Paradójicamente, el Panteón de Hombres Ilustres, ubicado en la antigua Basílica de Nuestra Señora de Atocha, en Madrid, fue creado por orden de una mujer, la reina María Cristina de Habsburgo, para enterrar a los políticos y militares más influyentes de nuestro país. Eso sí, sólo hombres.

Sin embargo, la ley de Memoria Democrática ha venido a reparar una discriminación que duraba ya casi un siglo y medio: pasará a llamarse Panteón de España y acogerá también a mujeres ilustres que hasta ahora han sido invisibles para el reconocimiento histórico que supone este mausoleo.

"Nuestro país tiene un Panteón de Hombres Ilustres y solo ese nombre es definitorio de que hay mujeres invisibles, ajenas a los proyectos independientes de sus vidas", aseguraba en la presentación de la ley la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo. Por eso, el nuevo Panteón de España se reconvertirá en un "tributo, agradecimiento y reconocimiento a los hombres y las mujeres que a lo largo de la historia han aportado de manera importante a nuestro país".

Clara Campoamor

Además, este lugar que recoge a personas importantes de nuestro país dejará de ser un reservado para hombres políticas y militares y se abrirá a figuras que hayan destacado en otras áreas como ciencia o deporte, "incluyendo a las mujeres, porque las hay", ha dejado claro Carmen Calvo.

En la rueda de prensa, apareció el nombre de una mujer que hace décadas que debería ocupar su sitio en el Panteón: Clara Campoamor. "Su gesta fue mucho más que la defensa del sufragio de las mujeres. Fue la comprensión exacta de lo que es la democracia sobre la base de lo que es la soberanía popular". 

No va a ser el único cambio al respecto que se produzca ya que la idea de la vicepresidenta es que esta ley tenga en cuenta la perspectiva de género para que se rescaten a todas esas mujeres "desaparecidas" y olvidadas que lucharon por la democracia de nuestro país.

Uno de los mausoleos del Panteón.

Quién está enterrado en el Panteón

El Panteón de los Hombres Ilustres se encuentra emplazado en el solar de la citada antigua basílica de Nuestra Señora de Atocha, y fue construido entre 1892 y 1899, según el proyecto de Fernando Arbós, en un estilo neomedieval muy característico que recuerda al arte bizantino.

La idea del panteón nacional es característica de los regímenes constitucionales europeos a partir de la Revolución Francesa y se desarrolla a partir del ejemplo inglés de Westminster.

En España, pese a diferentes iniciativas a lo largo del siglo XIX, su realización definitiva fue una orden de la reina regente María Cristina de Habsburgo para crear una zona junto al claustro de la nueva Basílica de Atocha, aunque este templo, que hubiese servido de marco a las ceremonias religiosas oficiales no se llegó a levantar.

En este monumento se pueden visitar las tumbas de Mateo Sagasta, Antonio Cánovas del Castillo, Eduardo Dato, Antonio de los Ríos Rosas, José Canalejas, Gutiérrez de la Concha o el Marqués del Duero.

Estos monumentos funerarios constituyen importantes conjuntos escultóricos de finales del siglo XIX y principios del XX, entre las que destacan los realizados por Mariano Benlliure, Pedro Estany y Agustín Querol.