de mujeres con educación universitaria sigue siendo mayor para las mujeres, pero esta cae en las carreras STEM, que derivan en empleos con alto valor añadido. Aun así la brecha de género en digitalización es muy alta, por cada mujer especialista en TIC, hay cuatro hombres.

Paridad en el empleo

El indicador de paridad en el empleo ha mejorado. Esto se debe al incremento de la participación de la mujer en el mercado laboral, un menor empleo precario, una mejoría en el salario por hora y una caída de la brecha en las pensiones que afectan al conjunto de las mujeres.

Desde 2015, la brecha de género en el empleo se está reduciendo a un ritmo anual de 1,9%. El estudio no ha incluido nuevas variables, como el porcentaje de personas afectadas por los ERTEs durante la pandemia, que han afectado más negativamente a las mujeres.

El precio de la brecha 

Si se acabase con la brecha de género en el mercado laboral, en las horas trabajadas y en la distribución del empleo sectorial, el PIB español podría aumentar en 213.299 millones de euros (un 19% del PIB de 2020). Este incremento vendría impulsado por la creación de casi tres millones de empleos femeninos a tiempo completo.

Las mujeres, a pesar de ser el 51,4% de población en edad de trabajar, solo contribuyen a un 41,4% del PIB. Esto se debe a tres factores. El primero, una menor participación en el mercado laboral debido a la tardía incorporación al mismo, discriminación en la contratación y salarios más bajos que desincentivan la búsqueda.

El segundo, un menor número de horas trabajadas por problemas de conciliación, tiempo dedicado al trabajo no remunerado y problemas de salud. Y, el tercero, una sobrerrepresentación en sectores económicos con poca productividad, la baja proporción de mujeres en carreras STEM y un nivel de digitalización más bajo.

Pero no todo es negativo, los sectores donde las mujeres están más presentes, como la educación o la sanidad, han aumentado su productividad, haciendo que las mujeres ya se encuentren en el mismo nivel medio que los hombres.

Si se igualase la participación laboral de la mujer a la de los hombres, el PIB podría aumentar hasta un 10,3%

En relación con el impacto económico que supone para la economía las diferentes brechas de género de la economía española, Manuel Martín Espada, socio responsable de Mercados de PwC España señala que: “Las principales conclusiones que se extraen de este análisis no pueden ser más contundentes: el índice de paridad de género ha empeorado respecto al año pasado por efecto de la pandemia. Atendiendo al impacto social y económico que supone esta circunstancia para nuestra economía, es imprescindible el impulso de iniciativas para revertir esta situación desde el ámbito público y privado”.

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