Las técnicas de meditación y prácticas contemplativas son usadas por millones de personas en todo el mundo que quieren cambiar su forma de afrontar y disfrutar la vida. Como en otros ámbitos, estas prácticas se pueden realizar con perspectiva de género, atendiendo a las necesidades específicas de las mujeres para conseguir un mejor efecto.

Así nació Mindfulness para mujeres, una escuela asentada en Barcelona que, como cuenta su fundadora, Nadir Chacín, busca unir su activismo feminista con todo lo aprendido del budismo. 

Aunque muchas personas consideran el mindfulness un tipo de meditación, Chacín lo ve más como un "estado mental, emocional y físico" al que se llega a través de diferentes prácticas como la meditación. Con el mindfulness, que significa 'atención plena', se busca adquirir conciencia de cómo nos afectan las cosas para tener una mejor relación con nosotros mismos y los demás.

Nadir Chacín es antropóloga especializada en Antropología Física y en Perspectiva de Género, Diversidad Familiar y Tecnologías. Es practicante budista desde 2012 y es la autora del libro “Senderos de paz” sobre Budismo Zen y Física Cuántica. Cedida

"Es un estado en el que nos damos cuenta de lo que nos está pasando a nivel de físico, emocional, en el que entramos muchas veces de forma espontánea. Por ejemplo cuando estamos en un lugar muy bonito de la naturaleza y nos sentimos conectadas ella. Todas las personas han tenido estados de mindfulness en algún momento de su vida, el problema es que se producen de manera involuntaria". Con las diferentes técnicas que enseña en la escuela lo que se consigue es aprender a provocar esos "estados" de mindfulness

Chacín explica que llegar a ese estado de "atención plena" implica darnos cuenta de los hábitos que nos pueden dañar física, emocional y mentalmente para modificarlos. "Si no prestas atención, si no aprendes a entrenar tu mente, tu cuerpo, tus emociones, a relacionarte de una manera diferente por ejemplo con tus pensamientos, tu naturaleza hará que tus reacciones hacia ciertas situaciones sean negativas y, de alguna manera, te produzcan más sufrimiento".

Por esa razón "se dice que la práctica del mindfulness tiene como base la compasión, la amabilidad y también la ética". "Se trata de producirnos a nosotras mismas estados más amables. No es que tenga un objetivo en sí, porque no te sientas a meditar diciendo “quiero estar feliz”, pero la consecuencia de la práctica es que vas a llevar una vida más ecuánime y amable".

Exclusivo para mujeres

Originaria de Venezuela y antropóloga de carrera, Nadir Chacín se trasladó a Barcelona desde México y lleva viviendo en la ciudad condal ocho años. Admite que la emigración supone mucho estrés y ella encontró la manera de eliminarlo con la meditación. "Casi por casualidad había un centro budista enfrente de mi casa. Empecé a tomar clases allí y me convertí al budismo, me di cuenta de que era algo que yo quería aprender, de que mucho de mi sufrimiento venía de que no tenía las herramientas adecuadas para tener una vida más amable".

Se introdujo de lleno en el budismo y hace unos años decidió abrir su escuela para trabajar exclusivamente con mujeres porque, aunque la técnica para llegar al mindfulness no varía según el género, las mujeres "estamos inmersas en un contexto social, económico y político" diferente. 

"Hay una diferencia social. Cuando naces mujer te socializan por ejemplo para cuidar a los demás, tenemos una educación para el cuidado de los otros mientras que el autocuidado, darse cariño a una misma, no forma parte de nuestra socialización y educación de género. Yo puedo enseñarle la técnica de meditación a hombres y mujeres, pero la subjetividad de cómo esa persona va a vivir sus enfermedades, por qué llegó a la sala de meditación, qué le pasa… Ahí sí que hay diferencia".

Mejora de la salud

Chacín, que cuenta con una certificación de Respira Vida Breathworks, está especializada en la aplicación del mindfulness para la mejora de la salud (ayudar a las personas a llevar mejor sus enfermedades pero sin sustituir a los tratamientos médicos). En este sentido, la fundadora de Mindfulness para mujeres conoce bien qué tipo de problemas físicos o mentales pueden sufrir más las mujeres. 

"Las mujeres sufren más problemas de salud mental, son las que más consumen ansiolíticos y antidepresivos. Llegan a mis clases mujeres que han sido diagnosticadas por trastornos de la alimentación, trastornos de la ansiedad, depresión... También tienden a padecer más enfermedades relacionadas con el dolor crónico que los hombres como la fibromialgia, el síndrome de fatiga crónica, endometriosis o la sensibilidad química múltiple".

A pesar de que el mindfulness no es la cura a estas enfermedades, Chacín subraya que sí puede ayudar en la vivencia de la enfermedad e "incluso reducir el dolor". "Por ejemplo, cuando te vas a poner una inyección lo que haces es apretar la nalga porque sabes que va a doler. Es una reacción intuitiva, pero la enfermera siempre te dice que aflojes. Es un hábito que tenemos cuando algo duele; apretamos, contraemos todo el cuerpo y eso genera más dolor. Una de las cosas que se aprenden con el mindfulness es que cuando hay dolor en vez de apretar, debes soltar".

En el plano más emocional, el mindfulness se centra en eliminar el llamado "dolor secundario": "Un dolor provocado, no por la causa inicial, sino por tu hábito de relacionarte con el dolor". Es el que se genera cuando uno "se machaca a sí mismo" en vez de aceptarse. Con el mindfulness se intenta eliminar esa variable de dolor para así lograr a ser más amable con uno mismo y conseguir una mejor calidad de vida. 

"Para mí el beneficio más profundo que hay es dejar de sufrir. Cuando lo empiezas a practicar y empiezas a notar que hay una parte del sufrimiento que te produces tú misma. Una persona que tiene una calidad de vida más alta y tiene estados emocionales más equilibrados, se va a relacionar de manera más armónica y sana con las personas que le rodean, con sus seres queridos".

En definitiva, todo se reduce en adquirir la 'atención plena' para cuidarse a una misma y mejorar así la relación con el mundo. "Lo que cambia es la relación que tienes contigo misma y eso lo modifica todo porque, ¿cómo puedes ser amable con otros si no eres amable contigo mismo cuando te sientes mal? No es lógico", concluye.

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