De las elecciones constituyentes de este fin de semana en Chile, una cosa se sabía con seguridad: la Constitución estaría escrita por un número equilibrado de hombres y de mujeres. 

Los días 15 y 16 de mayo, casi 15 millones de personas estaban llamados a votar a los 155 candidatos que redactarán la nueva Carta Magna, la primera que nace de un proceso plenamente democrático en toda la historia del país y para el que se dispuso que la mitad de las redactoras sean mujeres.

La sorpresa llegó tras en conteo de los votos, que determinó que había más mujeres que hombres elegidos y, por lo tanto, ellas han tenido que abandonar sus escaños para conseguir la deseada paridad. Al menos 11 mujeres han tenido que ceder sus escaños a hombres debido a la corrección de resultados por sexo para asegurar la paridad en la Convención Constitucional.

Una vez contadas las papeletas, el sistema promulgado en marzo del año pasado indicaba que, si en un distrito no había paridad entre hombres y mujeres de forma natural, habría que hacer correcciones para conseguirla. Así, tras el recuento, 11 mujeres han tenido que ceder su escaño a hombres en distritos en los que ellas eran la mayoría. La Convención quedó finalmente integrada por 78 hombres y 77 mujeres.

Los ajustes también ocurrieron del lado masculino y cinco hombres han tenido que ceder sus escaños en distritos en los que ellos eran la mayoría de elegidos. 

"Si no hubiese existido el criterio de paridad, las mujeres no hubiesen representado la mitad de las candidatas. Y basta ver las otras elecciones que ocurrieron hoy para ver que sin paridad las mujeres no logran ser nominadas. La afirmación de que si hubiésemos tenido más mujeres sin paridad es algo contrafactual, porque sin la ley no hubiesen sido la mitad de las candidatas y no hubiesen encabezado listas. El punto central de la paridad es que permite el equilibrio en el resultado, aquí lo que se buscaba es un resultado paritario", ha dicho la cientista política, Marcela Ríos en declaraciones a La Tercera. 

La experta y una de las impulsoras de la normativa añade que "sin mecanismos concretos, efectivos, se nominan generalmente hombres. La ley de paridad obliga a ponerlas en todos los distritos, competitivos, en igualdades de condiciones. Lo segundo, que no tiene que ver con la nominación, es que las mujeres mostraron que tienen fuerte apoyo popular, los electores quieren ver mujeres".

Además de a las mujeres, los resultados favorecieron ampliamente a los candidatos independientes y a los sectores de la nueva izquierda chilena, lo que significó una sorpresa para la clase política, que vio como se asestaba un duro golpe a los partidos tradicionales.