La senadora por California, Kamala Harris, ha hecho historia al convertirse en la primera mujer negra candidata a la vicepresidencia de Estados Unidos. El martes Joe Biden anunció que Harris será su compañera de fórmula para las elecciones del próximo tres de noviembre, unos comicios que sin duda estarán marcados por el debate relativo a las políticas contra la injusticia racial y la brutalidad policial. 

Desde que se postuló oficialmente a la carrera presidencial, Biden aseguró que su vicepresidenta sería una mujer y el nombre de Kamala Harris era uno de los más sonados. Las protestas antirracistas que han sacudido el país en los últimos meses tras la muerte del afroamericano George Floyd, aumentaron la presión para elegir a una mujer negra. 

"Tengo el honor de anunciar que he elegido a Kamala Harris -una luchadora por los débiles, y una de las mejores servidoras públicas del país- como mi compañera en las elecciones", escribió el martes Biden en Twitter. 

Kamala Harris, de 55 años y ascendencia afrocaribeña y asiática, ha cobrado un gran protagonismo en la política estadounidense de los últimos años. En 2016 obtuvo su escaño por California en el Senado, convirtiéndose en la segunda mujer negra en ser elegida para la Cámara Alta, y ha destacado por sus incisivos interrogatorios y sus fuertes críticas contra el gobierno de Donald Trump, que en varias ocasiones la ha calificado como "desagradable". 

Hija de un padre jamaicano y de una madre india, Harris creció entre Oackland y Berkeley Flats, en un ambiente académico y de activismo. Su padre, Donald Harris, es doctor en Economía y ejerció como profesor en la Universidad de Standford, y su madre, Shyamala Gopalan, que falleció en 2009 por cáncer de colon, era una científica que centró su carrera en la investigación del cáncer de mama. 

Harris estudió Política y Economía en la Universidad de Howard, una de las universidades afroamericanas por excelencia, y más tarde se graduó en Derecho por la Universidad de California. 

Primera fiscal general de California

La candidata a vicepresidenta ha desempeñado la mayor parte de su carrera profesional en la Fiscalía, un terreno en el que ha roto varios techos de cristal: en 2003 fue elegida como fiscal de distrito de San Francisco, cargo para el que fue reelegida en 2007; y en 2011 fue nombrada fiscal general del estado de California. En ambas ocasiones, Kamala Harris ha sido la primera mujer y la primera persona de una minoría que logra el puesto.

Su trayectoria en la Fiscalía es un arma de doble filo en su candidatura. Es una mujer que aboga por la ley y el orden y representa a los demócratas más centristas. Sin embargo, para los activistas y el ala más a la izquierda del partido ella es "una poli", una defensora del status quo que no llevará a cabo reformas estructurales importantes, en un momento en el que se piden más que nunca. 

Algunas personas consideran que en su tiempo como fiscal fue especialmente dura en la persecución de crímenes menores, que afectan especialmente a las comunidades negras. En este sentido, Harris no ha renegado de su pasado y ha hecho gala durante la campaña de su perfil de mano dura con el crimen, con el que llevó las condenas de culpabilidad a máximos, pero también a que muchos afroamericanos pasaran largos años en prisión por crímenes que hoy no son ni considerados faltas.

Harris, que durante su vida ha tenido que soportar el racismo y también la discriminación de parte de la comunidad negra que no la considera "lo suficientemente negra", aboga por cambiar el sistema desde dentro. En relación a las protestas antirracistas y el asesinato de George Floyd, declaró que existe un "racismo sistémico" en Estados Unidos y que "la brutalidad policial es un asunto de vida o muerte para las personas negras en este país".

Senadora y candidata a la presidencia

En 2016, las elecciones que dieron la victoria a Trump, saltó a la política y fue elegida senadora por California. En estos cuatro años, sus brillantes intervenciones en la Cámara Alta en importantes casos como la Comisión Judicial al secretario de Justicia William Barr o los sus interrogatorios al juez Brett Kavanaugh cuando fue propuesto como juez del Tribunal Supremo han sido muy aplaudidas. 

Las aspiraciones políticas de Harris la llevaron a presentarse como candidata a las primarias demócratas de cara a las elecciones generales de Estados Unidos. Aunque tuvo un comienzo fuerte y sus eventos tenían una gran afluencia, a su primer mitin en Oakland acudieron cerca de veinte mil personas según The New Yorker, Harris tuvo que retirarse la carrera electoral en diciembre de 2019, antes incluso de que se celebrasen las primeras elecciones estatales. 

Sobre su renuncia fue muy clara y afirmó: "Mi campaña simplemente no tiene los recursos financieros que necesitamos para continuar. No soy una multimillonaria. No puedo financiar mi propia campaña". No obstante subrayó que seguiría "luchando todos los días por lo que ha sido la base de esta campaña: Justicia para la gente. Para toda la gente". 

Varios analistas políticos coinciden en que al inicio de campaña Kamala Harris intentaba llegar tanto a los votantes de centro como al ala progresista del partido, lo que hacía que no tuviese posiciones definidas en algunos puntos clave. Por ejemplo, está a favor de la protección del derecho al aborto y la reforma de las leyes de armas, y anunció su apoyo al Green New Deal; pero, según el National Post, su posición en el cuidado de la salud "se convirtió en una mezcolanza".

"Trataba de jugar un poco en el medio y de ser todo para todas las personas", dijo al National Post Joel Payne , un estratega demócrata que trabajó para la campaña presidencial de Hillary Clinton en 2016. Por su parte, el politólogo Samuel Popkin, declaró a The New Yorker que Harris "es una candidata de identidad mal definida y fácil de escuchar -en relación a su gran capacidad de oratoria-".

A pesar de su temprano abandono, Harris sobresalió por poner contra las cuerdas a su ahora compañero de fórmula, Joe Biden, durante los debates, donde sacó a relucir sus puntos débiles. Igualmente, en mayo de 2019 durante el Caucus Negro del Congreso, antes de la celebración de ningún debate, Harris respondió a la posibilidad de un boleto Biden-Harris que: "Joe Biden sería un gran compañero de fórmula".

Las comparaciones con Barack Obama

Kamala Harris, que podría ser la primera vicepresidenta de la historia de EEUU y la primera persona negra en ostentar el cargo, tiene el reto de sacar a Donald Trump de la Casa Blanca y sobre su candidatura ha manifestado: "Me siento honrada de unirme a Joe Biden como candidata de nuestro partido a vicepresidenta y hacer lo que sea necesario para convertirlo en nuestro Comandante en Jefe".

"Joe Biden puede unificar al pueblo estadounidense porque ha pasado su vida luchando por nosotros. Y como presidente, construirá un Estados Unidos que esté a la altura de nuestros ideales", expresó en Twitter.

Harris cuenta además con el apoyo del expresidente Barack Obama, que tuvo a Biden como vicepresidente: "He conocido a la senadora Kamala Harris por mucho tiempo. Está más que preparada para el trabajo. Ha pasado su carrera defendiendo nuestra Constitución y luchando por las personas que necesitan un trato justo. Este es un buen día para nuestro país. Ahora vamos a ganar esto".

Aunque Harris y Obama tienen una buena relación y ella ha agradecido su apoyo, la senadora demócrata intenta eludir las comparaciones con el expresidente para "no verse definida a un estereotipo demográfico", según aseveró su asesor Sean Clegg a The New Yorker en 2019, que añadió: "En una ocasión nos dijo: 'No me definan basándose en algo que hizo un hombre'". También, en respuesta a un periodista que le preguntó cómo continuar el legado de Obama, ella dijo tajante: "Tengo mi propio legado".

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